Por Eduardo Videla
Buenos Aires sabe bien lo que
es perder sus bares más notables, algunos por quebrantos económicos,
otros bajo remodelaciones de dudoso gusto. Para que la crisis no los consuma
como ya ocurrió en muchos casos la ciudad lanzó
un programa para revitalizar algunos de esos lugares, algunos emblemáticos,
otros simples punto de encuentro para la gente de un barrio. El plan abarca
38 bares y confiterías, declarados de interés patrimonial,
que serán incorporados a un programa de difusión masiva
para fomentar el interés de turistas y vecinos, y recibirán
asistencia técnica para encarar reformas sin destruir sus características
más genuinas. Seis de ellos accederán, además, a
asistencia financiera para mejorar su estructura y equipamiento, entre
ellos, la alicaída confitería Ideal.
La iniciativa comprende a las especies más diversas que tiene la
ciudad: desde La Biela, en la Recoleta, o Clarks, en pleno centro,
hasta el Bar Oviedo, en Mataderos, o el Café de García,
en una esquina de Devoto. En el medio se encuentran lugares emblemáticos,
como el Florida Garden (Florida y Paraguay) o el Bar Bar O (en el pasaje
Tres Sargentos), ambos referentes de los movimientos artísticos
de los 70; La Giralda, una de las pocas confiterías de la
avenida Corrientes que no claudicó ante la ola de bares globalizados;
o clásicos como el Querandí (Perú y Moreno), El Tortoni
(en Avenida de Mayo) y la recuperada Las Violetas (Rivadavia al 3900).
Algunos tienen valor histórico y cultural, porque han sido
lugar de encuentro de personajes ilustres. Otros tienen valor arquitectónico,
o social, porque son puntos referentes dentro de un barrio, explicó
la subsecretaria de Patrimonio Cultural, Silvia Fajre, para justificar
por qué se eligieron a éstos y no a otros bares importantes.
No se tuvieron en cuenta aquellos que hicieron reformas sin respetar
sus características originales, agregó la directora
del área, María Arias Incollá.
El secretario de Cultura, Jorge Telerman, presentó una serie de
38 folletos, uno para cada confitería, con ilustraciones fotográficas
y una reseña de su historia y características. El trabajo
es el resultado de la investigación realizada por el arquitecto
Horacio Spinetto, autor del libro Cafés de Buenos Aires. Cada uno
de los bares repartirá a sus clientes folletos de sus compañeros
de ruta, para que los turistas o simples parroquianos se interesen en
conocer los bares favorecidos por el plan.
El saber popular identifica a propietarios de los bares con los inmigrantes
gallegos. Pero en realidad, los gallegos se dedicaron más
a los almacenes, mientras que los bares son en su mayoría de asturianos,
precisa Spinetto, que pasó buena parte de los últimos años
acodado en barras y mesas más diversas.
Spinetto cuenta, por ejemplo, que en la London City (Avenida de Mayo y
Perú) transcurren algunos pasajes de Los Premios, de Julio Cortázar.
Y apunta que el American Bar, de Diagonal Norte al 600, tiene en un rincón
una campana de bronce que, en mejores tiempos, era blandida por aquel
parroquiano que había decidido pagar una vuelta para
toda la concurrencia.
El programa incluye intervenciones en seis bares y confiterías
que serán financiadas por la ciudad. Comprenden la restauración
de farolas, vitraux, arañas y cielorrasos y la recuperación
de los pisos en La Ideal (Suipacha 384), una confitería abandonada
hace tiempo por el público, que sobrevive gracias a las clases
de tango y los espectáculos que organiza; la reconstrucción
del palenque donde los parroquianos ataban sus caballos y
la recomposición del mobiliario en el Oviedo, de Mataderos; y la
recuperación de pisos y luminarias en La Embajada (Santiago del
Estero 88), que nació como almacén cuando a los alimentos
importados se los llamaba ultramarinos y la calle Hipólito Yrigoyen
se llamaba Victoria.
Ese modelo de despacho de comestibles devenido en bar se reproduce
en los barrios. Como en el caso de El Almacén de Matheu al 800,
que fuerecuperado hace poco, después de estar cerrado, y mantiene
el mismo mobiliario de origen.
Los bares esperan que ésta sea la bocanada de aire que necesitan
para no bajar la persiana. Ajenos a esta demanda, en los 36 Billares (Avenida
de Mayor al 1300), un puñado de hombres que rondan los 60, sigue
concentrado en los cubiletes y los mazos de naipes, como cada tarde, entre
café y café. Hasta que el bar aguante.
El
MARATON DE CARREFOUR, EL DOMINGO
A transpirar la camiseta
Quien se crea capaz de correr
a buen paso ocho kilómetros tiene una cita el próximo domingo.
La largada es a las diez de la mañana, cuando empieza el maratón
Carrefour, que cada año reúne a una multitud de porteños.
Esta vez el recorrido va de 9 de Julio y Avenida de Mayo hasta Lugones
y Pampa.
El pronóstico parece estar a favor: si se cumplen los anuncios,
la lluvia podría perdonar a los porteños este fin de semana.
En cualquier caso, se anticipa que el evento no se suspende por lluvia.
La inscripción es gratuita y los participantes se identificarán
con una pechera que proveen los organizadores.
La largada es a las diez de la mañana. El recorrido se inicia por
el carril central de la avenida 9 de Julio hasta el acceso a la autopista
Arturo Illia y continúa por la autopista, en ambas manos, bajando
en Av. Lugones. La llegada está en Lugones y Pampa, y se prevé
que los primeros corredores alcancen la meta en torno a las 11 horas.
La cadena francesa anunció que en cuatro puestos de hidratación
se proveerá a los participantes con más de 700.000 botellas
de agua. Unas 300 personas están afectadas para atender a los corredores.
También habrá 34 ambulancias y 8 puestos sanitarios para
brindar asistencia médica. El operativo se completa con patrullas
móviles y puestos fijos de la Cruz Roja y el SAME.
En cuanto a la seguridad, unos 600 efectivos de la Policía Federal
estarán distribuidos a lo largo del circuito. A ellos se suman
unos 1500 empleados de Carrefour que colaboran en la seguridad y organización.
Los espacios de la prueba estarán delimitados por más de
30 kilómetros de vallas metálicas y 50 kilómetros
de cintas.
La empresa, que a propósito de este evento dona equipamiento y
material quirúrgico a los Hospitales Pedro de Elizalde y Garrahan,
suele congregar multitudes en estos maratones. La que batió récords
fue la de 1999, con 104.000 corredores.
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