Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


RACING PERDIO EL INVICTO EN SU VISITA A LA BOMBONERA
Lo ganó Boca, lo celebró River

La victoria, en el adelantado
de la 15ª fecha, por 3-1 supone una bisagra en el desarrollo del Apertura. Con Riquelme y fútbol, más goles de Guillermo Barros Schelotto, Delgado y Carreño, el equipo de Bianchi desnudó las carencias del líder, que aunque mantiene su ventaja en el torneo, puede esperar ahora una reacción entusiasta de su más inmediato perseguidor.

Por Pablo Vignone

Boca tocó el timbre y preguntó:
–Señora, me tengo que ir. Antes de tomar la leche, ¿no lo deja a Racing salir a jugar un rato?
La Señora AFA lo dejó salir. Pero Racing no tenía ganas de jugar. Y tampoco supo cómo. Porque, la verdad, no acostumbra. Porque le sabe mejor la enjundia que el placer. A diferencia de Boca, que cuando quiere puede jugar –y de lujo– porque tiene alguna reserva. Y entonces, entre uno que juega cuando quiere, y el otro que aunque quiera no puede, se armó un partido que entusiasmó, que entretuvo, que cumplió con las tremendas expectativas creadas en torno. Lo ganó Boca y lo ganó muy bien, superando a Racing en todos los rubros y, se supone, poniéndole una bisagra al campeonato.
Será lícito argumentar que la diferencia no fue sólo Juan Román Riquelme sino lo que se generó en torno a él. Por lo que se contagiaron sus compañeros, la mayoría en un más que aceptable nivel para el trato de la pelota y la apertura de los espacios, y por la tímida respuesta que produjo en el rival. Si Reinaldo Merlo le había encontrado la vuelta a su equipo ubicando a José Chatruc como generador, verlo al enganche dedicado en el primer tiempo a seguirlo de cerca a Riquelme, como marcador miti y miti, daba una pauta perfecta de las diferencias que se percibían en el campo.
Boca perdió el control de la pelota apenas durante cinco de los noventa minutos, allá entre los 15 y los 20 del primer tiempo. Racing, como se presumía, lo respetó demasiado. Ni siquiera cuando el local se puso en ventaja el puntero eligió arriesgarse a perder el equilibrio. Resultó de una magistral habilitación de Riquelme a Delgado, que ante la salida de Campagnuolo tocó con inteligencia hacia adentro, por donde entraba el Mellizo Guillermo como una locomotora para clavarla a media altura. Pero Merlo pretendía que el 4–4–2 que montó ayer en la Bombonera no hiciera agua, como para esperar el entretiempo y elaborar otra estrategia para, a lo sumo, empatar: lo que siempre dejó en evidencia la lectura del partido fue que Racing tampoco quería arriesgarse a más. Por eso exacerbaba su sello característico, la lucha y la disputa, para mantener maniatado el trámite.
Y mientras Racing calculaba febrilmente, sin resultado, Boca se dedicaba a volar. Y gozaba. Tuvo esos últimos 20 minutos finales para el aplauso, que hizo eclosión cuando Riquelme entró al área con pelota dominada tras un corner, ensayó una finta ante Campagnuolo y la pelota se perdió finita tras el segundo palo.
Merlo tardó un rato en decidirse a cambiar figuritas, mandando a Maceratesi a la cancha para tener tres puntas y sacando a Chatruc, que no había hecho nada ni creando ni tapando. Casi diez minutos. Todavía estaban 0–1 abajo y Racing entiende de milagros. Sonaba como una apuesta lícita.
Esa decena fue suficiente para que Riquelme y Cía. descifraran la tibieza del rival. Al volante le bastaron otros diez minutos. Primero con una combinación muy similar a la del primer gol, pivoteando a Clemente Rodríguez, que el Mellizo se apresuró a definir, perdiéndola por arriba del travesaño. Al ratito le puso un tiro libre como con la mano en la cabeza de Delgado, que le ganó a los lungos del fondo racinguista y la cambió de palo, desairando a Campagnuolo.
En la hoguera del 2–0 se consumía el invicto del puntero. Boca seguía ejerciendo con firmeza la batuta del partido y en el cambio del fútbol por la fuerza salía ganando por robo. Racing se quedaba con diez por la expulsión de Ubeda –le pegó sin pelota a Delgado cuando estaba amonestado– y se veía venir la noche. Vino el 3–0 con una hermosa jugada que nació en un cambio de frente milimétrico del Diez, se corporizó en una pared de Riquelme con el Mellizo y terminó en un sombrero de Carreño sobre Campagnuolo que, al ratito, para evitar más, hacía tiempo en un saque dearco... El penal de Barbosa a Estévez, que vio Sánchez, fue meramente anecdótico.
Habrá que ver cómo se recupera Racing de una derrota que le van a cobrar recién dentro de 24 días. Se sabía que no era invencible, pero faltaba demostrarlo. Sin embargo, sigue siendo el puntero. Y convendría no olvidarlo. Si River celebró ayer el triunfo que le entregó su archirrival en bandeja de plata, no debiera perder de vista que su asalto, si quiere llevarlo a cabo, recién empieza ahora.

 


 

BOCA FUE SUPERIOR LINEA POR LINEA
Que se agarre el Bayern Munich

Por Facundo Martínez

Boca hizo muy bien los deberes ante el puntero del Apertura y demostró que puede ser protagonista exclusivo, aun en un período considerado de ensayo, con un esquema táctico alternativo; siempre que, por supuesto, Juan Román Riquelme esté con las luces encendidas. No le costó al conjunto de Carlos Bianchi trabajar el encuentro, dominarlo y controlarlo luego con el marcador a favor, aunque mucho lo ayudó en esto la floja producción de Racing. Línea por línea, Boca fue superior y hasta le sobró, tanto que el entrenador se animó a sacar faltando 20 minutos a varios de sus talentos para darles descanso y para seguir probando hombres y posiciones en el campo. El equipo cumplió con las expectativas previas: frenar el envión del máximo candidato y tomar prestancia ante el compromiso frente al Bayern Munich, por la Copa Intercontinental que se disputará el 27 de noviembre en Tokio.
La línea de tres, con Mauricio Serna como líbero, volvió a dar buenos frutos; encima esta vez no estuvo Rolando Schiavi y la actuación de su reemplazante, el juvenil Joel Barbosa, fue más que meritoria; cuando le tocó jugar de stopper así como cuando el técnico rearmó la línea de cuatro y debió correrse al lateral izquierdo, desde donde continuó aportando su marca y una interesante claridad en la salida. Mientras que Nicolás Burdisso, prolijo y seguro, se las arregló para neutralizar a Maximiliano Estévez y a Diego Milito, respaldado por Serna, que anduvo bien en los cierres, mostrándose cómodo y contundente en esa posición. Detrás de estos tres, Oscar Córdoba no tuvo demasiado trabajo, aunque por apresurarse tuvo una mala salida en el complementario, en una jugada que no prosperó.
Bien y segura estuvo también la zona de volantes, con Gustavo Pinto y Cristian Traverso en el medio, cortando y anticipando –aunque con algunas desprolijidades–, y los juveniles José Calvo y Clemente Rodríguez sobre los laterales; el primero más suelto en la primera mitad y contenido en la segunda, y el otro, a la inversa, buscando siempre sorprender a la defensa de Racing en sociedad con Riquelme, que fue la figura excluyente del encuentro porque jugó el partido que debía y no escatimó esfuerzos para pensar por el resto del equipo, pergeñando las jugadas que fueron determinantes. No pudieron con él ni Adrián Bastía ni José Chatruc; recostado por momentos sobre los laterales, buscó con éxito abrir el mediocampo rival, arrastrando a su marca.
En la ofensiva, Marcelo Delgado y Guillermo Barros Schelotto tuvieron actuaciones con intervalos: en unas bien con la pelota, en otras egoístas y erráticos, aunque en el balance cumplieron con creces, ya que junto con Riquelme fueron protagonistas de los tres goles.

 

“Boca supo lo que quería”

Exultante por el triunfo sobre Racing, Carlos Bianchi se mostró conforme e ilusionado con la producción de su equipo. “Esta era una buena ocasión para cada uno de los jugadores, en el sentido de decirme a mí que tienen que estar presentes el 27 de noviembre contra Bayern Munich. Y no la dejaron pasar”, manifestó el entrenador, quien consideró que “Boca opacó a Racing” y rescató del encuentro que “Boca fue mucho más que Racing, por situaciones de gol, mejor manejo de la pelota y porque casi no le causaron problemas defensivos, lo cual fue muy importante”.
Con respecto al rival, el técnico agregó: “Racing no podía venir a la Bombonera en mejores condiciones, y más después de ese espectacular triunfo contra Estudiantes. Pero se encontró con un Boca que desde el primer instante supo lo que quería y que demostró que quiere pelear hasta la última fecha, aunque lograr el título, como se nos dio el año pasado después de ganar la Copa Intercontinental, será muy difícil”.
Por último, Bianchi elogió la actuación de Juan Román Riquelme, pero también la de los juveniles Joel Barbosa y Gustavo Pinto, “que cumplieron a la perfección” lo que les pidió. “Boca fue mucho más que Racing y el futuro de Boca sigue estando ahí, en los chicos. Allí es donde hay que seguir perseverando”, prosiguió el técnico.
Guillermo Barros Schelotto sintió sensaciones encontradas tras el partido: “Siento una sensación rara porque perdió Gustavo pero el fútbol es así. Boca jugó en un nivel bárbaro y de esta manera crecerá la posibilidad de ganar en Tokio”, dijo.

 

A RACING LE HABIA SIDO UTIL EN LA PLATA
El 4-4-2 no le dio resultado

Por Ariel Greco

Racing dejó su invicto en la Bombonera, aunque todavía mantiene intactas sus chances de conseguir el título. Consciente de que el de ayer era uno de los partidos más difíciles que le quedaba, Racing salió decidido a buscar el empate, pero se quedó con las manos vacías. La idea de Merlo fue clara. Copió una parte del esquema efectivo de La Plata e intentó desarrollarlo en la Bombonera. Dejó de lado la línea de tres-cinco de los partidos anteriores y apostó por dos de cuatro, con Maciel otra vez en el medio junto a Bastía, y Viveros y Chatruc como salida por los costados. Más allá de la idea táctica en la pizarra, el inconveniente fue la puesta en escena. Las razones de semejante debacle son varias, desde una actitud timorata hasta bajas producciones individuales, pasando por la imposibilidad de detener a Riquelme.
Este fundamento es más que obvio: el rival –llámese Riquelme– también juega. El conductor de Boca leyó el partido y se tiró a la izquierda. Desde allí manejó a su equipo y desordenó a Racing. Más allá de su fervor, a Bastía le costó tomarle la vuelta y quedó obligado a tirarse a ese sector, dejando un hueco por el centro. Como con el volante central no alcanzaba, Chatruc también se retrasó para tratar de contener, sin éxito, al estratega rival. La ecuación sencilla indica que el supuesto conductor de Racing debió desdoblarse para marcar a su colega boquense. Así, a los de Avellaneda les costó generar juego, y los delanteros quedaron aislados.
Otra de las causas hay que buscarla en las actuaciones individuales. En el equipo de Merlo es muy difícil rescatar ayer una figura. Si bien contó con labores correctas, como las de Bedoya, Viveros o Vitali, en general sus jugadores rindieron menos de como venían haciéndolo. Milito y Estévez casi no participaron del juego, aunque a su favor hay que tener en cuenta que fueron muy pocas veces habilitados. Estévez generó varias infracciones pero abusó de las caídas. En el fondo, a los dos centrales les costó demasiado cerrar a los costados y quedaron muy expuestos ante la velocidad de los delanteros rivales. Y Maciel, tal vez el termómetro del equipo en lo que va del Apertura, padeció en la mitad de la cancha sin poder afirmarse como el volante de contención que Racing necesitaba.
La cautela con salió a jugar el equipo de Merlo, con la clara premisa de agruparse cerca de Campagnuolo para cuidar el cero e intentar salir de contragolpe con la velocidad de Estévez y Milito, no es novedad. El planteo fue similar al que exhibió en el arranque en La Plata, casi con los mismos resultados. La gran diferencia es que a Boca le sobró el oficio para manejar el partido que le faltó a Estudiantes en aquella ocasión. Cuando Racing arriesgó en busca del empate con tres delanteros y un jugador menos por la expulsión de Ubeda, Boca aprovechó el desorden para liquidar el encuentro. Lo único positivo para Racing es que, por el trámite, zafó de la goleada.

 

“Riquelme, el mejor del mundo”

De la misma manera que intenta mantener la cautela en las victorias, Reinaldo Merlo minimizó las consecuencias de la caída. “No hay que hacer ningún drama porque nos ganó un buen equipo”, aseguró Merlo, que elogió de una manera muy particular a Juan Román Riquelme. “Sigo pensando que es el mejor del mundo. Si querés anularlo, tenés que entrar con un revólver. Tratamos de tomarlo en zona, pero él es un gran jugador que desequilibra. Contra los grandes que desequilibran, a veces no se puede”, analizó el entrenador racinguista.
En cuanto a las causas de la derrota, el técnico admitió que se cometieron equivocaciones. “Nos superaron en todo el partido, pero no voy a entrar en los detalles. Los errores de mi equipo los hablo con mis jugadores. Si tengo que hacer una autocrítica, será en el hotel con ellos”, remarcó Merlo, que no cuestionó la actuación del árbitro Angel Sánchez, algo que hicieron algunos de sus jugadores. “Boca nos ganó muy bien, acá no hay excusas posibles”, dijo el entrenador.
En cambio, Maximiliano Estévez acusó a Sánchez de dirigir “con mala leche en algunas jugadas del partido”. Estévez se quejó de la tarea del árbitro, que según su criterio dirigió a favor de Boca. “Y después dicen que a nosotros nos ayudan. Por favor. Si Sánchez cobró siempre para Boca. Así no se puede jugar”, señaló el jugador.

 

PRINCIPAL