Por Claudio Zlotnik
El jueves a la tarde, un par
de horas antes del anuncio del nuevo paquete de medidas, los principales
banqueros se comunicaron con los gobernadores justicialistas de las provincias
más chicas. El mensaje fue concreto: el plan no iba a contar con
el respaldo de los bancos. Al mismo tiempo, formularon un pronóstico
que enmudeció a los mandatarios: la suerte de Domingo Cavallo estaba
echada y, sin respaldo, su caída era cuestión de tiempo.
La anécdota refleja la fuerte oposición que originó
entre los financistas el proyecto para reestructurar la deuda a tasas
más bajas, una medida que disminuirá las ganancias de las
entidades. Algunos banqueros ya hablan de una guerra contra
el mediterráneo. El anuncio del canje, al que los financistas califican
de compulsivo, provocó nerviosismo en los mercados.
El riesgo país tuvo un cierre record de 2441 puntos, aunque el
máximo del día fue de 2522, con un derrape de los títulos
públicos del 8 por ciento y del 2,8 por ciento de las acciones.
No obstante, el dato financiero más preocupante fue la aceleración
de la huida de depósitos: el miércoles pasado (último
dato disponible) de los bancos se fueron 686 millones. El hecho de que
la tasa interbancaria tocara ayer el 300 por ciento anual permite avizorar
que la salida de depósitos habría continuado. Señales
de cómo se desarrollarán las próximas jornadas si
el objetivo es desestabilizar al mediterráneo.
Aunque hay banqueros que prefieren bajarle el tono a la disputa con Cavallo,
lo cierto es que los hombres del sistema financiero se encuentran en un
estado deliberativo permanente. Hasta dos horas antes de los anuncios
presionaron para que Cavallo aceptara su propuesta de trueque. En esas
gestiones de último momento, el interlocutor de los financistas
fue el viceministro Daniel Marx, el funcionario que mejor entiende las
inquietudes de la city. En su oferta, los bancos aceptaban tomar nuevos
títulos de la deuda al 7 por ciento anual. Pero a cambio reclamaban
que la diferencia entre ese costo y el de los viejos bonos
se capitalizara. Una operación que serviría para patear
para adelante el problema de la deuda pero no lo resolvía, al estilo
de lo que se hizo en el megacanje. Cavallo desairó a los banqueros
y a su segundo y se inclinó por el proyecto ideado por su asesor
Horacio Liendo: bajar el costo de la deuda sin capitalización.
Enterados de la decisión que había tomado el ministro, los
responsables de los principales bancos de la plaza financiero decidieron
faltar a la convocatoria en el Banco Nación. Y siguieron los discursos
en la sede de la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), en
plena city. Desde allí, pidieron una urgente reunión con
Roque Maccarone, presidente del Banco Central, que se concretó
ayer en el edificio de Reconquista al 200. En el encuentro con el funcionario,
los banqueros plantearon amargamente sus quejas por el canje y reclamaron
una ayuda del Central para hacer frente a la corrida: una flexibilización
para cumplir con los encajes. Maccarone accedió.
Según expresan los financistas, el canje de la deuda propuesto
por Cavallo aumenta la incertidumbre sobre el futuro de la economía.
Y una muestra de ello es la advertencia que plantearon las calificadoras
de riesgo internacionales. Precisamente, una de ellas, la inglesa Fitch
bajó la nota argentina de CCC- a CC
y la dejó a un paso del default. Un hecho que, advirtió
la agencia, ocurrirá a menos que los nuevos bonos sean garantizados
por instituciones multilaterales. Al mismo tiempo que Fitch divulgaba
su comunicado, el riesgo país escalaba hasta 2522 puntos. Un pico
desde el cual descendió recién cuando el Grupo de los Siete
y el FMI dieron un tibio respaldo a las medidas (ver página 5).
En medio de la incertidumbre, una ola de rumores sacudió a la city,
dando cuenta desde la posibilidad de la renuncia del ministro de Economía
hasta un posible feriado bancario, pasado mañana. Esto último
fue desmentido en forma oficial por el Banco Central. Igualmente, el martes
los bancos estarán cerrados por el Día del Bancario. Por
otra parte, según fuentes bancarias, la huida de depósitos
continuó ayer a un ritmo similar al del miércoles, cuando
empresas y particulares sacaron de los bancos 333 millones. También
bajaron las reservas en 389 millones
La guerra Cavallo-banqueros encuentra a un ministro jugando su última
carta para sacar a la Argentina de la depresión económica.
Y a los financistas oponiéndose a ser ellos el centro de un ajuste.
Para ganar la pulseada, están dispuestos a agitar fantasmas. En
diálogo con Página/12, el director de uno de los bancos
líderes expresó sus advertencias:
Nos piden un esfuerzo
mientras los políticos siguen bailando en la cubierta del Titanic.
Habría que hacer
un ajuste de 6000 millones para cumplir con el Déficit Cero.
Ese objetivo sería
lograble en caso de una gran comunión política, empezando
por el acuerdo entre la Nación y las provincias.
Si no se cumple con esa
meta, el Producto caerá 10 por ciento en 2002. Un canje traumático
nos llevaría a ese escenario.
Desde el Palacio de Hacienda también plantearon su visión.
No existen los bancos
en los cementerios. A ellos no les sirve de nada un desenlace fatal.
Si rechazan la operación
podríamos computar los viejos títulos a valores
de mercado. (Esta maniobra afectarías el patrimonio de los
bancos). No obstante, el ministro permitirá que los nuevos bonos
sean computados al 100 por ciento de su valor, algo que ahora no sucede.
Y que esa ganancia de capital estará exenta del impuesto a las
Ganancias.
Jugadores independientes de la pelea, como consultores económicos,
dijeron a este diario que las entidades financieras terminarán
por aceptar la transacción. Y que, en todo caso, el futuro de Cavallo
y de la economía se jugarán en la evolución de los
depósitos y en el grado de aceptación que la operación
tenga entre los inversores del extranjero.
Frenkel y los frutos
El flamante asesor de Domingo Cavallo, el estadounidense Jacob
Frenkel, justificó la reestructuración de la deuda
encarada por el ministro, al señalar que esa es la condición
para que la economía vuelva a crecer. Además, el ejecutivo
de Merrill Lynch, pidió a los inversores internacionales
hacer un esfuerzo para entender la operación que puso en
práctica la Argentina. Por la consideración
de que un efecto dominó pueda aparecer, es importante que
los mercados aprecien que Argentina tomó la iniciativa en
sus propias manos y básicamente dijo: resolvamos los problemas
entre nosotros acreedores y deudores dentro y fuera
del país, advirtió Frenkel en declaraciones
a la cadena CNN. Pese al entusiasmo mostrado por el canje, Frenkel
señaló que los frutos no se verán de
un día para el otro, y estimó que hasta que
ello ocurra la economía podría ser auxiliada con fondos
provenientes de los organismos multilaterales de crédito.
Por último, destacó que el plan del Gobierno es un
gesto noble ya que lanzó un programa sin
salir a pedir dinero, aunque advirtió que el
crecimiento es lo único que puede asegurar a los acreedores
que hay capacidad de pago.
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NICOLAS
GALLO DESAFIO A LOS FINANCISTAS QUE SE OPONEN AL CANJE
Los especuladores externos van a perder
Los principales
bancos de inversión guardaron cautela en las últimas horas
y se cuidaron de no difundir informes de sus analistas abiertamente críticos
de la reestructuración de deuda anunciada por Domingo Cavallo.
Sin embargo, en estricto off the record, los analistas jefe de tres bancos
de primera línea que operan con Argentina no dudaron en disparar
misiles no sólo contra el plan sino contra la continuidad de Cavallo
al frente del Ministerio de Economía. Tal es así que la
decisión del Gobierno de reducir unilateralmente los intereses
de la deuda parece haber sido tomada como una virtual declaración
de guerra por el mercado.
Los especuladores externos no van a perder la batalla, sino la guerra
entera, bramó ayer por la mañana el secretario general
de la Presidencia, Nicolás Gallo, cuando el riesgo país
no dejaba de subir, como respuesta a las medidas anunciadas horas antes.
Sin embargo, en el mercado creen que ya no hay especulación
sino huida generalizada de capitales de los activos argentinos. Afuera
están vendiendo todo a cualquier precio, comentó uno
de los economistas-jefe de un banco de inversión extranjero a este
diario, cuando ya promediaba la tarde y se conocía que el riesgo
país rozaba los 2500 puntos, cómodamente arriba del riesgo
de Nigeria. Los de afuera no quieren tener un bono argentino nunca
más, apuntó otro, no menos crítico de la estrategia
oficial. Esto no dura una semana, sentenció un tercer
analista, después de haber mantenido una teleconferencia con colegas
del exterior.
Los argumentos en contra del plan se concentran en que desde la
perspectiva del mercado el canje de deuda propuesto
no es voluntario, como anunció el ministro, sino compulsivo.
Y, fundamentalmente, que asesta un golpe a los grandes bancos locales
y sus AFJP, que en conjunto poseen el 50 por ciento de todos los títulos
públicos emitidos por el Gobierno.
Los bancos son los únicos que perciben el ajuste, se
quejaron ante Página/12. En este sentido, cuestionan que Cavallo
haya dicho que buscará canjear el 100 por ciento de la deuda, que
actualmente rinde una tasa de interés promedio del 11 por ciento,
por nuevos bonos con tasas inferiores al 7 por ciento, con lo que el Gobierno
planea ahorrar unos 4000 millones de dólares al año. Dicen
que, sin otras garantías nuevos préstamos del Tesoro
norteamericano, el FMI, el Banco Mundial o el BID más que
la recaudación impositiva, es una quita lisa y llana de intereses.
Y agregan que entre los decretos se coló uno que vuelve forzoso,
desde el inicio, el canje para una porción importante de los fondos
administrados para las AFJP. Según la nueva normativa, las AFJP
podrán tener hasta el 100 por ciento de los fondos administrados
invertidos en títulos públicos, cuando hoy el límite
máximo es del 64 por ciento. Sin embargo, la condición es
que hasta el 50 por ciento sea en deuda sin garantía, con lo cual
en los próximos días las AFJP se verán ante un dilema
de hierro: vender un 14 por ciento de sus títulos en cartera (poco
más de 2000 millones de dólares) a los valores de mercado,
realizando grandes pérdidas, o aceptar el canje por los nuevos
títulos de tasa reducida.
También cuestionan duramente la decisión de reducir por
el plazo de un año prorrogable otro año el aporte
personal de los asalariados a las AFJP del 11 al 5 por ciento, lo que
consideran directamente una medida expropiatoria.
Usted dice que los únicos afectados por el ajuste son los
bancos, pero en la última década los únicos que no
ajustaron fueron precisamente los bancos apuntó este diario
al analista, indignado por haberse puesto esta vez al establishment financiero
en la mira del ajuste.
Es falso que los bancos no hicieron el esfuerzo, que no hicieron
su ajuste. ¿Cuál fue la pérdida de capital que tuvimos
que hacer los bancos por tener los activos repletos de títulos
de la deuda, que hoy valen entre un 30 y un 50 por ciento menos? Nosotros
(por el banco al que pertenece) tenemos 2000 millones en bonos de la deuda
contestó molesto. En realidad, los bancos financiaron al
Gobierno durante la última década tentados por las altas
tasas de interés y la seguridad de que desde el Cavallo de la era
Menem hasta la fecha, el Estado argentino pondría en la cola de
pago en primer lugar a los acreedores y recién después a
jubilados, empleados públicos y proveedores, como de hecho ocurrió
con la ley de déficit cero. Además, no todos los bancos
tienen que realizar las pérdidas saliendo a rematar
títulos en el mercado. Hasta hoy, los que esperaron al vencimiento
de un título nunca dejaron de cobrar del Estado el 100 por ciento
del capital más los correspondientes intereses. Más aún,
el gobierno promete contar, por lo menos hasta mediados del año
próximo, con el financiamiento para hacer frente a la totalidad
de los vencimientos de capital de los títulos. Y lo que está
planteando es una disminución en los intereses; es decir, en la
rentabilidad.
Cerca del colpaso
financiero
Los diarios internacionales miraron con desconfianza el plan lanzado
por Domingo Cavallo. El más crítico fue el The Washington
Post, que advirtió que Argentina está cerca
de un colapso financiero. Y señaló que la reprogramación
de deuda anunciada parece carecer del esencial respaldo tanto
de políticos del país como de organismos multilaterales,
como el FMI. En una nota firmada por la corresponsal para
América latina, Antonu Faiola, el matutino tituló
Argentina, enfrentando el default, anuncia un plan voluntario
para bajar los intereses de su deuda. Se refiere al canje
propuesto por Cavallo a los bancos para bajar los pagos de intereses.
También The New York Times dio cuenta de las nuevas medidas
al titular, en su sección internacional, Falta de certeza
afecta a Argentina. Plan para evitar el default. En tanto,
en España, El País dijo que Argentina intentará
renegociar su deuda para ahorrar 4000 millones de dólares.
Tras enumerar las principales medidas del canje de deuda, el corresponsal
en Buenos Aires explicó que Argentina ha demostrado
ser un pozo sin fondo. En diciembre de 2000 firmó con el
FMI el blindaje financiero de 40.000 millones de dólares;
después se puso en marcha un megacanje de deuda por 20.000
millones de dólares; y en agosto pasado acordó un
nuevo paquete de 8000 millones.
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EL
PLAN QUE IRRITA A LOS BANQUEROS
¿Será voluntario?
La condiciones del canje propuesto
por el Gobierno son las siguientes:
La operación será
voluntaria.
Involucra al total de la deuda
emitida en bonos, por 92.000 millones.
La nueva deuda devengará
una tasa de interés no mayor al 7 por ciento anual, o hasta 3 puntos
sobre la tasa Libor.
Los bonos que actualmente están
en circulación tienen un costo para el Estado del 11 por ciento
en promedio.
El ahorro estimado para 2002
asciende a 4000 millones.
Además del ahorro en
intereses, se extenderán los plazos de aquellos vencimientos de
capital a ocurrir antes de diciembre de 2003.
Se estima que el canje local
podría llegar a unos 40.000 millones: 15.000 millones por títulos
en poder de los bancos; otro monto similar por las tenencias de las AFJP;
5000 millones de las aseguradoras y otros 5000 millones de los fondos
comunes de inversión e inversores particulares.
La conversión de la
deuda se ofrecerá a bancos, fondos de inversión, compañías
de seguro y AFJP. Por ahora quedan exceptuados los inversores del exterior
aunque el Palacio de Hacienda puede lanzar la operación en cualquier
momento.
El canje internacional se llevaría
a cabo recién cuando Cavallo consiga las garantías de los
organismos internacionales.
Para justificar la menor tasa
de interés, los inversores recibirán garantías de
cobro. En este caso será la recaudación impositiva, incluyendo
el impuesto a las transacciones financieras.
Si los inversores obtienen
alguna ganancia con la operación, quedarán exentos del impuesto
a las Ganancias. Se prevé que este será el caso de los bancos,
que en la actualidad computan sus bonos por debajo del valor nominal.
Economía podrá
recomprar los títulos emitidos y seguir emitiendo bonos con garantías.
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