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EL GOBIERNO SE DA ANIMOS EN LO QUE, CREE, ES UNA BATALLA EPICA
De la Rúa, combatiendo al capital

Los principales funcionarios de la Rosada creen que por primera vez se da una pelea fuerte al sector financiero y apuestan al apoyo del FMI, el G-7 y a acordar con los gobernadores. Por supuesto, ponen sus esperanzas en que Cavallo debe saber qué hace.

Fernando de la Rúa se hizo un chequeo de rutina, ayer, un día en que los mercados no fueron dóciles.

Por José Natanson

Un cierto aire de batalla invadió ayer al Gobierno, cuyos funcionarios vivieron la primera jornada postanuncios en un clima épico, inédito desde los lejanos comienzos de la gestión. “Es la primera vez en mucho tiempo que un gobierno se mete en serio con los sectores financieros”, se entusiasmaba un ministro. Según la alentadora visión de la Rosada, el panorama se completaría con el apoyo del G-7 y de algunos sectores políticos y empresarios, más dos movidas que –dicen– estarían por llegar: una señal favorable del Fondo y el acuerdo con los gobernadores. “Eso ayudaría a torcerles el brazo a los mercados”, aseguraba un funcionario que ayer paseó junto a Fernando de la Rúa por los soleados jardines de Olivos. ¿Y si no?, le preguntó Página/12. “Van a ceder, cuando planificó todo esto, Cavallo sabía lo que se venía”, agregaba, con más optimismo que certezas.
Tantos días de espera parece que dieron resultado, al menos según la perspectiva que predominaba en el Ejecutivo. “Cuando esto se comprenda bien, las medidas van a dar resultados positivos”, aseguró el Presidente. “Se inicia una nueva etapa”, exageró su hermano Jorge. “Tenemos un combate contra los especuladores. Van a perder la guerra. Esta es nuestra batalla contra los que creen que se puede manejar la moneda de un país y con eso hacer pingües ganancias”, desafió el secretario General Nicolás Gallo.
Más concreto, un ministro aseguró que la tormenta financiera se disipará cuando el Gobierno pueda mostrar un marco mínimo de consenso, que tiene cuatro ejes:
u El apoyo del Grupo de los Siete, que ayer expresó su respaldo al plan a través del comunicado.
u El de algunos sectores empresarios, como la UIA, y de importantes dirigentes políticos, entre ellos Raúl Alfonsín y Eduardo Duhalde.
u Una señal concreta de los organismos de crédito. Aunque hasta ahora no hubo muchos gestos a favor (más bien todo lo contrario), en el Gobierno están convencidos de que finalmente conseguirán el respaldo. Confiaban en que De la Rúa podrá desplegar toda su seducción para convencer a George W. Bush –con quien se entrevistará el domingo a las 11 en el Waldorf Astoria de Nueva York– para convencerlo de que los Estados Unidos hagan valer su peso en los organismos internacionales.
u El acuerdo con los gobernadores. Ayer, De la Rúa pasó casi todo el día en Olivos (los jardines son preciosos los días de sol) y delegó en Colombo la ardua tarea de conversar con los jefes provinciales.
Hasta ahora, el Gobierno no tiene certezas sobre el apoyo del Fondo o el pacto con los gobernadores, por lo que el panorama optimista queda en el plano de los deseos. Poco, si se tiene en cuenta que el riesgo país superó los 2500 puntos, la Bolsa cayó y se registró una significativa fuga de depósitos.
Un importante funcionario aseguraba ayer que el malhumor fue acentuado por la desprolija puesta en escena que hizo el jueves el Gobierno. No sólo porque un retraso de último momento dejó a la platea esperando en el Banco Nación. También por una insólita decisión de Cavallo: en lugar de dar precisiones técnicas sobre el paquete, el ministro de Economía repasó el contenido general y mandó a todo el mundo a leer el Boletín Oficial. Los empresarios, economistas y banqueros se fueron bastante confundidos, sobre todo porque la copia de los decretos con los detalles de las medidas llegaron pasadas las once, cuando la mayoría se había retirado del auditorio del Banco Nación.
La anécdota ilustra el clima de improvisación que vivió el Gobierno en los últimos días. Ayer, por primera vez, los hombres de la Rosada se mostraban optimistas por el futuro inmediato, confiados en que la ofensiva de los mercados se apaciguará en poco tiempo. ¿Y qué pasa si no se consigue el apoyo del Fondo o el acuerdo con los gobernadores, o si esto no alcanza para evitar la tormenta financiera?, preguntó este diario a losministros y funcionarios. En todos los casos, la respuesta era la misma: Cavallo, que planificó el plan casi en soledad, acompañado sólo por un par de asesores y sin consultar ni siquiera a De la Rúa, previó que esta sería justamente la reacción de los mercados. O, como resumió más brutalmente un secretario de Estado cercano al Presidente: “Cavallo sabrá”.

 

Un chequeo de rutina

Cuando le practicaron una angioplastia, el Gobierno montó un cuidadoso operativo con el objetivo de no propagar la alarma. Lo llevaron en secreto a la clínica, lo operaron y recién difundieron la noticia cuando estaba fuera de peligro. El operativo dio resultado, hasta que después apareció el ministro de Salud, Héctor Lombardo, e informó que Fernando de la Rúa era arterioesclerótico. Ayer, el Presidente se sometió a un chequeo. “Estoy muy bien. Todo bien, normal, por suerte”, dijo cuando salía del Instituto Cardiovascular Buenos Aires. “No presenta ninguna alteración”, informaron en la clínica. Esta vez, por las dudas, el encargado de aclarar el asunto no fue Lombardo sino su médico personal, Cristian López Saubidet.

 

TIRONEOS POR LOS FONDOS SOCIALES
Dumón no se entrega

Por J. N.

Lejos de aclararse, los tironeos por fondos y partidas continúan. Ayer, cerca del ministro José Dumón aseguraban que los planes Trabajar seguirán en vigencia. La afirmación contradice las declaraciones de la titular de Seguridad Social, Patricia Bullrich, quien había asegurado que desaparecerán porque los recursos irán al nuevo programa social lanzado por el Gobierno.
El jueves, después de que se confirmara que el nuevo esquema asistencial de la Rosada la tendrá como protagonista exclusiva, Bullrich anunció que los fondos de los planes de empleo transitorio se transferirán al Sistema de Asistencia Integral de la Familia. Antes, ella, Dumón y el resto de los funcionarios involucrados se habían reunido para discutir el tema. Ayer, cerca de Dumón y del secretario de Empleo y Pymes, Enrique Martínez, sostenían que los programas continuarán dependiendo del organismo, aunque se convertirán en proyectos productivos. Según explicaron, una parte tiene una afectación específica a través de financiación del Banco Mundial y, por lo tanto, es intransferible. “Lo de Bullrich es el vértigo de la acumulación de recursos, pero nosotros tenemos el aval del Presidente”, aseguraron.
El problema es que el decreto a través del cual se crea el megaplan social no especifica qué partidas lo nutrirán, y sólo dice que será el jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, el encargado de reasignarlas. Ayer, cerca de Colombo explicaban que –salvo aquellos con afectaciones específicas– la mayor parte de los recursos pasarán a depender de Bullrich. “Todavía no sabemos cuánto se le quitará a cada ministerio, pero sí que la decisión estratégica es que la mayor parte de los fondos confluyan en el plan social maestro”, explicaban.

 

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