Por Martín
Piqué
El Presidente les había
pedido un esfuerzo patriótico en respaldo a las medidas
económicas, y los dirigentes políticos respondieron a su
manera, priorizando sus intereses. Dos variables condicionaban la opinión:
la situación financiera de las provincias, y las aspiraciones políticas
de cada cual. En el primer caso, se encontraron los gobernadores, enfrentados
con la Nación por el recorte en la coparticipación y, por
lo tanto, poco dispuestos a dar gestos de apoyo. En cambio, quienes no
tienen compromisos ejecutivos se hicieron eco del pedido oficial y brindaron
sostén político. Así, los respaldos más contundentes
partieron de Eduardo Duhalde y Raúl Alfonsín. Duhalde alabó
las medidas y prometió un apoyo decidido y militante.
Y Alfonsín se manifestó a favor de acompañar
al Gobierno en el cambio de rumbo.
Los dos son líderes partidarios, fueron recientemente electos y
no deben entregarse a la ingrata tarea de gestionar: Duhalde es titular
del Congreso del justicialismo y Alfonsín es el presidente de la
UCR. Pero las coincidencias no acaban allí. A juzgar por sus dichos
de ayer, pretenden dar un poco de aire al Gobierno en este momento crucial.
Además de elogiar las medidas, el peronista se sumó a la
demanda de De la Rúa: Lo que debe unirnos es trabajar juntos
con el Gobierno para la reprogramación de la deuda, subrayó.
Alfonsín, a su turno, firmó un documento junto a toda la
conducción radical, en el que se exhortaba a todo el pueblo
a mostrarse unido más allá de las diferencias partidarias
para derrotar definitivamente una etapa signada por el estancamiento
económico. La declaración fue también suscripta
por el chaqueño Angel Rozas, quien postergó por un tiempo
su enfrentamiento con Cavallo. Unas horas antes, había dicho que
las medidas estaban bien orientadas.
En cambio, los gobernadores del PJ se mostraron más escépticos.
El bonaerense Carlos Ruckauf consideró que la reestructuración
de la deuda que dispuso Domingo Cavallo es compulsiva. Hay
que intentar ayudar al gobierno nacional, pero también que ellos
ayuden porque lo que está ocurriendo es muy grave y me parece que
es una mala señal perdonar a los evasores, dijo. Y luego
agregó que no puede ser que se premie a quien no pagó.
Ayer era un día clave para el Ejecutivo. Sin embargo, Ruckauf viajó
a Cariló con la excusa de inaugurar la temporada y luego se recluyó
en Villa Gesell.
Otro mandatario peronista que estuvo crítico fue el salteño
Juan Carlos Romero. Recién llegado de un viaje por Washington,
aseguró que (el Gobierno) más bien ha montado una
presentación pero no un contenido y luego agregó que
no se ha logrado que la gente cambie sus expectativas. Según
Romero, el paquete anunciado por el ministro de Economía habría
tenido una mejor repercusión si hubieran sido
consensuadas con las fuerzas políticas. Las declaraciones
se entendían como un paso más en la estrategia del Frente
Federal, que consiste en presionar en el Congreso hasta derogar las facultades
extraordinarias del Ejecutivo.
Los miembros de esta línea del PJ, además, no tienen mucha
confianza en el nuevo plan ideado por Economía. Es más,
algunos hasta creen que está destinado al fracaso: Los banqueros
confían más en nosotros que en Cavallo dijo ayer a
Página/12 un legislador que representa a las provincias chicas.
Ellos creen en una refinanciación criteriosa de las deudas, que
sea más cara, como del 12 por ciento. Pero los pronósticos
pesimistas están balanceados con una afirmación que suena
casi como un mandato: Tenemos que mantener a De la Rúa en
la Presidencia.
Esta exigencia parece estar guiando la acción política del
peronismo, incluyendo el fervoroso apoyo de Duhalde. Así lo confiesa
en voz baja un operador muy influyente del PJ. (Duhalde) se está
cuidando porque cambió de criterio: cuando ganó las elecciones,
el 14 de octubre, pensaba que el Gobierno llegaba hasta el 2003. Ahora
empieza a dudar y por eso baja las críticas. Por ahora, la
prudencia se refleja en el apoyo al ¿último? intento de
Cavallo.
Entre la cautela y el rechazo
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Hugo Moyano (titular
de la CGT rebelde): Las medidas no resuelven nada para los trabajadores,
tienden a confundir a la gente y solamente pretenden aparecer como
una
solución para los que menos tienen o para los que más
necesitan, pero no cambian en el fondo las medidas que perjudican
a los argentinos. Mantener el
modelo económico vigente, que es de exclusión social,
sigue beneficiando a los que en los últimos años han
sacado rédito: los poderosos.
Aníbal Ibarra (jefe
de Gobierno porteño): El eje central es poder lograr
una reestructuración de la deuda, lo que básicamente
significa que miles de millones de dólares que van para pagar
intereses de la deuda puedan volcarse al
mercado interno, para la reactivación y para
aumentar el consumo.
Carlos Raimundi (diputado
nacional-Frepaso): Más allá del contenido de las
medidas, el problema está en quién las ejecuta, porque
este Gobierno tiene una base de incredulidad muy grande. Las medidas
anunciadas tienen un costado positivo y otro negativo, como el tema
de la baja de aportes, que es un aumento de sueldo, pero también
es una pérdida de la jubilación futura de los trabajadores.
Lo que veo de positivo es que se haya avanzado en reconocer el problema
de la reestructuración de la deuda como algo fundamental.
Raúl Baglini (diputado
nacional-UCR): Es una jugada en el extremo de las posibilidades
del Estado nacional, para dar cobertura social más alta, apuntalar
al consumo y dejar planteado un esquema de la reestructuración
de la deuda. (Las medidas) Apuntan a atender integralmente a las empresas
en el frente tributario, previsional y financiero. Hay que deponer
los intereses partidarios.
Juan Carlos Alderete (dirigente
piquetero): Se confunde a la gente, porque lo que viene es el
default y más ajuste a los trabajadores. Nosotros creemos que
estos anuncios que han hecho no han blanqueado la situación.
Es una gran mentira lo del aumento de salarios, porque en realidad
lo que están haciendo es achicar nuestra penosa jubilación.
Yo no creo que venga ahora la famosa reactivación de la economía.
Estos señores no explicaron de dónde van a sacar los
recursos y las inversiones para salir de esta situación.
u Héctor Polino (diputado nacional-ARI): Se disfraza
de revolucionaria toda una arquitectura que tiene como objetivo la
defensa de los beneficios que han obtenido las grandes empresas privatizadas
en el área de los servicios públicos, del sector financiero,
las grandes cadenas de supermercados y las petroleras. En cambio,
otorga una migaja a los sectores de menores recursos. |
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