Por Santiago Rodríguez
y Felipe Yapur
Después de dos semanas
de tironeos en los que muchos creyeron ver el principio de su extinción,
y cuya cara visible fue el proceso que concluyó con la ruptura
del bloque de la Alianza en Diputados, los dos sectores del Frepaso que
pugnaban por el control del partido se allanaron a una recomposición:
Carlos Chacho Alvarez y los suyos ya no se resisten a dejar
la conducción del partido en manos de Aníbal Ibarra y los
hombres del jefe de Gobierno porteño están dispuestos a
aceptar que sea secundado por Juan Pablo Cafiero en esa tarea. La
foto de Aníbal y Juampi les cierra a todos, dicen ahora unos
y otros y confían en esa dupla para contener a la tropa frepasista
como paso indispensable para después reconstruir el espacio del
progresismo. En ese marco, los intendentes del Frepaso y dirigentes de
todo el país se pronunciarán hoy a favor de que Ibarra presida
la fuerza.
Detrás del jefe de Gobierno porteño se encolumnarán
públicamente durante el Encuentro Nacional para Construir una Alternativa
Nacional, Popular y Progresista los intendentes Martín Sabatella
(Morón), Oscar Laborde (Avellaneda), Edgardo Di Dío (Lomas
de Zamora) y Julio Arriaga (Cipolletti), además del rosarino Hermes
Binner, quien compartirá la palabra con Ibarra en el acto de cierre
que se realizará a las 17 en el microestadio de Ferro.
Los frepasistas con los que comparte la experiencia de gestión
son el principal capital con que cuenta Ibarra en la puja por el control
del partido. A ellos suma, además, el grueso de la dirigencia del
interior, que lo ve como el único referente partidario desde el
día en que Alvarez anunció su retiro de la política
y dejó huérfano al Frepaso.
Chacho exhibió el ascendente que mantiene sobre algunos diputados
frepasistas durante el proceso que llevó a la ruptura del bloque
de la Alianza. El cabecilla de la mayoría que resolvió separarse
del radicalismo, el tucumano José Vitar, es hoy en día el
principal operador político de Alvarez y nunca desmintió
que la movida contara con un guiño del ex vicepresidente.
Los tantos de uno y otro quedaron expuestos en la discusión que
precedió a la ruptura del bloque y la disputa llegó la su
máxima expresión el lunes pasado, cuando la mayoría
de la mesa federal del Frepaso alineada con Ibarra acusó
a los diputados de pretender fijar la política partidaria y los
criticó por desentenderse de los frepasistas que tienen responsabilidad
de gestión. Lo mismo piensan de los legisladores otros intendentes,
como Sabatella.
La primera señal de recomposición se vio en el comunicado
con el que los diputados rupturistas anunciaron su separación de
la coalición, donde se habló de la necesidad de consolidar
e incluso ampliar con otros sectores progresistas la Alianza allí
donde es coherente con los principios que le dieron origen, tal el caso
del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
La incorporación de ese párrafo fue acordada en una reunión
entre Vitar y Ariel Schifrin, el operador político en el que Ibarra
delega los temas partidarios. Ambos pactaron en ese mismo encuentro suspender
la reunión de la mesa nacional del Frepaso prevista para ayer,
después de llegar a la conclusión de que se reproduciría
el mismo escenario que en la mesa federal, y hablaron por primera vez
de la posibilidad de un cierre con Ibarra y Cafiero en la conducción
del partido. Cafiero mantiene buen diálogo con Chacho y en un sondeo
que le hizo el ibarrismo coincidió en la necesidad de contener
a todas las expresiones frepasistas.
La fórmula Aníbal-Juampi es una buena síntesis,
confirmó un chachista a Página/12 y señaló
que estamos de acuerdo en mantener el partido unido y sin interna.
La interna es, precisamente, el fantasma que agitaron los ibarristas para
forzar un cierre que conviene a todos.
Ibarra sabe que para ir por un segundo mandato necesita a todo el progresismo
encolumnado detrás de sí. Si (Rodolfo) Terragno no
quiere ser (Horacio) Massaccesi, va a querer ser Ibarra, especulan
en su entorno y por eso apuestan a la recomposición del espacio
progresista; ya sea para disciplinar a los radicales que tienen como socios
y de los que por el momento no piensan desprenderse o para enfrentarlos
si es necesario. Por ese mismo motivo, en la intimidad no ven con malos
ojos la ruptura de la Alianza en Diputados y consideran que el bloque
del Frepaso puede convertirse en una bisagra para articular con
el ARI, el Polo Social e incluso otros sectores de izquierda.
Los chachistas hacen ahora la misma lectura y creen que antes que
nada es imprescindible hacer balance autocrítico. El punto
excluyente de sus planes es la repatriación de Alvarez. No
para pelear la conducción, pero sí como un dirigente honesto
e inteligente que todavía puede aportar a la construcción
de ese nuevo espacio, aclaran. También advierten que debe
hacer una autocrítica pública.
El dilema del PSP
Mientras en Diputados es un secreto a voces que los socialistas
populares formarán su propio bloque, los dirigentes porteños
de ese partido analizan qué hacer en la Ciudad de Buenos
Aires. La síntesis sería Ibarra sí, Frepaso
no, explicó a Página/12 el legislador Roy Cortina,
quien destacó que el jefe de gobierno es el único
referente que quedó en pie, no nos ha defraudado porque mantiene
la línea progresista, y no podemos cometer la irresponsabilidad
de abandonar el barco en la mitad de la travesía. Cortina
advirtió, de todos modos, que al progresismo hay que
reestructurarlo con nuevos instrumentos y nuevos contenidos y se
acabó la etapa de la transversalidad fácil, fundada
en un líder mediático y sin anclaje social y partidario.
La idea de los socialistas populares porteños, en principio,
sería aportar al espacio progresista pero desde
el socialismo sin mimetizarse en un frente e incluso reeditar lo
que fue la Unidad Socialista que años atrás compartieron
con los socialistas democráticos. El socialismo tiene
que tener un mayor protagonismo, sostuvo Cortina, quien estimó
que en la Legislatura podría funcionar como interbloque con
el Frepaso y las otras fuerzas del progresismo.
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DUHALDE
CONVOCO AL CONGRESO NACIONAL DEL PJ
Con un ojo en Don Torcuato
En una jugada sorpresiva, Eduardo
Duhalde convocó al Congreso Nacional Justicialista a sesionar el
próximo sábado 10, para convocar a elecciones de autoridades
del Consejo Nacional en marzo de 2002. Pese a que el senador electo del
PJ es el titular del Congreso, distintos sectores peronistas reaccionaron
ofuscados ante la repentina convocatoria. Duhalde está obsesionado
en su pelea contra Carlos Menem, razonaba un gobernador del PJ no
menemista, para explicar el sentido del llamado, dado que el ex gobernador
bonaerense buscará remover la conducción nacional, actualmente
en manos del riojano detenido en la quinta de Don Torcuato.
Duhalde ya ordenó enviar los 916 telegramas a todos los congresales
del PJ en el país, para la convocatoria a realizarse el sábado
próximo en el microestadio del Club Lanús. Preguntado por
la premura en llamar al Congreso, el ex vicepresidente de Menem invocó
una resolución de la jueza María Romilda Servini de Cubría,
que tras una presentación realizada por un congresal de Corrientes,
intimó a concretarlo de forma inmediata. Lo cierto es que
el Congreso Nacional Justicialista no se reúne desde hace más
de dos años.
Duhalde informó que quienes deseen competir en las elecciones internas
de marzo, deberán presentar las listas antes de fin de año.
Esa movida dejaría casi sin chances a Menem de retener su cargo,
habida cuenta que falta sólo algo más de un mes para ese
tope, y el ex presidente sigue preso como presunto jefe de una asociación
ilícita que vendió ilegalmente armas a Croacia y a Ecuador.
Por si faltara aclararlo, Duhalde dijo que seguramente se
presentará como candidato para presidir el Consejo.
El ex candidato presidencial en 1999 aseguró que había consultado
con Carlos Reutemann, gobernador santafesino y vicepresidente del Congreso,
la convocatoria al mismo. Sin embargo, operadores del Lole
rechazaron esa afirmación, y dijeron que la decisión de
Duhalde fue inconsulta.
Como está desocupado, Duhalde se corta solo y hace estas
cosas, en medio de los problemas del país y de las preocupaciones
de los gobernadores por la coparticipación y la situación
en sus distritos, decía un gobernador del PJ, de paso por
Buenos Aires para participar de las maratónicas jornadas del CFI.
Lo concreto es que el flamante senador puso en marcha su operativo para
sacarse de encima al menemismo. Además del llamado a elecciones
partidarias, planteará que cesen las intervenciones en Capital,
Corrientes y Catamarca, actualmente en poder de seguidores del ex presidente.
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