Por Rory Carroll
Desde
Islamabad
El contundente llamado de Osama
bin Laden a los musulmanes en Pakistán a levantarse contra su gobierno
fracasó ayer en su cometido, aunque los militantes que lo respaldan
aseguraron que habría grandes protestas la semana próxima.
Ayer se produjeron pequeñas manifestaciones, pero las ciudades
permanecieron en calma y los devotos salieron de las mezquitas sin provocar
manifestaciones violentas, como sucedió los viernes anteriores,
aunque no faltó la instigación a derrocar al presidente
Pervez Musharraf por su apoyo a los ataques aéreos norteamericanos.
A través de una carta dirigida a la cadena de televisión
satelital Al Jazeera, Bin Laden esperaba desestabilizar a un aliado clave
en la coalición liderada por Estados Unidos, alentando el amplio
descontento con el bombardeo norteamericano de Afganistán. Pero
no hubo problemas salvo en muy pocas áreas donde ya se estaban
dando las protestas. Miembros armados de las tribus locales continuaron
el bloqueo de la autopista de Karakorum, que lleva una semana desde que
Islamabad dijera que se estaba negociando la paz con la ayuda de los clérigos
musulmanes. La relativa tranquilidad de ayer representó un alivio
para el gobierno militar, que hace sólo cuatro semanas enfrentaba
una escalada de disturbios en respuesta a los ataques aéreos contra
su vecino musulmán. La carta firmada por Bin Laden, en su mayor
parte con referencias al Corán, urgía a Pakistán
a derrocar al gobierno. En su momento pareció un movimiento astuto
contra el eslabón más débil de la coalición;
sin embargo, la escasa respuesta de ayer sugirió que Bin Laden
fracasó en repetir el éxito de propaganda que representaron
sus dos emisiones en video del mes pasado.
La disposición policial a matar manifestantes y arrestar a tres
de los líderes de la oposición como parte de un duro castigo
a los disidentes parece haber desalentado todo tipo de protestas. Las
encuestas de opinión también muestran que el general Musharraf
cuenta con el apoyo de una mayoría moderada, pese a la repulsa
por las víctimas civiles en Afganistán. No obstante, algunos
expertos advirtieron que un volcán de ira podría estar a
punto de entrar en erupción. En la norteña ciudad de Marden,
una multitud de 10 mil personas exhortó al Ejército a derrocar
al presidente. En las ciudades de Karachi, Lahore y Quetta, los grupos
autoconvocados con esos mismos lemas fueron menores.
El Consejo Defensa afganopakistaní, una coalición
de 35 grupos islámicos, le dio un ultimátum al gobierno
hasta el próximo miércoles para que retire su apoyo a Estados
Unidos, incluyendo el préstamo de sus tres bases aéreas.
De otro modo, comenzaría dos días después una huelga
nacional acompañada de una campaña de desobediencia civil.
* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Mercedes López San Miguel.
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