El tabú ha sido quebrado,
y esta vez no por un pacifista extremo sino por el canciller laborista
israelí Shimon Peres: algunos asentamientos judíos en Cisjordania
serán removidos tarde o temprano. Y no por hacer un favor
a los palestinos. Hay algunos asentamientos que están provocando
violencia y no tienen futuro, admitió Peres en una entrevista
al diario Maariv. La idea que genera fricción al interior
de la coalición israelí gobernante- formaría parte
del plan de paz que Peres presentará en unos días a su Partido
Laborista. Ayer, la paradisíaca isla de Mallorca fue el escenario
del Foro Euromediterráneo donde se produjo el encuentro entre Peres
y el presidente de la Autoridad Palestina Yasser Arafat. Fuimos
invitados a una conferencia económica, y el propósito no
es sólo reunirse con el presidente Arafat. Con esto Peres
intentó limitar las expectativas acerca de un acuerdo, sobre todo
porque el gobierno israelí acusa al presidente palestino de no
querer terminar con el accionar de los grupos extremistas por lo
que todavía continúan ocupados seis territorios palestinos
autónomos. De cualquier manera Peres y Arafat podrían
reunirse hoy en privado.
A pesar de la oposición de los derechistas en su coalición
de gobierno, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, permitió
que su canciller se reuniera con Arafat en la conferencia. Sin embargo,
Sharon negó cualquier tipo de negociaciones formales con Arafat
porque cree que el líder palestino no ha hecho lo suficiente para
frenar la violencia y controlar a los activistas radicales. Aunque
no es inminente un comienzo de discusiones, tan pronto como los palestinos
estén listos para ofrecer garantías de seguridad, nosotros
nos retiraremos de las zonas ocupadas, afirmó Peres. Con
sus palabras el canciller confirmó que el gabinete gobernante no
acuerda las medidas a tomar: Sharon cree que todos los asentamientos
son importantes, pero yo opino que el mapa de asentamientos dificulta
las cosas para Israel e impide dibujar un mapa de seguridad y paz.
Estas diferencias al interior del gobierno israelí podrían
generar nuevos conflictos: Si fuera primer ministro, continuaría
negociando a pesar de la violencia, porque es imposible que haya un alto
el fuego sin conversaciones de paz, afirmó. Según
sus asesores más cercanos, Peres desea una retirada total de la
Franja de Gaza y que se evacuen 19 colonias de esta región en las
que viven 7000 personas. Los asentamientos judíos fueron construidos
en territorios capturados por Israel en la guerra de 1967 y son considerados
ilegales por la comunidad internacional.
El Foro del que participan representantes de 90 países
comenzó anoche. Horas antes, y en presencia del presidente español
José María Aznar y su par egipcio Hosni Mubarak, Peres y
Arafat se encontraron por primera vez desde el pasado 26 de setiembre
cuando ambos intentaron reforzar un acuerdo de tregua. Pocas semanas después
la fragilidad de ese compromiso se hizo visible cuando volvió a
estallar la violencia con el asesinato del ministro Rehavam Zeevi por
parte del Frente Popular para la Liberación Palestina. El Foro
se celebra cuando se cumplen 10 años de la Conferencia de Paz de
Madrid, que tuvo lugar en el Palacio Real y estuvo presidida por Mijail
Gorbachov y George Bush, padre. Fue el inicio del diálogo entre
israelíes y palestinos, que ha atravesado desde entonces numerosas
crisis y que hoy se encuentra en uno de sus peores momentos.
En tanto, un israelí murió y otro resultó herido
por disparos palestinos en Ramalá, Cisjordania. Asimismo, un niño
palestino de cinco años fue herido de un balazo tras un ataque
israelí en la Franja de Gaza, por lo que fue internado en un hospital
cercano, informaron fuentes médicas palestinas. En el sur de la
Franja de Gaza, tanques israelíes y palas mecánicas entraron
400 metros en territorios controlados por los palestinos, aplanando el
área y sacando árboles de raíz, dijeron testigos
y fuentes de seguridad.
PELIGRA
LA PAZ EN EL ULSTER
Otro coitus interruptus
La paz estaba llegando a Irlanda
del Norte. Pero los platos rotos el 7 de mayo volvieron a escena. Ayer,
el líder protestante (unionista) David Trimble se aprestaba a reasumir
su cargo de premier del gobierno semiautónomo del Ulster, luego
de que la guerrilla católica (republicana) del IRA acordara el
fin de su desarme para dentro de cuatro meses. Pero dos rebeldes de su
Partido Unionista del Ulster (UUP) decidieron votar en contra de su asunción
y Trimble no logró la mayoría necesaria. Esto es consecuencia
de las elecciones legislativas británicas de mayo, donde el UUP
perdió tres escaños y los unionistas radicales del Partido
Democrático del Ulster (DUP) ganó dos. La radicalización
de los unionistas podría llevar a la convocatoria de nuevas elecciones,
donde otra vez los radicales de ambos bandos tienen las de ganar.
La situación de ayer en el Parlamento semiautónomo del Ulster
fue por demás paradójica. El unionista Trimble recibió
los votos de todo el arco político republicano y desde sus propias
filas, desde su propio partido, estalló la disidencia que lo deja
al margen, por ahora, del gobierno de la región. Trimble fue apoyado
por más del 50 por ciento de la Asamblea norirlandesa, pero según
los Acuerdos del Viernes Santo de 1998, debe haber mayoría en las
dos bancadas, y el apoyo en el campo unionista llegó al 49,2 por
ciento. Las dos ovejas rebeldes del UUP fueron Pauline Armitage y Peter
Weir, a quienes Trimble les dedicó duras palabras. Armitage y Weir
consideran que las garantías del desarme del IRA son insuficientes
y sólo fueron expuestas como una forma de propaganda para salvar,
pero no para permitir que progrese, el proceso de paz. Pero el problema
no es la disidencia interna sino la radicalización del campo unionista
ante los meses y meses en que el IRA no daba noticias sobre el desarme
por la falta de avance en otros frentes (la reforma de la policía
del Ulster y la desmilitarización de la región. Las elecciones
de mayo mostraron un crecimiento del DUP y una baja del UUP. Si no hubieran
habido cambios en la composición de la Asamblea, Trimble podría
haber salvado esta disidencia interna con el resto de su bancada.
Trimble y el ministro británico para Irlanda del Norte, John Reid,
están barajando una treta para salvar la ropa. Existe un partido,
el de la Alianza, que no se define como unionista o republicano y que
tiene cinco diputados. Su líder, David Ford, sugirió que
podría definirse temporalmente como unionista para aportar los
cinco votos para llegar a la mayoría en este bando. Antes de la
medianoche de hoy, Reid convocaría a una votación y Trimble
podría asumir lo que en su propio partido le niegan.
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