Por Juan Jesús
Aznárez
Enviado
especial a Managua
La metamorfosis de Daniel Ortega,
55 años, candidato del Frente Sandinista de Liberación Nacional
(FSLN) a la presidencia de Nicaragua en las elecciones de mañana,
incluye la incorporación del crucifijo, sus guiños a Estados
Unidos, el viejo enemigo, y las promesas de formar un gobierno de unidad
en que el sector privado, por ejemplo, elegirá a las autoridades
económicas. En Nicaragua no tiene viabilidad el gobierno
de un partido, declara a un grupo de corresponsales extranjeros.
Jefe guerrillero de la revolución que expulsó al tirano
Anastasio Somoza, bajo cuya férula sufrió siete años
de prisión, intenta la presidencia por cuarta vez, compitiendo
con el conservador Enrique Bolaños, de 73 años. Los sondeos
registran empate técnico, y, por primera vez en once años,
el sandinismo tiene posibilidades reales de recuperar el poder. Ortega
viste camisa rosa, invoca a Dios en sus discursos, y rechaza el servicio
militar obligatorio, ejercido durante su gestión para combatir,
a mediados de los 80, a los contras financiados por
Estados Unidos. Aquella leva por decreto fue uno de los factores detrás
de su derrota de 1990 frente a la coalición encabezada por Violeta
Chamorro. El candidato pide ahora un nuevo tipo de relaciones con Estados
Unidos, argumentando que el FSLN sólo fue enemigo de sus políticas.
Nunca ha habido soldados nicaragüenses ocupando territorio
norteamericano agrega en referencia al denunciado intervencionismo
de Washington, ni nunca ha habido políticas de gobierno alguno
de Nicaragua minando los puertos de Estados Unidos, o boicoteando su economía,
o propiciando una guerra en Estados Unidos.
Su transformación del izquierdismo radical a la moderación
y la mano tendida, el rosa de la indumentaria y los contenidos, no convencen
a todos.
Lo importante es que nos cree el pueblo nicaragüense. Estamos
buscando formar un gobierno nacional, lo mismo que tratamos en el 79
y que luego se frustró por la guerra y por todo lo demás.
Lo hemos retomado. Lo fundamental es que ahora no es necesario enfrentar
a una dictadura por las armas como la de Somoza.
Las siglas y los colores rojo y negro del Frente Sandinista fueron
sustituidos por la alianza electoral Convergencia Nacional.
Porque debemos lograr conformar una gran convergencia nacional.
El rosa de mi campaña significa la convergencia, el unirnos los
nicaragüenses sin banderas políticas. No tiene viabilidad
el gobierno de un sólo partido para resolver los problemas que
tiene Nicaragua. Podemos garantizar que en Nicaragua no volverá
la guerra.
Usted aboga por la normalización de relaciones con Estados
Unidos pero concedió la máxima distinción sandinista,
la medalla Carlos Fonseca, a Manuel Marulanda, Tirofijo, jefe
de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), que figura
como grupo terrorista en la clasificación norteamericana.
Cuando fui a ver a Tirofijo al Caguán (zona bajo
control guerrillero) era para intervenir en un acto a favor de la paz.
Me encontré con el comandante Marulanda en un acto a favor de la
paz. Fue con ese espíritu de contribuir al proceso de paz. En esos
momentos Tirofijo se reunía con el presidente de Colombia,
y en Costa Rica jefes de las FARC se reunían con congresistas norteamericanos.
Hay inquietudes por su amistad con Castro, Chávez, Tirofijo
y sus visitas a Kadafi. ¿Qué influencia tendrían
estas amistades en su gobierno?
En el mundo, si nos preciamos de ser demócratas, tenemos
que respetar la pluralidad: diferentes sistemas, diferentes gobiernos.
Tenemos que ser respetuosos por un principio elemental. Estamos hablando
de gobiernoslegítimos que tienen relaciones con toda la comunidad
internacional. ¿Por qué no van a tenerla con nosotros? Estos
gobiernos son parte de la realidad mundial, son parte legítima
de las Naciones Unidas.
El presidente venezolano, Hugo Chávez, ha pedido que paren
los bombardeos en Afganistán. ¿Cuál es su posición?
Chávez es un gobernante que tiene todo el derecho a expresar
sus opiniones sobre este tema.
¿Y la suya?
Estamos en contra del terrorismo, y las acciones en contra del terrorismo
deben tomar en cuenta a la población civil. Es una cuestión
elemental.
El embajador norteamericano los acusó de robar propiedades
confiscadas en los 80, y de no querer devolverlas si no se les paga antes.
Se han dado una serie de opiniones que no son constructivas, no
son respetuosas. Pero a fin de cuentas no nos preocupa en cuanto estamos
convencidos que no han tenido ni tendrán la mínima influencia
a la hora de votar.
Bolaños ha dicho que en Nicaragua hay 20 terroristas de ETA
desde que los sandinistas estaban en el poder. ¿Es así?
Habría que preguntar al señor Bolaños porque
él ha sido el vicepresidente del actual gobierno hasta hace un
año. Él es quién tendría que aclarar todo
esto.
También se ha mencionado que su ministro del Interior de
entonces, Tomás Borge, los protegía con falsas identidades.
Sencillamente me limito a decir lo siguiente: venían a hacer
labor humanitaria y les dimos la bienvenida. Y siguen viniendo. Hemos
sido claros en condenar el terrorismo.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
Claves
Mañana se celebran
elecciones presidenciales y parlamentarias en Nicaragua.
Aunque las encuestas
indican un empate técnico, es posible que Daniel Ortega,
del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), ex presidente
entre 1984 y 1990, venza al candidato oficialista Enrique Bolaños.
La elección se definirá en 30.000 votos en un total
de 2,4 millones de empadronados.
Ortega se presenta en
una coalición que reúne a socialcristianos, liberales,
conservadores y hasta miembros de los contras, la guerrilla
apoyada por Estados Unidos que combatió al sandinismo. A
pesar de esto, varios analistas consideran que sería un triunfo
de la izquierda.
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