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POR EL ROBO DE COMPUTADORAS QUE CONTENIAN INFORMACION
La causa contra Grondona, demorada

La AFIP investiga para deslindar responsabilidades sobre el robo de información referida a la causa judicial que involucra a Julio Grondona por enriquecimiento ilícito. No se perdieron datos, pero habrá demoras.

Julio Caro Figueroa, titular de la
AFIP, un organismo poco seguro.
Son siete las computadoras robadas.
En dos estaba el tema de Grondona.

Por Gustavo Veiga

En la AFIP avanza una investigación para deslindar responsabilidades por el robo de información referida a una causa judicial que involucra a Julio Grondona. Negligencia, desaprensión o la inseguridad con que se trabaja en ese organismo del Estado pueden haber sido las razones que contribuyeron para que desaparezcan siete computadoras portátiles, de las cuales dos contenían numerosos datos sobre el expediente 61.484 en que el dirigente figura como imputado por el presunto delito de administración fraudulenta. Una alta fuente del ente recaudador le confirmó a Página/12 que se formularon cuatro pedidos de sumario interno para desentrañar estos episodios debido a que, durante el transcurso de este año, cuatro fueron las dependencias de la entidad oficial afectadas por los robos. Pese a la gravedad de la situación, el funcionario aclaró que “no se perdió la información” del expediente judicial sobre la AFA, ya que lo que se guardaba en las notebooks figura en la denominada “Base Fisco”, un banco de datos donde están incluidas las personas investigadas por la AFIP.
El reconocimiento del ilícito denunciado ante el Juzgado Federal N 4 a cargo del doctor Gabriel Cavallo prueba una de las dificultades con que se ha topado el juez Juan José Madhjoubian, quien lleva adelante la causa desde el 15 de junio de 2000. Aunque la documentación cargada en las PC que fueron sustraídas de la sección Fiscalización Externa N 3 se recuperará de la base central de información que posee la AFIP, en el juzgado consideran que, por el atraco, se perdió el producto de un año de labor.
En lo que va de 2001 ya son siete las computadoras que desaparecieron de distintas dependencias del organismo que encabeza Armando Caro Figueroa. Cinco de estos elementos de trabajo se hurtaron en el viejo edificio del ex Banco Hipotecario, ubicado frente a la Plaza de Mayo –de ahí que en principio se difundiera sólo esa cantidad–, uno en la agencia santafesina que la AFIP tiene en Casilda y otro en el sector denominado AFIP On line. En la casa matriz desaparecieron tres PC en Fiscalización Externa N 3 y dos en Fiscalización Externa N 4. Precisamente, dos de las notebooks que fueron robadas en el primer sitio contenían los datos sobre Grondona y las demás personas y empresas investigadas por Madhjoubian. El 11 de octubre pasado se envió a Fiscalización Externa N 3 la propuesta para determinar el nombre de un inspector que instruya el sumario interno, independientemente del camino que pueda seguir la causa radicada en el Juzgado Federal N 4.
La ratificación de que la AFIP ya no cuenta con siete de sus computadoras portátiles y la respectiva información que había sidoincorporada a ellas por orden judicial induce a sacar, en principio, dos conclusiones. La primera es que las dependencias del ente recaudador son un campo fértil para que sucedan ciertos actos dolosos por las precarias condiciones de seguridad. Ya lo había adelantado este diario hace una semana: varios empleados resultaron despojados de sus billeteras o de elementos que les proporciona la AFIP para desempeñar sus tareas cuando no se encuentran en sus oficinas.
La segunda deducción tiene íntima relación con la causa de Grondona. Como sólo dos de las siete PC que se evaporaron incluían detalles de la investigación de Madhjoubian, podría inferirse que lo acontecido en la sede central del organismo oficial no fue obra de alguien que haya pretendido entorpecer adrede el accionar judicial. Si no que es el resultado de hechos aislados entre sí, que están estimulados por la vulnerada vigilancia en el antiguo Banco Hipotecario.
De cualquier modo, aunque el juez Madhjoubian avanza a paso lento en su propósito de desentrañar el presunto delito de administración fraudulenta por esta dificultad que se planteó con las computadoras de la AFIP, hay otras circunstancias que lo han demorado. Exhortos diplomáticos no agilizados por la Cancillería, testigos que sostienen en público lo que no reafirman bajo juramento, la ausencia de un querellante y la propia morosidad de la Justicia que a menudo no da abasto para resolver los expedientes que se amontonan sobre los estantes.
Cabría agregar que la AFA, como sus socios en el negocio del fútbol, han montado una operatoria intrincada en base a contratos televisivos sucesivos y que perduran en el tiempo hasta 2014. Descifrar este rompecabezas también le llevó su tiempo al magistrado.
El 21 de junio del año pasado, en el salón auditorio del Senado, se reunió la Comisión de Comunicaciones de esa Cámara en audiencia pública. Organizaciones del deporte nacional, varios sectores vinculados a los medios periodísticos e instituciones de consumidores se hicieron presentes. Quienes no asistieron fueron Julio Grondona y Carlos Avila, dos de los protagonistas clave en la causa 61.484.
Durante el desarrollo del debate, el periodista Víctor Hugo Morales, querellado tanto por el dirigente como por el empresario periodístico, efectuó la exposición más documentada sobre el entramado que investiga Madhjoubian y puso especial atención en el caso de los contratos televisivos de las actuales eliminatorias mundialistas.
“...Fueron pasando de mano en mano, al estilo de una cuidadosa jugada de rugby, de la AFA a Torneos, de Torneos a Enequis SA, de Enequis SA a Dayco Holding Limited, empresa ésta de nacionalidad norteamericana cuya dirección en el país del Norte es la de una casilla postal ubicada en Road Town Tortola, Islas Vírgenes Británicas, mientras que en nuestro país no posee domicilio comercial...” tales las palabras de Víctor Hugo durante un tramo de la audiencia, donde también expusieron el ex vicepresidente de Boca, Carlos Heller, y el periodista Raúl Burzaco por la Asociación Argentina de Televisión por Cable (ATVC), entre otros.

 

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