Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12

OPINION

Problema muy menor

Por Eduardo Aliverti

Ni dolarización, ni megacanje, ni devaluación, ni combinatoria de las tres u otras opciones maximalistas pueden remar contra la corriente de una realidad de hierro: no hay plata en los bolsillos, no se consume, cae la recaudación impositiva, no se paga, no se cobra.
Si se lo ve desde una perspectiva progresista, las medidas que deberían adoptarse, con sus matices, ya casi pueden recitarse de memoria: meter mano en las cuentas de quienes más tienen, impuestos extraordinarios a los sectores del privilegio, activación del consumo, fuertes políticas de Estado. Un gobierno como éste jamás hará cosas como ésas, aunque hay algunas ortodoxias con las que llegado el caso se limpian el trasero. Allí están los patacones, que por su origen bonaerense son la versión mediáticamente impactante de los papeles pintados circulantes, hace décadas, en las provincias más pobres. Maquinita. Emisión monetaria en estado puro que sirve como medio de pago para sostener la economía con respirador artificial, pero con cierta vida al fin. Nada de horrorizarse. Al fin y al cabo, vendría a ser una variante bizarra de las decenas de miles de millones de dólares que los norteamericanos se inyectaron, en medio de su recesión y aprovechando los atentados, sin más respaldo monetario que su fortaleza industrial, militar y cultural. Si hay que emitir se emite, si hay que salvar a las compañías aéreas se las salva, si hay que bajar los impuestos se los baja.
Como la derecha canalla de estos pagos jamás aceptaría “desviaciones heterodoxas” semejantes, mantiene sus trece de asegurar(se/les) el cobro de acreencias con la asfixia popular. Problema: los presupuestos sociales no pueden recortarse más so pena de incendios varios; crecen los grititos populistas de un peronismo que vive para pensar en (el) poder; la izquierda avanza algunos casilleros... En este punto es donde sienten que necesitan una conducción política firme, capaz de amortiguar el conflicto social y la represión, con las armas que De la Rúa no tendrá nunca: decisión, convocatoria, muñeca, virtudes de liderazgo.
Se las van a arreglar, ni duda que quepa. En política, entendida a lo grande, no hay nada que se caiga mientras algo no lo empuje. Y la bronca desorganizada y sin objetivos, que fue vencedora el 14 de octubre, no empuja nada. Al contrario: es funcional a los intereses del modelo.
Mientras no haya una fuerza popular auténticamente alteradora, la gran preocupación de la derecha seguirá siendo preguntarse por qué no tiene algo mejor que De la Rúa.
Es decir, una preocupación insignificante.


 

PRINCIPAL