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CUENTA REGRESIVA DE UNO DE LOS COMICIOS MAS REÑIDOS QUE RECUERDE NICARAGUA
“Yo tengo fe” en Ortega (pero no en Palito)

La jornada electoral en Nicaragua pasó tan tranquilamente que las amenazas de declarar un estado de emergencia del presidente Arnoldo Alemán quedaron desubicadas. Los resultados de lo que podría ser la vuelta del sandinismo al poder recién se conocerán hoy.

Durante toda la jornada electoral en la que se dirimía una ajustada competencia entre el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y el empresario Enrique Bolaños del gobernante Partido Liberal, en las radios nicaragüenses sonaba una canción argentina: “Yo tengo fe” de Ramón “Palito” Ortega. No está claro si se trató de una treta de marketing político para homologar el apellido del cantante tucumano con el del candidato sandinista, Daniel Ortega, o si, simplemente, fue una cuestión de ritmo. Mientras tanto, las elecciones transcurrieron en un clima tranquilo a pesar de los pronósticos, desde hace días, de eventuales disturbios y enfrentamientos. El actual presidente, Arnoldo Alemán, amenazó, como último ademán de poder, con decretar el estado de emergencia –lo que implicaba congelar los derechos civiles en pleno día de votación-, pero los observadores internacionales y las personalidades locales desestimaron esa posibilidad de inmediato. Hasta ahora, lo único que se sabe es que el conteo de los votos recién estarán hoy.
La prohibición de dar a conocer los resultados de los sondeos de las bocas de urna no fue el único factor que retrasó los números preliminares. Se estimaba que recién a las 23 horas locales de anoche (2 de hoy en Argentina), el grupo civil nicaragüense “Etica y transparencia” diera una conferencia de prensa y transmitiera los resultados del conteo rápido al Consejo Supremo Electoral (CSE). Aproximadamente una hora después, las Juntas Receptoras de Votos confeccionarían las actas y las enviarían por fax, lo que permitía presagiar que a las siete de la mañana de hoy apenas estaría procesada el 50 por ciento de la información. Pero hay que agregar que el cierre oficial de las mesas fue a las 18 horas (las 21 argentinas). La elección se retrasó en muchos barrios debido a que a última hora seguía llegando gente a las largas filas y eso se sumó a la demora general de todo el proceso. Esto tuvo sus razones: cada votante debía escoger cuatro boletas distintas para cada uno de los cargos que se votaban ayer (presidente, diputados nacionales, diputados municipales y diputados para el Parlamento Centroamericano) y, además, completar con una cruz el casillero de uno de los tres partidos en competencia (FSLN, Partido Liberal Constitucionalista y el Partido Conservador). El argentino Gustavo Ferrari Wolfenson, directivo de la fundación Novum Millenium, estuvo en los distritos más pobres de Managua como parte del multitudinario convoy de observadores internacionales que fiscalizaron los comicios. El relató a Página/12 que las autoridades de mesa debían asesorar a los muchos electores analfabetos, lo que, sumado al complejo sistema de votación, hacía que el promedio de tiempo dentro del cuarto oscuro fuera de entre cinco y siete minutos por persona. La masiva concurrencia, apuntó Ferrari, era un argumento que los liberales contaban a su favor: decían que a mayor número de votantes era más posible competir con la aceitada estructura militante sandinista.
El presidente Arnoldo Alemán –que desplegó tropas en las calles desde el jueves pasado– convocó durante la tarde de ayer a una reunión de gabinete ya que dijo “estar bien informado” que Ortega tenía listas a “sus turbas” para violentar las elecciones ante lo cual advirtió que no le “temblaría la mano” para dictar un estado de emergencia. Esta idea suponía otro rumor de los últimos días: que las elecciones habían sido arregladas previamente entre el FSLN y el PLC. La especulación se desvaneció enseguida: el presidente del Consejo Supremo Electoral, la ex presidenta Violeta Chamorro (que se mostró a favor del candidato conservador) y los ex presidentes, el norteamericano Jimmy Carter y el costarricense Nobel de la Paz, Oscar Arias –que estaban en el país como observadores internacionales–, salieron al cruce de las amenazas de Alemán, calificándolas de infundadas ante el desarrollo pacífico de los comicios; el propio Bolaños descalificó la idea y Ortega la repudió. Sólo el influyente cardenal Miguel Obando y Bravo alentó, en un momento, la iniciativa de Alemán; él mismo fue quien ofició una misa pública –que fue lo más parecido a un cierre de campaña– donde invitó a los nicaragüensesa reflexionar sobre el pasado de los candidatos antes de votar. A medida que se acercaba la noche, Alemán desplegaba más efectivos militares.
Informe: Verónica Gago.


HABLA JOSE LUIS CORAGGIO, INVESTIGADOR DE LA REVOLUCION
“Esto puede iniciar un giro regional”

“Se está llegando al final de la hegemonía de un modelo desde el punto de vista de su credibilidad”, dijo a Página/12 José Luis Coraggio, investigador de la Revolución Sandinista, en alusión a las tendencias políticas latinoamericanas.
–¿Cree que hay un giro a la izquierda en América latina, con la vuelta del sandinismo a primer plano y el avance del PT de Lula en Brasil?
–Uno puede pensar en el inicio del fin de gobiernos con propuestas y políticas basadas en el ajuste fiscal, que se legitiman en la competitividad internacional y que descuidan el mercado interno, favoreciendo al capital financiero por sobre los intereses de las clases medias y de los trabajadores.
–¿Qué significaría que gane el Frente Sandinista?
–Si gana Ortega en Nicaragua, va a tener que gobernar muy condicionado internacionalmente, su proyecto hoy no tiene que ver con el que fue en la revolución sandinista. Sería un gobierno socialdemócrata. Esto para América latina representaría un giro, porque lo que tenemos ahora son gobiernos de derecha, conservadores. Un giro así significa recuperar la importancia de lo público, de un Estado redistribuidor, regulador de los intereses del gran capital: eso se perfila como posible hoy por la vía de las elecciones. Se está llegando al final de la hegemonía de un modelo desde el punto de vista de su credibilidad, pero que aún tiene poder.
–¿Y para Argentina?
–A la Argentina le haría bien que empiece a cambiar un poco las relaciones de fuerzas, porque el problema que tenemos es quien nos apoyaría en una defensa del mercado interno y del mercado latinoamericano frente a Estados Unidos y Europa. Necesitamos aliados, solos no podemos.
–¿Qué factores hicieron posible que el sandinismo volviera al centro de la escena?
–El programa del Frente Sandinista ya no es anticapitalista, es un sandinismo distinto al que triunfó en la revolución, porque es otra la coyuntura mundial y porque hay un cansancio del modelo económico. La gente votó en contra del sandinismo porque no quería más guerra y pensaba que iba a acabarse con el boicot económico de Estados Unidos. Pero Nicaragua está sumida en la pobreza y el sandinismo recuerda que hizo recuperar la conciencia sobre los derechos de la gente. Si gana, va a aplicar políticas sociales más progresivas: tendrá un serio problema de negociación internacional, pero no imagino decisiones drásticas.
–¿Cómo relaciona a la recesión mundial con esta izquierda moderada?
–Es la mejor respuesta a la administración de la crisis mundial que golpea a nuestros países de modo brutal. Volver a plantear el mercado interno, el empleo como objetivo, mejorar las condiciones de salud y educación de la gente, que el Estado cobre impuestos, son consignas no revolucionarias, sino de buen gobierno.
Entrevista: Mercedes López San Miguel.

 

 

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