Los
primeros testigos que respondieron a la convocatoria de la Policía
Federal les dieron ayer a los investigadores la primera pista fuerte para
encontrar a los asesinos de Miguel Lecuna: un identikit del chofer que
conducía el taxi en el que fue atacado el empresario. Con una policía
desconcertada por la ferocidad con que fue apuñalado el marido
de la conductora de TV Georgina Barbarrosa, todos los esfuerzos se centraban
anoche en ubicar al hombre que conducía el vehículo con
el que se supone se le tendió la trampa a la víctima,
en un presunto intento de robo.
El identikit se obtuvo mediante el Sistema de Modificación Fotográfica
Digital, a partir de la declaración de los testigos. La complicidad
del presunto taxista con los agresores constituye la principal hipótesis
de los investigadores. Pero los pesquisas, sumidos en un silencio poco
habitual aun ante la existencia del secreto de sumario, preferían
ayer seguir sin descartar otros móviles.
No cierra la presencia de una camioneta tan grande para hacer un
simple robo, cuando en realidad siempre este tipo de grupos alquila dos
taxis y de esa manera consiguen confundirse mucho mejor, opinó
una fuente policial ante Página/12. Esa era la única salvedad
que hacían ayer unos silenciosos investigadores. En este caso el
secreto de sumario impuesto por el juez Velázquez se ha hecho completamente
efectivo. Y al menos hasta ayer los hombres de la comisaría 21
y de la División Homicidios que trabajan junto al juez y al fiscal
Jorge Sacco acumulaban detalles sobre el momento en que El Vasco Lecuna
fue abordado por los personajes de la camioneta blanca.
Así, la reconstrucción de los hechos daba un lapso de apenas
unos minutos desde que a las 17.45 Lecuna fue abordado en la esquina de
Mario Bravo al 1100 por un hombre de traje verde que bajó de la
Trafic o Mercedes Benz por la puerta trasera. Según
los dos testigos que declararon en la comisaría 21, Lecuna intentó
desprenderse de su agresor desde el instante mismo en que éste
entró al coche, aparentemente en acuerdo con el chofer ahora buscado
por la policía.
Los testigos coinciden en que el taxi avanzó por Mario Bravo muy
lentamente y que como el forcejeo continuaba desde la camioneta bajó
otro hombre, vestido esta vez de sport. Fue entonces que la pelea se volvió
más dura. Rodeado, Lecuna no dejó de resistirse. Sus agresores
le dieron según la información policial alrededor
de 15 puntazos. Los más graves fueron en el tórax y el cuello,
lugares donde cualquier ladrón sabe que punzando lo suficiente
se puede conseguir la muerte del adversario. Lecuna tenía también
heridas en las manos y en las piernas. Es evidente que intentó
quitarle el cuchillo al primer hombre, dijo una fuente policial
anoche.
Por lo menos dos personas presenciaron cómo los hombres se deshacían
de Lecuna tirándolo con el taxi en movimiento en la calle Gorriti,
poco antes de cruzar Billinghurst. Luego, los mismos vieron cómo
uno de los dos agresores volvió a subirse a la Trafic. Y tras el
cambio de semáforo, cómo se perdieron acelerando a la par
el taxi y la camioneta. ¿Es que los ladrones prefirieron liquidarlo
y deshacerse de él rápido, ya sin importarles el dinero
que llevaba o su reloj de marca? A la policía sigue dándole
qué pensar que los ladrones no se hayan interesado en sacarle alguno
de los valores.
Anoche un jefe policial intentaba explicarlo así: Acá,
aunque a uno le cueste creerlo, puede intervenir el imprevisto de una
víctima que se resiste o agrede al ladrón y de esa manera
genera una reacción demencial, calculada o no por parte de éste.
Para graficar, la fuente recordó el caso del relacionador público
Claudio La Clota Lanzetta. A ese pibe lo iban a robar.
Pero hubo un intercambio de palabras, un movimiento que hizo que el que
tenía el arma, sin querer, lo terminara matando al escapársele
el tiro. Anoche la Policía Federal seguía reiterando
el pedido de ayuda a quien pudiera aportar información Para eso,
pidieron que los testigos llamen al 4821-5056, de la comisaría
21, o al 4374 3415, interno 120, de la Fiscalía.
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