El hermano del Presidente confía en el paquete económico lanzado el jueves. Dice que la crisis hizo necesario apelar a decretos y evitar el debate parlamentario. Considera que ningún partido solo puede transformar el país.
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Por Irina Hauser
A Jorge de la Rúa lo escolta en su despacho una foto de su hermano,
Fernando de la Rúa. Todos los ministros la tienen, pero en su caso lleva
una carga extra. Detesta que lo comparen con él y, más aún, explicitar
las diferencias que los separan. A pesar de que estuvo a un ápice de
renunciar cuando Ricardo López Murphy asumió en Economía ahora avala,
decidido, las últimas medidas económicas. Conoce, igualmente, los
riesgos: si hay default y demandas de los acreedores
internacionales ante la Corte de Nueva York, Argentina desconocerá la
competencia de esos tribunales, anuncia. Como ministro de Justicia, cree
que el decretazo está justificado por la situación de emergencia; y que
si se va Domingo Cavallo se creará una situación de "gran
complejidad".
"En este momento el Presidente está en una situación políticamente
difícil", dice Jorge de la Rúa. Lamenta, aún hoy, la salida de
Carlos "Chacho" Alvarez del Gobierno. Y está convencido de que
el escándalo de los sobornos del Senado fue determinante en el resultado
de las últimas elecciones. "Generó un reexamen de la política,
pero que quedó a mitad de camino, y eso es lo que dijo la gente",
sostiene.
--Aceptaría, como venía analizando el Presidente, la fusión
del Ministerio de Justicia con el de Educación o el de Interior?
--La idea de la fusión de Educación y Justicia viene de una
tradición. Aún en la época del doctor Raúl Alfonsín fue Ministerio de
Educación y Justicia. Hoy creo que son ministerios que tienen una gran
especificidad. No parece lógico anexarlos. Se habló de trasladar áreas
de seguridad a Justicia, pero no se correspondería con la lógica.
--Además, esa fusión implicaría que usted deje el cargo.
--Por supuesto, un ministro está hasta que lo decida el
presidente, el cargo siempre está a disposición.
--Usted ha reclamado que el gabinete nacional tenga representación
de todos los partidos de la Alianza, ¿qué le parece la composición
actual?
--Ha sufrido los vaivenes de la relación de partidos de la
Alianza. En ese sentido, con los planteos del Frepaso de un alejamiento
parcial se está reflejando la poca representación en el Gabinete.
--¿Qué consecuencias tiene esta situación?
--En este momento ningún partido por sí solo puede llevar
adelante una transformación en el país. En la medida en que los
objetivos sigan vigentes no está excluida nunca la posibilidad de seguir
integrando el gabinete con distintas corrientes de opinión que coincidan
en el modelo de crecimiento y desarrollo. Ahora, en esta etapa difícil,
el Presidente ha priorizado la cohesión de su gabinete. Yo he sido
siempre un defensor de la Alianza y considero que sigue vigente en los
objetivos que la constituyeron y en este ministerio se refleja esa
integración.
--¿Cuáles son los principales problemas que enfrenta el
Gobierno?
--El principal es la situación económica, que es muy difícil. A
este Gobierno le tocó la etapa más complicada desde la restauración de
la democracia. Se llegó a este período con una deuda pública de 130.000
millones de dólares. Argentina tiene que arreglarse con lo suyo en un
momento de recesión. Este gobierno no ha incrementado la deuda pública
significativamente. Apunta al crecimiento, a mejorar la situación de la
gente, por la reducción de aportes a las AFJP, los descuentos de IVA y el
uso de las tarjetas de débito.
--¿Preparan alguna artillería para responder a las demandas de
los acreedores internacionales, las AFJP y los bancos ante la Corte de
Nueva York, factibles si no aceptan el canje o si el Estado deja de pagar?
--No creo que ocurra porque tanto la regulación del sistema
bancario a través del Banco Central, como de las AFJP a través de la
normativa interna y de la Superintendencia son cuestiones de derecho
argentino. Además, si no aceptan el canje o el Estado no paga, son
eventualidades. El que tiene un título argentino hoy si quiere se lo
guarda para entregárselo a sus nietos, no está obligado a canjearlo.
Ahora el Estado argentino ofrece un título con garantías especiales, con
menor interés pero más seguridad. --¿Y por qué hay abogados del Estado sondeando el terreno en
Nueva York?
--No, no conozco eso sinceramente (sonríe).
--Entonces ante cualquier reclamo en un tribunal extranjero,
Argentina planteará que el tema es de competencia de sus tribunales.
--Sí,
son materias de regulación del propio Estado argentino.
--Da la impresión de que el Gobierno está forzando el límite
de la legalidad en algunas cuestiones: el nuevo decreto institucionaliza
el per saltum como una herramienta que puede usar el Estado para recurrir
directamente a la Corte Suprema ante cualquier demanda en su contra; la
ley de déficit cero prohibía las medidas cautelares.
--El nuevo decreto busca definiciones judiciales más rápidas. En
este país los grandes programas siempre han sido postergados
indefinidamente por medidas judiciales. La Corte puede aceptar o no las
presentaciones del Estado, y resolver a favor o en contra. La idea
fundamental no es asegurarse un fallo a favor del Estado, pero sí tener
seguridad jurídica.
--Lo que conocemos del per saltum es el uso que ha hecho de ella
el menemismo para obtener fallos a su medida.
--El
per saltum es una institución jurisprudencial que viene de Estados
Unidos, con base legal, que busca resoluciones rápidas. Si es
inconstitucional, que se diga rápido. Yo no creo que lo sea.
--¿No es inconstitucional reformar, como se ha hecho, el Código
Procesal Civil por decreto, sin debate parlamentario?
--No
hay una prohibición expresa.
--¿El Gobierno está abusando de los decretos?
--No,
creo que el Gobierno los ha usado razonablemente, en una situación
particularmente dificultosa.
--¿La salida a la discusión con las provincias es la Corte
Suprema?
--No, va a haber un acuerdo. En el fondo el problema es que no se
ha asumido el debate de la ley de coparticipación, que según la
Constitución del '94 debería estar sancionada.
--¿Cómo define políticamente a su hermano?
--Es
un político moderno que afronta una problemática muy cambiante.
Preocupado por el crecimiento de la sociedad y de la gente. No es un
hombre que responda a sectores determinados de la economía.
--Dicen que usted es más progresista.
--Dicen. Hoy ser progresista es manejar los dineros públicos de la
forma más estricta y transparente. Es lo más revolucionario que se puede
hacer.
--¿Cómo maneja las diferencias que tiene con él? Por ejemplo:
usted lamentó la salida de Carlos Chacho Alvarez, cuestiona el rol de
Antonio (De la Rúa), impulsó una postura de neutralidad en relación a
Cuba, y hace unos días tuvo que retirar su proyecto sobre la probation
porque le cayó mal al Presidente.
--No hay discrepancias profundas. El Presidente lamentó el
alejamiento de Alvarez. Con lo de Antonio se hace una fábula sin relación
con la realidad. En el tema Cuba, el debate fue si se violaban o no los
derechos humanos y finalmente la postura argentina un pedido de
levantamiento del bloqueo. En cuanto a la probation... (suspira) fue un
accidente comunicacional. Un proyecto que está desde agosto en el
Parlamento para resolver un problema interpretativo que daba lugar a que
se juzgara distinto a la gente y aparece presentado como que salían los
delincuentes a la calle. Una lástima. Se discutirá en un momento más
oportuno.
--¿Qué implicancias tuvo la salida de Chacho Alvarez del
Gobierno?
--Le quitó bases de sustentabilidad política al Gobierno en forma
significativa.
--¿Qué pasa si se va Domingo Cavallo?
--La ida de Cavallo sería realmente generadora de una gran
complejidad. Sería un contrasentido. Se ha lanzado un programa, fuerte,
que se espera que en tres o cuatro meses de resultado.
--¿Las medidas que terminó impulsando Cavallo se parecen al
plan de Ricardo López Murphy en su breve paso por Economía?
--No tanto. El gran cambio de las medidas del jueves pasado, es
incorporar un elemento dinamizador de la economía. El pequeño empresario
puede ampliar el capital, pagar a la DGI con acciones, y con ese pago a
los impuestos ir y pagar con títulos que valen la mitad al banco.
--¿Se sumaría a un proyecto Fernando de la Rúa 2003? --No, creo que en este momento sería una falta de respeto a la ciudadanía hablar de reelección o no reelección. En este momento el Presidente está en una situación políticamente difícil. Pero es un país donde nada quita que dentro de un año esté distinto.
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