La Cámara Federal recibirá hoy documentación secreta del grupo de tareas que operó en la Escuela de Mecánica de la Armada. El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y el Centro de Documentación e Investigación de la Cultura de Izquierdas (Cedinci) entregarán parte del archivo en el que está asentada la persecución a integrantes del Partido Comunista Marxista Leninista (PCML) y el Grupo Obrero Revolucionario (GOR) durante la última dictadura. Los papeles comprueban el paso de desaparecidos por la ESMA, pero además demuestran la existencia de los documentos que sistemáticamente niegan los militares.
Los papeles inéditos que hoy serán incorporados en la causa ESMA fueron recibidos por Horacio Tarcus, del Cedinci, en medio de libros y revistas donados por la familia de un militar. Cuando se empezó a analizar y clasificar el material, se encontró una serie de carpetas originales escritas a máquina o con un mimeógrafo y encuadernaciones de hojas fotocopiadas que habían sido elaboradas directamente por los represores de la ESMA.
El archivo permite conocer detalles sobre la organización y logística del grupo de tareas y su red de distribución de la información de inteligencia. En los papeles figuran unas cincuenta personas o reparticiones a las que llegaban las copias de éstos �y seguramente de muchos otros� documentos. Esto permitiría rastrear quienes cuentan con la información que durante años reclamaron los organismos de derechos humanos. El material también identifica cientos de personas �e incluye sus fotografías� que estuvieron detenidas en la ESMA. Hoy se dará a conocer uno de esos casos, que fue autorizado por la familia del involucrado.
Luego de que el marino Adolfo Scilingo afirmara que había participado de los vuelos de la muerte, los organismos de derechos humanos insistieron con su pedido sobre las �listas� de las víctimas de la última dictadura, que debían permitir identificar a los victimarios y el destino de los desaparecidos. La Cámara Federal porteña, que en ese momento aceptó reabrir la causa ESMA en base al derecho a la verdad, reclamó que la Armada, el Ministerio de Defensa y el Presidente de la Nación reconstruyan las listas. Pero todos dijeron que no poseían material sobre la represión ilegal. Los militares se escudaron durante años en la orden del último jefe de Ejército de la dictadura Cristino Nicolaides, que ordenó la destrucción de toda la documentación relacionada con la �lucha contra la subversión�. Pero los organismos de derechos humanos fueron recuperando algunos papeles que no fueron incinerados. Otros archivos aparecieron atrás de un mueble o en un rincón olvidado de distintas reparticiones públicas. El mismo Nicolaides admitió al diario La Nación que �existen archivos de la represión� ya que sus instrucciones �se referían a las órdenes militares y no abarcaban los legajos que cada jefe de zona, subzona o área tenía sobre los detenidos.�
El año pasado se descubrió parte de un archivo sobre seguimientos de inteligencia que estaban en una bóveda del ex Banco Nacional de Desarrollo (Banade) y se recuperaron del Archivo General de la Nación carpetas con denuncias hechas ante los ministerios de Interior y de Justicia entre 1976 y 1983. En La Plata también salió a la luz un importante material proveniente del archivo secreto de la Policía Bonaerense. Ahora, a través de la donación de un particular, la Justicia podrá acceder a parte de lo ocurrido en la ESMA y también sabrá a quienes tiene que pedirle información sobre los desaparecidos.
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