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FRACASA UN GOLPE DE ETA EN MADRID; HUBO DOS ARRESTOS
La bomba salió por la culata

97 heridos y una gran cantidad de edificios dañados fue el saldo de una operación en que ETA habría perdido a su Comando Madrid.

Desastre: El hecho pudo
haber terminado en un verdadero desastre ya que muy cerca está el colegio Padre Claret, donde a esa hora había casi 2000 chicos en clase.

Humo y llamas ascienden
desde el lugar de la explosión.

Por Carolina Bilder
Desde Madrid

ETA cargó ayer su quinto coche bomba en lo que va del año en Madrid y lo activó a pocos metros del vehículo en el que se trasladaba el secretario general de Política Científica del gobierno español, Juan Junquera. Un frenazo de su chofer le salvó la vida, pero la explosión dejó 97 heridos, provocó enormes daños y alteró la tranquilidad habitual en la zona norte de la ciudad. A la actuación clave del chofer de Junquera se sumó otra participación inesperada: la de un vecino que persiguió en su coche a los etarras mientras avisaba por su teléfono celular a la policía, que a los pocos minutos logró detener a dos miembros de la banda, aunque un tercero pudo escapar.
Según la policía, son los autores de los últimos cinco atentados cometidos en la capital y su detención supone la desarticulación del denominado “Comando Madrid”, que ayer por la tarde sufrió otro golpe al ser descubierta una de las viviendas operativas que la banda mantenía en la ciudad, donde se encontraron 40 kilos de dinamita, armas, patentes falsas y documentación. Un estruendo ensordecedor, una lluvia de cristales rotos y las primeras carreras desesperadas para escapar del lugar era el modo en que los vecinos de la calle Corazón de María describían los primeros momentos de la zona afectada por la explosión. Todo ocurrió muy rápidamente. Era poco más de las 9 de la mañana en una zona de muchísimo tránsito de coches y personas. Casi 100 personas resultaron heridas por la explosión, pero el hecho pudo haber terminado en un verdadero desastre ya que muy cerca del lugar está el colegio Padre Claret, donde a esa hora había casi 2000 chicos en clase.
A pocos metros se acercaba el objetivo de la ETA, Juan Junquera, quien sólo sufrió algunos rasguños como consecuencia de los cristales rotos. Junquera, de 65 años, ocupó en los últimos años importantes cargos en los ministerios de Defensa, Interior, Cultura y en la Presidencia del Gobierno. En mayo del año pasado había sido nombrado secretario general de Política Científica del Ministerio de Ciencia y Tecnología. Su nombre, sin embargo, no había aparecido nunca en ninguna lista de la ETA y por eso no llevaba escolta.
A pesar del sobresalto, Junquera decidió no interrumpir su jornada de trabajo. A las pocas horas se presentó a un acto que tenía previsto en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid, donde coincidió con el presidente José María Aznar. “Me considero un hombre de mucha suerte; sin duda alguna tengo que dar muchas gracias a Dios”, dijo a los periodistas. Lo primero que pensó tras oír la explosión fue que habían intentado matarlo. Luego abrazó al chofer que le había salvado la vida al frenar el coche, quien le dijo: “Jefe, han intentado matarnos”, a lo que Junquera respondió: “Sí, pero no lo han conseguido”.
No es la primera vez que los madrileños tienen que hacer frente al estallido de coches bomba activados a control remoto en las calles de la ciudad. Pero a diferencia de ocasiones anteriores, esta vez los etarras fueron detenidos rápidamente gracias a la intervención de un vecino que se convirtió en el héroe imprevisto del día. En estos casos, lo habitual es que tras los atentados algunos testigos se comuniquen con la policía para dar información sobre los sospechosos, pero ayer un vecino decidió ir más allá y siguió a los sospechosos en su coche tras verlos huir del lugar.
Con agilidad mental y sangre fría, se comunicó con la policía a través de su teléfono celular y coordinó con ellos cada uno de los movimientos. Tras esa llamada comenzó la persecución policial. Los etarras Aitor García Aliaga y Ana Belén Egués Gurruchaga se vieron cercados y siguieron huyendo a pie, aunque fueron detenidos a los pocos metros. El tercero del grupo,Juan Luis Rubenach Roiz, consiguió escapar y ayer era buscado por la Policía en toda la ciudad. En el coche abandonado por los etarras se encontraron dos pistolas, una mochila con explosivos, documentos y carnets falsos de la Policía, la Guardia Civil y el Partido Popular.
En rueda de prensa, el ministro del Interior Mariano Rajoy afirmó que los detenidos son los autores de los últimos cinco coches bomba que explotaron en Madrid en lo que va del año y que esta operación policial supone la desarticulación del “Comando Madrid”. Tanto García
Aliaga como Egués Gurruchaga estaban con paradero desconocido. Aliaga formó parte de un comando legal (no fichado) de la ETA, denominado Ustargi, en tanto Gurruchaga fue concejal por EH en el ayuntamiento de Guipúzcoa del País Vasco entre los años 1995 y 1999 e integraba el “Comando Donosti” junto con el huido Juan Luis Rubenach Roiz. A raíz de las investigaciones que se pusieron en marcha tras los últimos atentados, la Policía descubrió ayer tres cuartos alquilados en los que vivían los etarras y horas después encontró también un departamento vacío en el barrio residencial de Salamanca en el que la organización escondía unos 40 kilos de dinamita, además de armas y documentos.
Pasados los primeros momentos de nerviosismo y angustia, la calle Corazón de María intentaba recuperar por la tarde su tranquilidad habitual. Los escuadrones municipales de limpieza trabajaban junto a los bomberos en la remoción de escombros y retiraban los cristales reventados por la onda expansiva. La mayoría de los heridos son empleados del Centro Operativo del Banco Bilbao Vizcaya, cuyo edificio quedó entre los más afectados. A la hora de la explosión, más de 100 empleados se encontraban en sus puestos de trabajo. “Hemos salido justo por la esquina donde ha sido la explosión”, contó uno de ellos a Página/12. “Ardían varios coches, había una señora estaba tirada en el suelo y muchísimo humo. Pero no pude ver más porque nos desplazaron a varios metros de allí”, agregó otro de los empleados, quien dijo haber escuchado el estruendo mientras estaba en una clase de información sobre el Euro en la planta baja del edificio. Además del edificio del banco, hay al menos otros siete con daños importantes en su estructura. Los cálculos efectuados ayer por el jefe de bomberos de Madrid, Juan Redondo, elevaban a 120 el número total de las construcciones dañadas.

 


 

TRIMBLE VUELVE AL PODER EN ULSTER
Un acuerdo sin caballeros

Dicho en una frase bromista, fue otro prehistórico día en la asamblea de Irlanda del Norte. Como David Trimble finalmente tuvo éxito al volver a ocupar su puesto de liderazgo del poder compartido en el gobierno de Irlanda del Norte, los políticos a favor y en contra del acuerdo de paz de Viernes Santo estaban alborotados en lo que terminó siendo una disputa en el salón grande del Castillo Stormont –el lugar de la asamblea–. El detonante fue cuando Trimble y Mark Durkan –el líder entrante del partido Socialdemócrata liberal reelegido como viceministro ayer–, ocuparon sus lugares con micrófonos afuera de la sala de debate de la asamblea. En las columnas de mármol retumbaron los gritos de “traidor” de los unionistas extremistas del partido de Ian Paisley, que hacían directa referencia a que la mayoría unionista que Trimble necesitó para su elección a primer ministro fue asegurada con el voto del partido de centro Alianza, que designó como unionistas transitoriamente a tres de sus miembros.

 

OPINION
Por Claudio Uriarte

Un suicidio no asistido

La ETA está cometiendo suicidio. Y es un suicidio no asistido, sino uno que ella sola –quizás inconsciente de lo que hace– se está encargando de consumar. Porque, a la zaga de los atentados del martes 11 de septiembre en Nueva York y Washington, y de la recategorización por Washington de todos los movimientos armados como fuerzas terroristas homologables a Osama bin Laden, cometer un atentado como el de ayer en pleno Madrid equivale a la actitud de un individuo que se pusiera en la frente un blanco ante un torneo de tiradores expertos. Es la inversión en espejo de lo que hizo el IRA irlandés, que en reacción a los ataques del 11 muy pronto acordó su desarme para febrero de 2002 y reactivó de ese modo el proceso de paz. Las consecuencias de ese solo acto se verificaron antes del atentado de ayer: el IRA quedó fuera de la orden de congelación de fondos impartida por Estados Unidos a los grupos terroristas; la ETA, adentro. En el fondo, esta diferencia de procedimientos responde a la radicalidad de las diferencias programáticas entre ambas organizaciones: el IRA busca sólo integrar el Ulster a un país ya existente, la República de Irlanda; la ETA, crear un nuevo país en Europa Occidental, cercenando territorio de España y de Francia. Por cierto, la ETA hizo una política del hecho de atacar en un solo frente -España- mientras dejaba el otro -Francia- sólo para operaciones logísticas y de retaguardia. Por largo tiempo, Francia hizo la vista gorda a las operaciones de la ETA, en una típica maniobra de maquiavelismo dieciochesco para desestabilizar a su vecino español por un lado, mientras se pactaba tácitamente con la organización que no habría operaciones en el País Vasco francés, convertido de este modo en santuario etarra. Pero desde hace un tiempo –más o menos coincidente con la integración de Europa en una moneda única– esta política francesa se está desvaneciendo. Y ahora, con un pacto antiterrorista mundial en el que todo el mundo quiere entrar –pero donde las tarjetas RSVP están siendo muy avaramente distribuidas– se trata de una política liquidada, como lo subraya de modo indirecto la cumbre de ayer entre George W. Bush y el presidente francés Jacques Chirac. Esta deriva al nihilismo de la organización que alcanzó su apogeo con la voladura del automóvil del delfín del dictador Francisco Franco en 1974 -con el delfín adentro, el auto impactando en un piso alto y rebotando en otro superior– ya estaba insinuada antes, con la ruptura de negociaciones y el ataque de civiles y la continuación del terror tras la paliza electoral que recibió su partido en las elecciones de este año. La parábola se cierra trágicamente, y es ahora la ETA la que se tira desde un piso alto.

 

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