Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


WALL STREET ESTA DIVIDIDO EN LA EVALUACION DEL CANJE DE DEUDA
¿Qué vida hay después del default?

Analistas y financistas de
Estados Unidos debaten sobre
las perspectivas de la economía argentina. Opiniones encontradas. Krugman hace su aporte.

En Wall Street discuten si el default de la deuda es suficiente para que Argentina vuelva a crecer.

Desordenado y destructivo

A la Argentina le espera un default desordenado, destructivo, que barrerá con la convertibilidad y provocará bancarrotas masivas en el sector bancario. De esa situación de tierra arrasada, sin embargo, se pasará en el mediano plazo a una estabilidad aceptable, con un ambiente propicio para el reingreso de inversiones. Tal es la predicción que hace un sector importante de Wall Street sobre lo que sucederá en Argentina de aquí en más. La reestructuración de la deuda que propone el Gobierno fue asumida por esos financistas como una suerte de provocación y es rechazada. Quienes así opinan son voceros calificados de una parte de la banca de inversión, que estará invitada a sumarse al canje. Su posición anticipa el duro trabajo que le espera al Gobierno para avanzar con la operación a nivel internacional.
El caso argentino se convirtió en tema de debate central entre los economistas más cotizados y los inversores de Wall Street y Europa. Claro que ese debate en parte está teñido por los intereses que defiende cada uno. Amer Bisat, gerente de portafolio del banco de inversión Morgan Stanley, quien administra 3000 millones de dólares en títulos de deuda de países emergentes, sostuvo ayer en un seminario que “claramente el mercado espera una cesación de pagos muy desordenada, destructiva y asociada a miles de juicios”. “Desafortunadamente estoy de acuerdo. Eso es lo que está sucediendo”, enfatizó. De nada vale que el Gobierno siga negando el default, para muchos en Wall Street la reestructuración de la deuda equivale al incumplimiento de los compromisos asumidos.
Bisat disertó en un seminario organizado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. Allí también estuvo Francis Freisenger, economista jefe para América latina de Merril Lynch, el banco al que acudió Cavallo para que lo asesore en el canje. Curiosamente, el contratado dijo que “la situación de Argentina es desesperada” y que “la devaluación es inevitable”.
“Argentina está en una trampa y necesita salir. Pero carece de herramientas políticas, por su incapacidad para aliviar su política monetaria”, continuó Freisenger. Luego sostuvo que el canje anunciado por el Gobierno “recién es el principio del juego”. A esa altura, el economista se excusó de decir más porque Merril Lynch asesora a la Argentina. De todos modos, se permitió una última opinión de la política de déficit cero que aplica Cavallo, la cual consideró que “va en una dirección opuesta a la recuperación y al crecimiento económico”, por lo cual no atraerá capitales y llevará al país “a una recesión y una deflación más profundas”. A esta altura, la verdad, ya no tenía que decir más nada.
Para Bisat, en tanto, “la alternativa es abandonar el régimen de Convertibilidad, lo que será extremadamente difícil y llevará a quiebras masivas en el sistema bancario”. Sin embargo, indicó que después del caos, las cosas mejorarán para Argentina en el mediano plazo por tres razones: “La reestructuración de la deuda bajará el pago de intereses. La devaluación mejorará milagrosamente las cuentas fiscales, ya que los gastos se reducirán por el colapso de los salarios. Finalmente, la devaluación mejorará la competitividad, ofreciendo un mejor retorno a las inversiones”, pronosticó con la comodidad de vivir en Nueva York.

Enfrentar la realidad

Frente a la actitud beligerante que exhiben algunos operadores de Wall Street, en la misma Nueva York otros financistas parecen más comprensivos, aunque también serán duros a la hora de sentarse a negociar. Uno de los pesos pesado de la banca internacional, William Rhodes, vicepresidente del Citigroup, declaró ayer que “confiamos en que pueda lograrse un acuerdo voluntario” para la reestructuración de la deuda argentina. Rhodes tiene una larga trayectoria en negociaciones con países latinoamericanos con problemas de deuda y sabe cómo manejarse. También Jacob Frenkel, el asesor de Merril Lynch que contrató Domingo Cavallo, quien dijo que “existe la necesidad de que los inversores (argentinos e internacionales) enfrenten la realidad” de que el canje es la única solución para los problemas de solvencia que afronta el Gobierno.
El trabajo que ahora hace Frenkel para Argentina, hace dos años lo hizo el Citibank para Ecuador. Rhodes recordó que en aquella oportunidad también hubo grandes presiones y muchas quejas “por la forma en que se realizó la reestructuración”, pero destacó que “lo importante fue que la operación se llevó adelante y ahora Ecuador está creciendo”. Sin embargo, a diferencia de lo que propone ahora Cavallo, aquel país dejó de pagar la deuda, cayendo en un default abierto, devaluó con dolarización posterior.
El banquero participó en Londres de un encuentro del Instituto Internacional de Finanzas (IIF), que nuclea a 320 entidades, entre ellos algunos de los bancos más grandes del mundo. Interrogado sobre la situación argentina, William Cline, economista jefe del IIF, resaltó que el país “está tratando de evitar una suspensión unilateral de los pagos de su deuda”, y cuestionó la postura que asumieron las calificadoras de riesgo, como Standard & Poor’s y Fitch, que asignaron a la Argentina la nota de “default selectivo”.
“No estoy seguro qué tanto ayudan las definiciones de las agencias sobre lo que es un incumplimiento técnico”, señaló Claine. Luego dijo que “los esfuerzos de Argentina por resolver sus problemas de deuda difieren claramente de los llamativos incumplimientos que realizaron otros países emergentes en el pasado, cuando los inversores sufrieron grandes pérdidas”.
El economista avanzó en la discusión sobre la responsabilidad que deben asumir los inversores que arriesgan capitales en países con problemas, comprando bonos que les reportan grandes ganancias. Para Claine, los tenedores de títulos de Wall Street tienen que reconocer la pérdida y, en este caso, sugirió que es más conveniente para ellos ingresar al canje que propone Cavallo que forzar a la Argentina a caer en default. “Si se coopera y se recibe un 7 por ciento de interés es muy difícil quejarse cuando las tasas internacionales han caído al 2 por ciento”, indicó, en referencia a la baja de la tasa en Estados Unidos.
Por su parte, Frenkel afirmó que “los inversores locales y extranjeros tienen pocas opciones a aceptar la propuesta de reestructuración de deuda”. Esa falta de opciones “es lo mejor de una mala situación”, evaluó el asesor del ministro de Economía. Y respecto a la resistencia de los acreedores externos para sumarse al canje, respondió: “Hay una necesidad de tratar a los inversores domésticos e internacionales por igual. Y hay una necesidad de que ambos enfrenten la realidad”.

 


 

KRUGMAN RECOMIENDA DEVALUAR PARA VOLVER A CRECER
Clavado en una cruz de dólares

La Argentina debe abandonar la convertibilidad y permitir la flotación de su moneda. Solo así podrá revertir la recesión económica que padece desde hace 41 meses. El incumplimiento de su deuda “no bajará las tasas de interés, no hará más competitivos sus productos ni pondrá fin a la necesidad de una austeridad fiscal draconiana”, declaró el economista Paul Krugman.
En una columna publicada ayer en el diario The New York Times, Krugman sostuvo que las autoridades argentinas se encuentran ante un dilema similar al que debió enfrentar Estados Unidos durante la Gran Depresión. En 1933, el presidente Franklin Roosevelt tomó la por entonces controvertida decisión de abandonar el patrón oro. La medida fue uno de los componentes que permitieron volver al crecimiento de la economía.
Para Krugman, el principal desafío de Argentina no es el pago de la deuda sino terminar con la recesión. Sin embargo, la “rigidez” de su sistema monetario evita que la economía pueda repuntar, cuando “la respuesta natural es sacarse la camisa de fuerza: dejar que el peso flote, y hacer lo que sea necesario para salvar la economía”, explicó. Gran Bretaña lo hizo en 1931 y de nuevo en 1992 con resultados positivos, y Brasil dejó flotar el real en 1999, lo que mejoró mucho su situación, destacó.
El economista responsabilizó a los “centros de análisis de la derecha” estadounidense por insistir en que Argentina mantenga su sistema monetario y criticó el “aparente doble estándar” en los consejos de política económica. “Los países más avanzados a menudo devalúan sus monedas, pero a Argentina se le dice que no puede”. “Los países más avanzados nunca declaran una moratoria de su deuda, pero a la Argentina se le dice que debe hacerlo”, describió.
Con un déficit de entre el 1 y el 3 por ciento de su PIB, “nada mal para una economía en depresión” y una deuda de alrededor de la mitad de su PIB, Argentina tiene mejores números que muchos países europeos. Pero el problema de Argentina no es fiscal, es económico. Y la sola reestructuración de la deuda no soluciona los problemas de la economía real, insistió.
Krugman reconoció, además, que los acreedores privados con obligaciones en dólares sufrirán con la devaluación y sugirió, al igual que el ex economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo, Ricardo Hausmann, acabar por decreto con la indexación: “Es una solución radical, pero es una situación desesperada”, concluyó.

 

PRINCIPAL