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LA ALIANZA DEL NORTE SE ACERCA UN POCO MAS A MAZAR
Paso de ganso bajo bombas

Las tropas de la coalición antitalibana conquistaron una nueva posición ante la �ciudad cerrojo� de Mazar-i-Sharif.

Superbombarderos: Ayer, la fuerza aérea norteamericana recurrió a los superbombarderos B-52 para atacar
en el frente norte, cerca de Kabul.

Respaldada por ataques aéreos de Estados Unidos, la opositora Alianza del Norte combate cerca de la estratégica ciudad afgana de Mazar-i-Sharif y asegura haber capturado una ciudad clave: Shulgareh. Ayer, tras cumplirse un mes desde el inicio de los ataques sobre Afganistán, Estados Unidos hizo una positiva evaluación de su ofensiva militar, y logró sumar el aval de Italia que enviará 2800 hombres para reforzar el ataque terrestre que ya cuenta con 4000 soldados alemanes, 2000 franceses y las incondicionales tropas inglesas. Mientras tanto, el presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, empezó una gira para recolectar apoyos para su convulsionado país: ayer pasó por Irán y París, hoy parte a Londres y terminará su recorrido en Nueva York.
Ayer, la fuerza aérea norteamericana recurrió a los superbombarderos B52 para atacar en el frente norte, cerca de Kabul: bombardeó algunos camiones con tropas talibanas y varias posiciones fortificadas en Kabul y Kandahar, mientras que la opositora Alianza del Norte dijo haber ganado terreno en torno a la ciudad norteña de Mazar-i-Sharif, que cuenta con el mayor aeropuerto del país y de donde sale una autopista hacia la capital afgana. A la vez, los bombardeos norteamericanos se concentraron en los frentes sur de Mazar-i-Sharif, cerca de Taloqan –en la zona fronteriza con Tajikistán– y sobre la principal concentración de tropas afganas, a 60 kilómetros al norte de Kabul. La prioridad de Estados Unidos parece estar concentrada en perforar las líneas y permitir el avance de las fuerzas opositoras para hacerse con el control del norte afgano. De este modo, se podrían abrir líneas de abastecimiento desde Uzbekistán y Tajikistán antes del comienzo del invierno para preparar eventuales operaciones terrestres de tropas norteamericanas y de la Alianza en primavera. En tanto, el presidente de Tajikistán, Emomali Rajmonov, ofreció ayer oficialmente el territorio de su país para albergar bases militares estadounidenses. Más tarde, un vocero del régimen talibán desmintió la avanzada de la Alianza del Norte: “Las fuerzas de la oposición sólo tomaron en los dos últimos días el distrito de Zari. Conservamos el control total de Sholgera y Keshendé. Las reivindicaciones de la oposición son mentirosas y forman parte de su campaña de propaganda”, decretó.
Mientras tanto, la portavoz del Pentágono, Victoria Clarke, hizo un balance de la ofensiva militar estadounidense: “Un mes después de haber comenzado las operaciones militares estamos haciendo progresos y estamos en la vía de cumplir nuestros objetivos”. Clarke aclaró que los objetivos a lograr son los que el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, anunció el pasado 7 de octubre –cuando comenzaron los ataques aéreos–: “dejar claro a los líderes talibanes y a sus seguidores que albergar a terroristas es inaceptable y conlleva un precio”. A la hora de precisar los avances, siendo que aún no pudieron capturar a Bin Laden ni a grupos importantes de Al-Qaeda, Clarke respondió elípticamente: “(el progreso) forma parte de una fotografía más amplia. Ya hemos dicho que no se trata de un hombre y su red, sino del terrorismo global”. Por su parte, el vicepresidente de la Junta de Estado Mayor, el general Peter Pace, indicó que en el mes de campaña la aviación hizo más de 2000 salidas y “hemos echado abajo sus sistemas de defensa, sus equipos de comando y control de las comunicaciones y hemos desorganizado sus líneas de comunicación”. Y, en referencia a la Alianza del Norte, agregó: “Nos han informado de lo que han visto en el campo de batalla y aunque no sabemos la ubicación exacta de todas las unidades, sí sabemos que las fuerzas de oposición están haciendo progresos”. El Pentágono, para no dejar dudas de que Estados Unidos realmente progresa, exhibió cuatro videos en los que se mostraban los bombardeos realizados por la aviación estadounidense y la destrucción de vehículos blindados.

 


 

AUDAZ VIAJE A NUEVA YORK DEL LIDER PAKISTANI
Musharraf, gran equilibrista

Por Angeles Espinosa
Enviada especial a Islamabad

El viaje del presidente Pervez Musharraf a Nueva York es a la vez una prueba de la rehabilitación internacional de Pakistán y de su confianza en la situación interna. Aunque su gobierno prosigue la pulseada con los extremistas islámicos, las protestas no han alcanzado niveles preocupantes. Y a pesar de ese riesgo, su decisión de alinearse con Estados Unidos tras los atentados del 11 de setiembre ha trasformado a Pakistán de un país paria en un valioso aliado de Occidente. Musharraf cenó ayer con el presidente francés Jacques Chirac y el jueves se entrevista en Londres con el primer ministro británico, Tony Blair.
“Pakistán es un país musulmán muy moderado”, declaró Musharraf durante una escala técnica en Estambul, tras negar las insinuaciones de que la oposición a los bombardeos de los paquistaníes ponga en peligro su gobierno. El presidente paquistaní volvió a repetir que los extremistas son una pequeña proporción en su país, algo que parece avalado por el hecho de que, tras un mes de bombardeos, no hayan logrado movilizar a más de unas decenas de miles de personas en todo el país. También reiteró su deseo de que EE.UU. interrumpa la campaña militar durante Ramadán, algo que algunos analistas paquistaníes consideran imprescindible para su supervivencia política.
Musharraf, que viaja a Nueva York para intervenir ante la Asamblea General de la ONU, ha logrado sin embargo con su actitud el levantamiento de las sanciones económicas a su país y promesas de perdón de la deuda de varios de sus acreedores. La sola decisión de emprender un periplo de seis días fuera de Pakistán envía un mensaje de normalidad. Va a ser su ausencia más prolongada desde que se hizo con el poder en un golpe de Estado hace dos años. En ausencia de vicepresidente, ocupa su cargo en funciones el magistrado jefe del Tribunal Supremo, como cuando visitó India el pasado julio.
El presidente soldado, como le llama la prensa paquistaní, ha planeado una agenda apretada. No sólo está aprovechando el viaje de ida para entrevistarse con Chirac y Blair, sino que sus escalas técnicas tienen un alto contenido político. Aunque está previsto que se reúna con el presidente iraní, Mohamed Jatamí, en Nueva York, su parada de dos horas, ayer en Teherán, envió un claro signo de su disposición a superar las diferencias con ese vecino respecto al futuro de Afganistán.
Irán se ha mostrado muy crítico con el apoyo paquistaní a la campaña militar estadounidense contra los talibanes, a pesar de sus rivalidades ideológicas y políticas con ese régimen. Además, las autoridades iraníes también ven con recelos el apoyo de Pakistán al “proceso de Roma”, el plan para colocar al ex rey afgano Mohamed Zahir Shah al frente de la transición política post talibán.
No obstante, los esfuerzos diplomáticos llevados a cabo en los últimos días por el enviado especial de la ONU, Lakhdar Ibrahimi, parecen haber allanado esas diferencias. El miércoles, la entrevista de Musharraf con el vicepresidente iraní Mohamed Reza Aref concluyó con un llamamiento de ambos a “adoptar medidas conjuntas en la crisis afgana”.
Entre tanto, los bombardeos sobre Afganistán siguen despertando las iras de los islamistas paquistaníes, que han convocado para mañana una jornada de desobediencia civil. A pesar de que el gobierno insiste en que las protestas no plantean ningún riesgo a la estabilidad del país, no ha dejado de tomar medidas para evitar que la situación se le escape de las manos.
El miércoles se conoció la detención de Qazi Hussain Ahmed, líder de Jamiat Islami, el partido que encabeza la contestación islamista. Ahmed se encontraba bajo arresto domiciliario desde el pasado domingo, acusado de sedición. Sin embargo, había evitado la restricción dirigiéndose a lasmanifestaciones por vía telefónica. Así que las autoridades le han trasladado a una residencia oficial a unos 80 kilómetros al sur de Peshawar, donde l mantienen incomunicado.
“Se lo llevaron la pasada madrugada y desde entonces no le han permitido ningún contacto telefónico ni de otro tipo”, declaró a este diario.

 

OPINION
Por Claudio Uriarte

Se viene la guerra sucia

Lo que se ha visto hasta ahora –y se seguirá viendo en los días y semanas venideros– es un juego de niños comparado con lo que se viene. Porque los sistemáticos bombardeos por arrasamiento de las posiciones talibanas que defienden las ciudades de Mazar-i-Sharif y la capital Kabul –incluyendo explosivos que destruyen toda vida en kilómetros cuadrados enteros, y que tienen potencias parecidas a las de armas nucleares tácticas– no son más que vehículos de desbloqueo para que los incompetentes de la Alianza del Norte puedan tomar esas ciudades, expulsando a los talibanes del poder en Afganistán y permitiendo reivindicar así una primera victoria simbólica para calmar las expectativas de la opinión pública norteamericana. Pero pese a los “daños colaterales” civiles inevitables en una operación aérea que se despliega a 1800 metros de altura, ésta es la parte más “limpia” de la guerra. La guerra realmente sucia todavía está por llegar.
Y consiste en esto. Mao Tse Tung decía que la guerrilla se movía entre el pueblo “como un pez en el agua”. Lo que Estados Unidos va a hacer para matar al pez es, en principio, quitarle el agua. Cuando Mazar-i-Sharif en el norte, Kabul en el centro y tal vez Kandahar en el sur se encuentren en manos de la Armada Brancaleone de la Alianza del Norte, posiblemente con hollywoodenses extras pashtunes (la única etnia no representada en la Alianza, pero mayoritaria en Afganistán) y bajo la benevolente pero inoperante mirada del rey Zahir Shah, reimportado de Italia después de más de dos décadas de exilio, EE.UU. y sus “fuerzas especiales” van a empezar la tarea de arrancar de raíz las aldeas que rodean a los campamentos cavernarios de montaña de Osama bin Laden, que constituyen sus redes de articulación al exterior y sus bases de aprovisionamiento y logística. Va a ser una catástrofe humanitaria fría y deliberadamente planeada: a los aldeanos se les va a dar la opción de irse o morir, además de ser sujetos a torturas que no figurarán en la CNN ni en las conferencias de prensa del Pentágono –pero sí tal vez en la cadena qatarí panárabe al-Jazeera, que parece cada vez más una invención del oblicuo Foreign Office británico–.
Un comentarista observó una vez que la barbarie del enemigo contamina al que lo combate, señalando como ejemplo la militarmente inútil destrucción por los aliados de la ciudad alemana de Dresden –causando 600.000 bajas civiles– durante la Segunda Guerra Mundial. Algo así es lo que el invierno tan temido augura en Afganistán, pero ahora por necesidad militar.

 

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