Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


UNA CHARLA MAGISTRAL DE CARLOS FUENTES EN LA BIBLIOTECA NACIONAL
“Es inconcebible la experiencia sin pasión”

El autor de
�Aura� y �Gringo viejo�
cerró el encuentro de escritores e intelectuales �México y Argentina, un horizonte compartido� con una conferencia sobre Julio Cortázar y Alfonso Reyes que terminó
con una ovación.

Idea: �Con Cortázar íbamos al cine. Y después salíamos a caminar, sin decir palabra. Eso era amistad, respeto, reverencia, reflexión opuesta al mero parloteo�.

Por Verónica Abdala

Carlos Fuentes se plantó frente al micrófono dispuesto a cerrar el encuentro de escritores e intelectuales “México y Argentina, un horizonte compartido”, que se desarrolló esta semana en la Biblioteca Nacional. El público descontaba que su conferencia, titulada “Amor, amistad y experiencia. Reflexiones en honor a Alfonso Reyes y Julio Cortázar”, sería brillante. Lo que los presentes –cerca de trescientas personas, entre las que colmaban el auditorio y las que tuvieron que conformarse por seguir la conferencia a través de una pantalla– seguramente no imaginaron fue que las palabras del mexicano tendrían el poder de conmoverlos y hacerlos reír, a veces hasta las lágrimas.
A lo largo de casi una hora, el espeso silencio de la sala sólo fue penetrado por las ideas, citas, chistes y evocaciones de Fuentes, celebradas con una ovación final del público, que lo despidió de pie. El escritor, que agradeció con una tímida reverencia y después se escurrió por un pasillo lateral, no parecía el mismo que había iniciado la exposición: aquél había subido con actitud decidida, con la seguridad que le otorga el hecho de saberse uno de los mayores literatos latinoamericanos; éste se retiraba con evidente pudor, ante semejante demostración de afecto (si es cierto aquello de que el aplauso es una de las formas del abrazo) y reconocimiento. Aquí se transcriben algunas de las definiciones que vertió sobre la amistad, el amor y la experiencia, y sobre su relación, personal y literaria, con Cortázar y Reyes:
u “Conocí a Julio Cortázar, como sucede a veces, antes de conocerlo. En 1955 editaba yo una revista de literatura. Los buenos servicios de El Perseguidor aparecieron por primera vez en nuestra revista renovadora, alerta, hasta un poco insolente. Después, sin conocernos aún, Cortázar me mandó la carta más estimulante que recibí cuando en 1958 publiqué mi primera novela, La región más transparente. Le debo a Julio ese impulso inicial, en el que la inteligencia y la exigencia, el rigor y la simpatía, se volvían inseparables y configuraban ya al ser humano que me escribía de usted. Su correspondencia, era el hombre entero. Más ese misterio, esa adivinanza, ese deseo de confirmar que en efecto el hombre era tan excelente como sus libros y éstos tan excelentes como el hombre que los escribía. Por fin, en 1960 llegué a una placita parisina llena de artesanos y cafés. Entré a una cochera por un patio angosto. Al fondo, una antigua caballeriza se había convertido en un estudio alto y estrecho de tres pisos, con una escalera que nos obligaba a ‘bajar subiendo’, según una fórmula secreta de Cortázar. Yo, hasta ese momento, sólo conocía una foto suya de la revista Sur, en la que aparecía un señor viejo, cara delgada, el pelo sumamente aplacado por la gomina, vestido de negro y con un aspecto prohibitivo... El muchacho que salió a recibirme era seguramente el hijo de aquel oscuro hombre de la foto: un joven desmelenado, pecoso, desgarbado, con camisa de manga corta abierta en el cuello, un rostro de no más de 20, 25 años, de ojos muy separados y dos cejas sagaces, cruzadas y dispuestas a lanzarle una maldición cervantina a quien se atreviese a dudar de la pureza de su mirada. Le dije: ‘Pibe, quiero ver a tu papá’. Y me contestó: Soy yo’.”
“Creo, como sostenía Alfonso Reyes, que la literatura no es reflejo de lo que ya es sino creación imaginativa que pasa a ser parte de la experiencia de la realidad, formando otra nueva. Es decir: Hamlet y Don Quijote no son reflejo de la realidad sino que añaden algo a esa realidad que ya no será la misma que era sin Hamlet y Don Quijote.”
“La experiencia es nuestro libro, y tiene mil y un capítulos que cada uno firma a su manera. La experiencia es para mí deseo, afán de deseo de realizarse en el mundo. Abarca mucho, aprieta poco. ¿Quién no le da a la experiencia un valor inmenso, casi sinónimo de la vida misma? La experiencia del amor, del trabajo, de la amistad, de la creación, delpoder y de la felicidad. Pero experiencia significa también orgullo, violencia, ambición, temor, voluntad, sufrimiento. Porque hay experiencias dañinas, nos preguntamos si las heridas cerrarán cuando nos hagamos cargo de lo que las causó. Porque hay experiencias benéficas, construimos la esperanza de que lo bueno se repetirá, que habrá algo más.”
“Es inconcebible la experiencia sin pasión. “Corazón apasionado”, dice la vieja canción mexicana. Pasión significa conocer y respetar y procurar la grandeza de las emociones humanas. Ya que son las pasiones mismas las que constituyen el alma humana. La experiencia de la pasión trata de concebirse como libre obediencia a impulsos válidos, a impulsos existenciales, y saber mantenerlos, corregirlos, desecharlos en el camino de este ideal de la experiencia. Precisamente es éste el equilibrio más difícil: entre el mundo activo y el mundo paciente.”
“Toda experiencia es limitada. Nos lo confirma el hecho de que no hay experiencia, por mala o valiosa que sea, que se cumpla, jamás, cabalmente. Lo sabe el artista, que no necesita ver el famoso cincelazo de Miguel Angel para asegurar lo que es indispensable en el arte: la imperfección de la obra. Si la obra fuera perfecta, sería divina, sagrada, impenetrable.”
“Aún recuerdo a los niños con los que entablé amistad en la escuela primaria, aquellos con los que preferíamos la lectura y el diálogo a los rudos deportes enlodados de nuestra escuela inglesa (...). Conocí allí a José Donoso, y conocí el dolor de un niño desaparecido a los 12, que me dejó desolado, ante la primera muerte de un hombrecito de mi edad. Tan desolado me dejó como el destino de otro niño, físicamente deforme, objeto de burlas y de golpes. Que después del cuartelazo atroz del atroz Pinochet ese muchacho haya sido torturado en los campos de la muerte del sur de Chile sólo aumenta mi horror ante la crueldad humana, pero también mi ternura y compasión hacia la realidad misma de eso que llamamos amistad.”
“Todos hemos sido traicionados alguna vez por un amigo (...). William Blake lo decía de manera incomparable: ‘Tu amistad me hiere demasiado; por favor, sé mi enemigo’.”
“Con Cortázar íbamos juntos al cine. Y después salíamos a caminar, sin decir palabra. Al principio, yo creí que esos silencios eran una falla mía, un reproche de él. Pero después comprendí que la posibilidad de estar juntos sin decir nada era una forma superior de la amistad. Era amistad, respeto, reverencia, era reflexión opuesta al mero parloteo.”

 

La cultura en la encrucijada

“Políticas e industrias culturales” era el nombre de la mesa redonda que precedió a la conferencia de Carlos Fuentes, y de la que participaron Beatriz Sarlo –que hizo foco en el creciente deterioro de este campo en la Argentina y en “la quiebra” De Buenos Aires como “la gran máquina educativa y cultural que alguna vez fue–, Juan Luis Cebrián, director del diario español El País, Nélida Piñón, escritora brasileña, Raúl Padilla, director de la Feria del Libro de Guadalajara, y Ricardo Esteves, empresario del grupo Velox. Las exposiciones –desparejas, por cierto, y de las que solamente salieron airosos Sarlo, Padilla y Cebrián–, dieron lugar a algunos comentarios cruzados entre los panelistas. Sarlo aseguró, en su afán de ilustrar la decadencia que se verifica en el campo en cuestión, que “hace no tantos años, uno sólo de los ejemplares del Centro Editor de América Latina, bajo la tutela de José Boris Spivacow, vendía tanto como lo que llegó a vender este año la colección de fascículos de pintura Velox con el apoyo de todo el grupo Clarín”. Cebrián, entretanto, expresó que pretendía “no ser tan pesimista”, en clara alusión a Sarlo, y deslizó un comentario sobre la actual situación argentina que sorprendió a buena parte del público. “Ustedes, como nosotros los españoles y los italianos, tienen la costumbre de rajarse las vestiduras cuando tienen un problema. La Argentina tiene problemas financieros. Y ése es un problema virtual. Aunque reconozco que no por eso es poco importante: la realidad virtual también existe”, reflexionó.

 

“CARMINA BURANA” EN EL LUNA PARK, DESDE HOY
El ballet de masas

El Ballet Contemporáneo del San Martín se presenta por primera vez en el famoso estadio-teatro Luna Park con Carmina Burana, una de las más celebradas coreografías de Mauricio Wainrot, director de esta compañía y artista distinguido en la Argentina y en varios países de Europa y América, donde además ha sido director y coreógrafo residente. Estrenada en marzo de este año en la Sala Martín Coronado, Carmina... debió agregar entonces varias funciones a las previstas en la programación debido a la entusiasta acogida que tuvo entre el público. Fue así que de las catorce originales concretó treinta, y siempre a sala llena. Creada en 1988 por encargo del Royal Ballet de Flandes (Bélgica), la pieza lleva música de Carl Off. En la puesta argentina, la escenografía y el vestuario han sido creados por Carlos Gallardo, y la iluminación por Eli Sirlin. Las funciones de esta obra, calificada de notable por la crítica –tanto por su coreografía de “contundente frontalidad y enérgicos remates” como por la precisión técnica del elenco en la elaboración de este desconcertante rito pagano– tendrán lugar en el histórico Luna Park, de Corrientes y Bouchard, hoy y mañana a las 21, y el domingo, a las 19. Las localidades podrán adquirirse en el mismo estadio, en el horario de 10 a 20 horas (teléfono 4311-8005) y por Entrada Plus, llamando al teléfono 4324-1010. El precio de la entrada depende de la ubicación: de 25 pesos para la platea preferida, de 20 para la simple, 15 en el súper pullman, 12 en la platea alta y 5 en platea cabecera.

 

OPINION
Por Eduardo Pavlovsky

�Tío Patilludo�

El día 8 de junio de 1999 se realizó en Río de Janeiro un evento que se denominó: “Teatro para desenvolvimiento social”. El día 9 de junio, el señor Augusto Boal inauguró a las 10 de la mañana dicho evento. El día 10 de junio disertaron Stephen Stern (World Bank), Elizabeth Leeds (Ford Fundation), quien se refirió a la subvención que dicha fundación ofreció al Teatro del Oprimido de Augusto Boal y cerró la presentación George Muruli (The British Council). El día 11 de junio, el señor Augusto Boal “cerró” dicho evento en el “Forum de Encerramiento” a las 12. Patrocinaba dicha reunión The Ford Fundation - The World Bank IBRD y la realización estuvo a cargo de Queen Mary y The British Council y la Secretaría de Cultura de Río de Janeiro. La reunión fue un éxito.
El autor de Tío Patilludo dice no haber participado ni haber oído hablar de ella, ni hace pocos meses, ni hace muchos años, ni nunca. O bien el autor de Tío Patilludo padece una crisis moral o tiene un problema arterial. En cuanto al agradecimiento del señor Boal a la Fundación Ford, basta con lo escrito por él en Página/12. Superó con creces nuestra expectativa. La larga explicación de las bondades de recibir donaciones de la Fundación Ford para realizar teatro en todo el mundo no necesita agregados.
Nuestra identidad cultural teatral latinoamericana no necesita dinero del imperialismo. Al contrario, si ha surgido un teatro latinoamericano auténtico ha sido por su independencia de este tipo de fundaciones norteamericanas, siempre condicionantes. Vaya si lo sabemos.
Lo que se pueda criticar a Boal es que él basó su identidad cultural en la lucha contra el imperialismo cultural y muchos jóvenes lo siguieron en el ‘70. Fue precisamente en Porto Alegre donde dichos jóvenes, hoy conocidos directores y que participaron de dicha reunión del Foro, me expresaron este año la decepción por las actitudes de su maestro. Queda el magnífico recuerdo de esa obra antiimperialista, Tío Patilludo, que yo tuve la suerte de presenciar en 1969 en Buenos Aires. Pero Boal era otro, es cierto también.

 

PRINCIPAL