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JOSEPH STIGLITZ CRITICO EL SISTEMA DE JUBILACION PRIVADA
Un Nobel antiprivatista made in USA

Stiglitz, de visita en Argentina,
puso en duda la supuesta mayor eficiencia del sector privado sobre el público. Dio ejemplos de sistemas previsionales estatales eficientes y privados con problemas.

Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía y ex economista jefe del Banco Mundial.

Por Cledis Candelaresi

Si algún responsable de una AFJP hubiera escuchado la primera exposición pública que hizo ayer Joseph Stiglitz en Buenos Aires, quizás habría sentido cierto escozor. Aunque sin mencionar a la Argentina en ningún párrafo, el Nobel de Economía puso en dudas las bondades del sistema de jubilación privada, que incluso en otros prósperos rincones del mundo apunta a ser muy poco beneficioso para los futuros jubilados, aunque muy lucrativo para el sector financiero. Como broche, enunció que Estados Unidos tiene un régimen previsional estatal que funciona de maravillas.
El economista norteamericano, recientemente distinguido con el máximo galardón en la materia, ganó fama con sus críticas a las posturas oficiales del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, fundadas en el Consenso de Washington, esa fórmula que impuso a los países en desarrollo un duro ajuste fiscal, apertura de la economía y reducción del Estado como receta ineludible para alcanzar una bonanza imposible.
Al clausurar ayer en Buenos Aires el Congreso Internacional del Centro Latinoamericano de Administración para el Desarrollo, Stiglitz reforzó aquella controvertida posición, aunque desde un ángulo diferente. “No hay sustento teórico en que el afán de lucro hace más eficiente las organizaciones privadas”, sentenció. El intento fue obvio: derrumbar el prejuicio de que el Estado no puede ser eficiente y, al mismo tiempo, que las privatizaciones son la panacea. Para lograr su cometido, el catedrático de Stanford apeló a nítidos ejemplos.
“Estados Unidos cuenta con un programa público de jubilación muy exitoso y eficiente. Pero Wall Street presiona para que se privatice, sólo por una cuestión dogmática”, ilustró el economista. Pero el golpe más certero a la capitalización lo dio con el otro ejemplo, también del Primer Mundo: señaló que un régimen de capitalización del Reino Unido, con un “saludable” funcionamiento de su mercado de capitales, provocará a sus socios una pérdida del 40 por ciento de lo acumulado en sus cuentas, a raíz de los movimientos especulativos propios del sistema. “Este costo es, simplemente, una transmisión de renta de los beneficiarios al sector financiero”, concluyó.
No fue el único ejemplo para sembrar dudas acerca de las ventajas de declinar en manos privadas funciones tradicionalmente públicas. Entre otros ejemplos de malas privatizaciones, recordó la del sistema de control del tráfico aéreo en los Estados Unidos. Stiglitz no hizo ninguna referencia a los atentados del 11 de setiembre, ni a las supuestas fallas de los adjudicatarios, pero la referencia quedó sobreentendida.
“La ideología del presidente (George) Bush hizo imposible resolver esto”, en otros términos, dar marcha atrás con una decisión que se tomó en 1994, cuando las restricciones del presupuesto norteamericano habían dejado obsoleto el equipamiento del área responsable de controlar el espacio en el que se mueven los aviones, función finalmente delegada.
En palabras del Nobel, hay muchos casos en los que el sector público es notablemente menos eficiente que el privado. En otros, sin embargo, resulta comparable: los estatales ferrocarriles canadienses poco tienen que envidiarles a líneas privadas. En la tercera categoría, finalmente, hay ejemplos que prueban que una organización pública puede ser aún mejor. Es el caso de la siderurgia de Corea y Taiwan, contra la que las acerías norteamericanas tuvieron que buscar amparo porque no podían competir. “Es muy difícil para un norteamericano admitir que algo público pueda funcionar mejor que algo privado –remató–; simplemente, no lo entiende”.

 

Argentina asusta

No sólo se encuentra al tope del ranking de riesgo país. Como si no fuera suficiente que, además, sus más altas autoridades deambulen por los mercados financieros en busca de “ayuda y comprensión”, Argentina acaba de recibir otro mensaje de la baja consideración en que ha caído en el mundo. Ayer, un ex ministro de Economía de Panamá quiso dramatizar para describir la grave situación en materia de endeudamiento público que padece esa nación, y no tuvo mejor idea que hablar del “riesgo de argentinización” de su economía. Guillermo Chapman, ex ministro durante el gobierno de Ernesto Pérez (1994/99), calificó de “insostenible” la deuda pública panameña, de 8000 millones de dólares. “Si no se producen cambios en la política financiera y fiscal del país, Panamá corre el riesgo de una argentinización”, señaló Chapman, como para alarmar a sus connacionales. Al menos, todavía nos queda la Selección Nacional de Fútbol para que nos respeten en el mundo.

 

La Bolsa balconea la crisis

La falta de acuerdo con los gobernadores tensionó los ánimos de los “mercados”. La posibilidad de que se apruebe la coparticipación del Impuesto a las Transacciones Financieras puede quitar sustento al canje de deuda. En línea con esta incertidumbre, en la Bolsa de Comercio las acciones líderes cayeron el 2,6 por ciento. A la par de la baja de los bonos en 3,6 por ciento, el riesgo país trepó hasta los 2438 puntos básicos, 118 por encima del jueves. Los datos de depósitos del pasado miércoles mostraron un comportamiento estable, con un leve aumento de 9 millones de pesos. Las reservas netas del Banco Central quedaron en 17.825 millones, 226 más que el martes. Sin embargo, la nueva suba del call ayer, que llegó al 40 por ciento en pesos y 26 en dólares, junto a pases activos por 2113 millones, podrían ser una señal de la continuidad de la sangría de fondos del sistema.

 

EL RIO Y EL FRANCES REDUCEN SUS PRESTAMOS
El que huye supera la crisis

El Banco Río, filial del Banco Santander en Argentina, y el BBVA Francés, perteneciente al Bilbao Vizcaya, redujeron en conjunto en 955 millones de dólares sus préstamos al sector privado y en 1200 millones sus tenencias de bonos de la deuda pública en apenas un año. Como forma de cubrirse de la crisis y los riesgos de debacle financiera, las dos principales entidades financieras españolas y líderes en el mercado argentino han provocado una fuerte sequía de la plaza local, actitud que no podría tener otra consecuencia que haber acelerado la crisis.
Para Domingo Cavallo, la reactivación sólo se producirá cuando bajen las tasas de interés y el sector privado vuelva a acceder al financiamiento. Es la teoría del canal de crédito o del círculo virtuoso, que por una razón u otra, viene fallando desde hace años. Un informe que revela la estrategia de los bancos Río y BBVA Francés permite preanunciar que la teoría volvería a fracasar.
El objetivo del Santander es contar en Argentina con una gestión de crédito “muy conservadora”, de acuerdo a fuentes de la entidad consultadas en España por la agencia de noticias EFE, autora del informe. Esa política conservadora se expresó a lo largo del último año con una reducción de la asistencia crediticia del Río a sus clientes de 204 millones de dólares. Además, la entidad disminuyó su cartera de bonos argentinos en 1200 millones. En España observan con detenimiento la evolución de los acontecimientos en Argentina. En especial, el resultado del canje de deuda, que los tiene como protagonistas. Antes de volver a aumentar su exposición en el país, esperarán a ver cómo el Gobierno resuelve el tema de la deuda y cómo consigue luego la reactivación.
Al igual que el Río, el BBVA Francés “se ha preocupado en intensificar la reducción de cartera de créditos”, señala el informe. En especial, ese achicamiento se notó en el último trimestre, cuando la asistencia “bajó un 13 por ciento”. Y en lo que va del año, la entidad prestó 750 millones de dólares menos que en igual lapso de 2000, equivalente al 19 por ciento de baja.
“Para mantener acotada la morosidad, haremos un seguimiento estricto de los acreedores”, dijeron en el Bilbao Vizcaya Argentaria, respecto de la política del Francés. Los bancos españoles fueron protagonistas salientes del proceso de extranjerización de la banca argentina, aprovechando durante años el negocio de prestar caro al sector público. Ahora que esa posibilidad parece vedada, las entidades se repliegan y no prestan ni a las empresas ni al Estado.
Como medida complementaria, el Santander y el BBVA decidieron crear sendos fondos especiales para posibles contingencias, debido a la preocupación por la brusca desaceleración de la economía mundial y por eventuales dificultades de sus filiales en Argentina. El Santander constituyó un fondo de 678 millones de dólares, que prevé ampliar a 900 millones, mientras que el BBVA separó 180 millones.

 

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