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Un socio del GEBA para investigar
la violación y el crimen del GEBA

El juez Alberto Seijas, que tiene a cargo el caso de la maestra asesinada en el club, es socio de la institución. Para el abogado de la familia no hay incompatibilidad. Para un camarista consultado por este diario, sí. Ayer declaró de nuevo Antúnez.

El propio juez Seijas confirmó a Página/12 que es socio del GEBA: tiene el número 69.992/0.

Por Carlos Rodríguez

Fernando Antúnez, uno de los tres acusados por la violación seguida de muerte de la docente Fabiana Gandiaga, amplió su declaración indagatoria y, tal como había anticipado a Página/12, involucró a un cuarto hombre al que identificó como “Enzo”, empleado de intendencia del Club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA). Una fuente judicial le dijo a este diario que la declaración de Antúnez “se parece mucho a una estrategia defensista” y por ahora “no modifica la situación de los tres imputados” ni tampoco la de “Enzo”, quien ayer cumplió con sus tareas en el GEBA. Juan José de Valle, abogado de la familia Gandiaga, confirmó que sus representados demandarán al club por la “responsabilidad civil” que le cabe como organizador de una actividad durante la cual se produjo la tragedia. Pero ante una consulta, dijo que no piensan recusar al juez de la causa penal, Alberto Seijas, quien confirmó que es socio del club GEBA. “No vemos ninguna incompatibilidad”, sostuvo De Valle.
Fuentes judiciales estimaron que Seijas, el martes, resolverá la situación procesal de los tres detenidos, aunque tampoco se descarta que pueda posponer la decisión hasta que se conozcan los resultados de la prueba de ADN sobre las muestras halladas en el cadáver de la mujer. El examen estará concluido recién en diez días. Frente a la nueva acusación de Antúnez, cuya situación procesal es la más complicada por las evidencias que hay en su contra, las autoridades del GEBA dieron a conocer un comunicado donde reiteraron que en el “horrendo crimen” no está implicado ningún empleado del club.
Respecto del supuesto cuarto hombre, aseguraron que, de existir, “no pertenece al staff del club” porque “el único empleado con nombre de pila Enzo que pertenece al club estaba de franco el día del hecho y ya declaró en la causa” como testigo. Los tres detenidos eran empleados de una empresa de limpieza contratada. Fuentes de la causa consideraron que la declaración de Antúnez “no fue acompañada con pruebas que ratifiquen la veracidad de sus dichos”.
Adolfo Muschetti, el abogado de Antúnez, confirmó la acusación de su representado, quien “se ha decidido hablar porque tiene amenazas de muerte por parte de esta persona (“Enzo”), que sigue en libertad”. El abogado insistió en que Antúnez “ha negado toda responsabilidad en el hecho y reiteró que sólo fue testigo de lo ocurrido”. Sin embargo, tiene marcas en el rostro y en el cuerpo que habrían sido provocadas por la víctima al defenderse. También encontraron en su poder un teléfono celular que pertenecía a la mujer.
En el GEBA, más allá del hecho de que los tres detenidos no formaban parte del personal estable, hay inquietud por lo ocurrido, que puso en evidencia la falta de seguridad interna. El abogado de la familia Gandiaga confirmó que demandarán al club por la “responsabilidad civil” que le corresponde. “Ellos organizaban el evento (del que participaba la víctima, que no era socia del club) y como tales, deben responder por su seguridad. Es como si ocurriera un accidente en un circo o en un teatro”.
El que sí es socio del club (número 69.992/0) es el juez Seijas, según lo confirmó a este diario el propio magistrado. Para el abogado De Valle “eso no ha demostrado ser una incompatibilidad” y por ese motivo no lo recusarán. Un camarista, consultado por este diario, estimó que “el juez debería excusarse, sobre todo porque luego habrá un juicio civil”, en cuyo resultado podría influir directamente lo que suceda en la causa penal.

 


 

EL CASO DE LA 9ª DE LA PLATA
Muerto por asfixia

La sombra del estudiante Miguel Bru sobrevuela cada vez más densa sobre la seccional 9ª de La Plata, donde fue asesinado en 1993. Al caso de Gustavo Cuello, desaparecido el sábado 27 de octubre después de haber quedado registrado su paso por la misma comisaría, y descubierto con un balazo en la cabeza cuatro días más tarde en una casa que le resultaba totalmente ajena, se agregaron nuevos detalles: en la segunda autopsia se determinó que los pulmones estaban rosados, lo que evidenciaría asfixia. Cinco uniformados de la 9ª fueron sumariados.
Cuello fue demorado el sábado 27 de octubre por un patrullero cuando se encontraba pateando la garita de custodia de la sucursal platense de la AMIA. El castigo consistió en derivarlo a la seccional 9ª. Allí, el libro de ingresos lo registra entrando a las 7 de la mañana y con salida a las 10.40. Pero Cuello no regresó a su casa. Lo descubrió el inquilino de una casita ubicada en el Barrio Parque Sicardi, el 1º, por la noche. Estaba en una cama, con un disparo en la cabeza y una 22 apoyada sobre su pecho.
Suicidio, sentenció la primera autopsia realizada por peritos de la Bonaerense. El fiscal Antonio Raimundi pidió una ampliación. Aunque el resultado estará disponible la semana próxima, los peritos adelantaron que los pulmones de Cuello tenían color rosado, señal de falta de oxígeno, sinónimo del submarino seco.

 

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