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LA ALIANZA DEL NORTE CONQUISTO MAZAR-I-SHARIF
La victoria cambia de bando

Es la ciudad-cerrojo que permite la marcha hacia la capital Kabul, así como ataques en múltiples frentes. Cayó en manos de una de las fracciones de la Alianza del Norte, posibilitando un avance norteamericano en Afganistán. En estas páginas, la crónica, los festejos en Kabul y un análisis militar desde EE.UU.

Por James Meek, Nicholas Watt y Matthew Engel *
Desde Rabat, Afganistán, Londres y Washington

La guerra internacional contra el régimen talibán de Afganistán conquistó su primera gran victoria anoche cuando las fuerzas de la oposición ganaron el control de la ciudad clave de Mazar-i-Sharif al norte. Apoyadas por la intensificación de los bombardeos de Estados Unidos la semana pasada, las fuerzas de la Alianza del Norte penetraron las defensas talibanas en el sur de la ciudad. Los talibanes confirmaron que sus oponentes habían entrado a la ciudad, culpando al “pesado bombardeo norteamericano” por su éxito, según la Agencia de Prensa Islámica basada en Pakistán. A pesar de la admisión de los talibanes, el Pentágono reaccionó cautelosamente, diciendo solamente que estaba “alentado” por los informes. Sin embargo, un funcionario de Estados Unidos dijo a los reporteros que las fuerzas talibanas estaban huyendo en “manadas” de la ciudad hacia la capital Kabul.
La exitosa toma de Mazar-i-Sharif por la Alianza le dio a Estados Unidos y Gran Bretaña un impulso muy necesitado en la víspera de la reunión de este fin de semana de la Asamblea General de la ONU en Nueva York. Una Mazar-i-Sharif controlada por la oposición, con una buena pista de aterrizaje, sería una ruta vital para el abastecimiento desde Uzbekistán y Tajikistán. Tony Blair subrayó el alivio de los aliados anoche al celebrar los informes sobre Mazar-i-Sharif. Hablando desde su residencia oficial en 10 Downing Street en Londres, apenas unas horas después del acontecimiento, Blair dijo: “Lo que sabemos es que hubo un progreso sustancial en la toma de Mazar-i-Sharif. No sabemos exactamente el actual estado de las cosas pero creo que no cabe duda de que el impulso militar se está moviendo ahora contra los talibanes”. Sus comentarios fueron hechos después que las fuerzas de la Alianza declararan haber quebrado las líneas talibanas al atardecer del viernes en el puente Pul-e-Imam al sur de Mazar. Informaron haber tomado el aeropuerto y luego entrado a la ciudad. Ashraf Nadeem, un vocero de la Alianza del Norte, dijo que las fuerzas talibanas parecían haber abandonado la ciudad. Hablando desde Dare-Suf, a unos 80 kilómetros al sur de Mazar-i-Sharif, Nadeem dijo: “Nos movemos a través de un barrio por vez. Les estamos advirtiendo a nuestros comandantes que estén atentos a las represalias”. Abdul Rashid Dostam, el señor de la guerra uzbeko que controlaba Mazar-i-Sharif hasta que los talibanes la capturaron hace tres años, le dijo a la CNN-Turca que la Alianza había invadido la ciudad en media hora. Afirmando que estaba hablando desde una colina que domina Mazar-i-Sharif, Dostum dijo que las fuerzas de la Alianza del Norte habían matado a 500 combatientes talibanes y tomado prisioneros a otros cientos durante los últimos cuatro días de lucha. Las tropas de la Alianza del Norte en la línea de combate al norte de Kabul festejaron la caída de Mazar-i-Sharif con disparos de armas de fuego. La noticia fue emitida por la red de radios militares que enlazan comunican a las tropas en las trincheras con sus comandantes.
La respuesta del Pentágono estuvo atemperada por temores de que los talibanes atacaran nuevamente hoy. “Hay mucho polvo en el aire en este momento, literalmente y figuradamente”, dijo su vocero, el contraalmirante John Stugglebeem. “Las batallas continúan y es difícil decir el resultado.” Confirmó que las fuerzas talibanas habían sido vistas retrocediendo, pero dijo que esto podría ser una retirada táctica, quizás a un terreno más favorable.
La toma de una ciudad clave como esta entrega a Estados Unidos y Gran Bretaña una importante cobertura política mientras ellos esquivan pedidos para que se detengan los bombardeos durante el mes santo musulmán del Ramadán que comienza la semana que viene. Blair no perdió tiempo en tomar los informes sobre Afganistán como una señal que la ofensiva aliada había sido justificada. El impulso contra los talibanes, insistió, fue gracias”al esfuerzo hecho por los ataques aéreos, por la Alianza del Norte, y por otra medidas que estamos implementando”.

* De The Guardian de Gran Bretaña, especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère.

 

Claves

La opositora Alianza del Norte ganó ayer el control de Mazar-i-Sharif, conocida como ciudad cerrojo por desbloquear el avance hacia la capital Kabul, permitir el reabastecimiento desde Uzbekistán y Tajikistán y complicar las operaciones talibanas en caso todos los frentes.
Hoy se inaugura la 56ª Asamblea General de la ONU en Nueva York. Contrariamente a los anunciado en las vísperas, el presidente norteamericano George. W. Bush y su secretario de Estado, Colin Powell, no mencionarían la posibilidad de un Estado palestino (pág. 20).
Fracasó la jornada de protestas islámicas en Pakistán, cuyo presidente, el general Pervez Musharraf, viajaba ayer a la Asamblea de la ONU.

 

UN TRIUNFO AFGANO QUE PRELUDIA UN AVANCE NORTEAMERICANO
El primer día del resto de la ofensiva

Por Gabriel A. Uriarte
Desde Washington, DC

“Cayó el Stalingrado afgano”, comentó sonriente un periodista extranjero cuando el comentarista de la CNN realizó el primer anuncio con voz trémula. Bromeaba sobre una escena aparentemente tan inverosímil para la primera gran victoria de Estados Unidos en Afganistán. Una prensa que el 7 de octubre especulaba con la caída de Kabul, la capital, se regocijaba ahora por la caída de Mazar-i-Sharif, regocijo que requiere explicar a su audiencia qué es Mazar-i-Sharif. La segunda ciudad de Afganistán, punto nodal del sistema de transporte en el norte del país, punto de entrada para la ayuda rusa, “capital” de la minoría uzbeca. Todo esto es cierto, pero aun así es incorrecto definir la captura de Mazar-i-Sharif como una victoria norteamericana. Fue una victoria de la oposición afgana. Y, así, el preludio indispensable para una eventual victoria norteamericana.
Obviamente, la Alianza del Norte no habría podido tomar la ciudad sin el apoyo aéreo norteamericano. La duplicación (el martes) y triplicación (el jueves) de la presencia de enlaces tierra-aire norteamericanos “sobre el terreno” hizo que los bombardeos contra las posiciones talibanas dejaran de ser las operaciones tan cosméticas que una semana atrás hacían que los talibanes usaran la línea de frente como refugio. Sin embargo, esta semana muchos analistas sugerían que, aún con ayuda norteamericana, la Alianza del Norte no podría derrotar a los talibanes. “Antes estaban asediados y apenas se podían aferrar a sus tierras tribales, y después de dos meses nosotros les decimos que den media vuelta y vayan a la carga –consideró el general retirado Wesley Clark, comandante de la OTAN durante la guerra de Kosovo–. Si lo hacen, sería una proeza de liderazgo.” Tenía razón, y sus palabras ilustran cuan significativo es lo que ocurrió ayer.
La Alianza del Norte no sólo pasó de la defensiva a la ofensiva (con inferioridad numérica) mucho más rápido que otros ejércitos en situaciones similares, sino que quienes lo hicieron fueron su líder y su facción menos prometedores: el señor de la guerra Rashid Dostum, famoso por varios cambios de bando durante la guerra civil, y su milicia de la minoría uzbeka. Era la fuerza peor equipada, sin tanques ni artillería fuera de morteros, y la menos entrenada. Cierto: combatían en su propio terreno, y entre una población de su misma etnia, que detesta a los talibanes. Pero esos mismos factores se repiten en muchas provincias de Afganistán.
La captura de Mazar-i-Sharif hará que hipotéticas victorias futuras sean técnicamente más factibles. Antes de su captura, la Alianza del Norte era más bien la Alianza del Nordeste, basada en un pequeño enclave que estaba taponado por los talibanes. Los suministros para la Alianza del Norte debían cruzar caminos tortuosos y varios cuellos de botella, incluyendo un puente en la frontera con Tajikistán cañoneado a menudo por los talibanes. Mazar-i-Sharif, en cambio, controla una excelente carretera desde Uzbekistán que puede ser usada en el invierno, que está comenzando. Es seguro que será usada para transportar equipamiento y municiones para la Alianza del Norte, probablemente de fabricación rusa financiada por dólares norteamericanos. Al mismo tiempo, la ciudad ocupa una posición central que permite avanzar en varias direcciones a la vez, lo que podría obligar a los talibanes a sobreextenderse cuando sus movimientos ya están complicados por los bombardeos norteamericanos.
Nada de esto puede obviar los riesgos que encierra esta primera victoria de la Alianza del Norte. Históricamente, sus victorias generalmente son seguidas por disputas internas que fracturan la coalición que las hizo posibles. En este caso el peligro está acentuado por el hecho que Dostum capturó Mazar-i-Sharif sin ayuda significativa desde los otros ejércitos de la Alianza, un mal precedente para futuras operaciones conjuntas. Sin embargo, hasta ayer todos estos riesgos eran meramente hipotéticos. Que ahora Washington deba enfrentarse a ellos significa que tiene buenos motivos para interpretar que ayer fue una victoria. O, al menos, el primer día del resto de su ofensiva.

 


 

A la espera (y de festejo) en Kabul

Por James Meek
Desde Rabat, norte de Kabul

Tropas de la Alianza del Norte en el frente de combate del norte de Kabul festejaron anoche la noticia de la caída de Mazar-i-Sharif con disparos y tranquila alegría. La noticia fue transmitida por los noticieros de las radios militares y por walkie-talkies que enlazan a las tropas de las trincheras con el comando superior. “Nuestras fuerzas entraron en la ciudad desde tres puntos y ya están llevando a cabo una ‘limpieza’ de la ciudad de los talibanes”, dijo el reporte radial, que pasó rápidamente de receptor a receptor y de boca a boca en la oscuridad de este irregular frente de puestos de barro, bunkers y puestos de vigilancia desde los techos.
“Estoy lleno de alegría”, dijo el comandante Mohammed Mustafá, quien dirige una sección del frente de Rabat, a 33 kilómetros al norte de Kabul. “Si la guerra no está terminada, al menos estamos a mitad de camino.” El comandante Mustafá luchó en Afganistán en la larga guerra de casi un cuarto de siglo, perdiendo dos hermanos, su padre y un tío. Sus soldados jóvenes, sentados con las piernas cruzadas en torno suyo e iluminados por una lámpara de kerosene, parecían estar luchando por asimilar la importancia de las noticias provenientes del norte. “Cuando la Unión Soviética empezó su guerra contra nosotros, estos chicos recién estaban naciendo”, dijo el comandante Mustafá. “¿Cómo podrían haber visto Mazar-iSharif? Sólo han conocido éste lugar, y luchado aquí.” Mientras se recibían los informes de la caída de Mazar, el cielo fue invadido por el estruendo de los motores de aviones de combate norteamericanos, y las montañas bajo control de los talibanes en el sur florecieron con fuego.
Las ventanas de la cabaña del comandante Mustafá temblaron con el golpe de bombas que caían. Antes de que las aeronaves estadounidenses aterrizaran, el brillo grisáceo de las luces de Kabul –a 36 kilómetros– podía verse en el horizonte sureño. Mientras las bolas de fuego norteamericanas resplandecían, las luces de Kabul se extinguían.
También ha crecido la especulación de que la Alianza está por lanzar una ofensiva aquí mismo. De manera inusual, los comandantes más antiguos de la Alianza estaban en el frente ayer, y el bombardeo norteamericano a las líneas de combate ha sido especialmente duro en los días pasados. Una posibilidad es que la Alianza intente a convertir el aeropuerto de Bagram que está bajo su poder en un punto de ataque para desplazar las tropas talibanas de las colinas adyacentes. La caída de Mazar es un enorme retroceso para los talibanes y un enorme impulso para la Alianza y su patrocinador norteamericano. En el corto plazo, le da a la Alianza un aeropuerto grande y una ruta de abastecimiento desde la cercana Uzbekistán, donde Estados Unidos ha ido acumulando presencia militar.
También hace probable que la resistencia talibana dé un traspié en la ruta sur desde Mazar al frente de Kabul, con lo que las fuerzas de la Alianza aquí pueden ser reabastecidas. El general Abdul Basir –que controla el ahora bloqueado túnel Salang de la ruta Mazar-Kabul– dijo que va a llevar poco más de una semana hacerlo utilizable para vehículos.
Habrá preocupación respecto de las represalias de las tropas de la alianza que avanzan contra las fuerzas talibanas y sus colaboradores en Mazar, ya sean reales o imaginarios. Miles de talibanes fueron masacrados allí en 1997 e incluso más feroces masacres fueron consumadas por los talibanes cuando volvieron en 1998.

Traducción: Giselle Cohen.

 

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