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Una asamblea que dejará frustrados a casi todos

Comienza la Asamblea General de la ONU, donde EE.UU. y el mundo árabe expondrán sus roces.

George Bush y el premier indio, Atal Bihari Vajpayee.
Se reunieron ayer para discutir cómo va la guerra en Afganistán.

Por Julian Borger y Patrick Mintour
Desde Washington y Londres

En medio de los dispositivos de seguridad más impenetrables en la historia de las Naciones Unidas, la Asamblea General de la ONU se inicia hoy con los líderes mundiales convergiendo sobre Nueva York para discutir cómo enfrentar la crisis terrorista. Cualquier duda que quedara en el sentido de que la ONU pudiera ser un blanco quedó totalmente aventada por el reciente mensaje de video de Osama bin Laden en que describió a la organización internacional como “nada más que un instrumento para el crimen”, definiendo al secretario general de la ONU, Kofi Annan, como un “criminal”. Cuando los debates se inicien esta mañana, estarán rodeados de anillos concéntricos de seguridad. Las calles adyacentes en Manhattan estarán rodeadas por barreras de hormigón para detener coches bomba. El uso del espacio aéreo estará prohibido y embarcaciones de la Guardia Costera serán empleadas para patrullar el East River en previsión de posibles ataques.
En su discurso, se espera que el presidente George W. Bush reclame acciones en lugar de sólo palabras de simpatía en respaldo a la campaña antiterrorista liderada por Estados Unidos. Sin embargo, es probable que choque con el escepticismo de gran parte del mundo árabe, que está enojado por su decisión de agregar al grupo palestino Hamas y el libanés Hezbolá a una lista de organizaciones terroristas sujetas a las mismas sanciones financieras que Al Qaeda. Para el mundo árabe, existe una drástica distinción. La mayoría de los líderes árabes contemplan a Al Qaeda como una organización inequívocamente terrorista pero ven a Hezbolá y Hamas como combatientes de resistencia contra la agresión israelí. Estados Unidos subió la apuesta al criticar al gobierno del Líbano por negarse a congelar las cuentas de Hezbolá. “La neutralidad no es una posición aceptable”, declaró el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer.
Ese debate se volverá más áspero por la decisión norteamericana de posponer indefinidamente un discurso largamente anticipado del secretario de Estado Colin Powell en el que estaba previsto que respaldara la creación de un Estado palestino viable. También fue cancelado un esperado apretón de manos en los corredores de la ONU entre el presidente Bush y el líder palestino Yasser Arafat. La decisión ha generado enojo incluso entre los aliados más próximos a Washington. El canciller saudita Saud al-Faisal se declaró “profundamente frustrado” y dijo que Bush “no puede ser un mediador honesto y encontrarse sólo con una de las partes”.
El otro problema que complica las relaciones norteamericano-árabes, las sanciones contra Irak, también parece de improbable resolución en esta Asamblea General. El actual acuerdo de “petróleo por alimentos” expira al final de este mes y un sistema de reemplazo de “sanciones inteligentes” propuesto por Gran Bretaña y Estados Unidos fue previamente bloqueado por Rusia, que favorece una relajación de sanciones más general.

Traducción: C.U.

 

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