¿Será la última?
Todo parece indicarlo, pero con Diego Maradona... ¿quién
sabe? Esta tarde, a las 16, el astro, el futbolista más grande
de los últimos tiempos, volverá a vestir la camiseta de
la Selección Nacional, por primera vez en siete años, jugando
contra un Equipo de Estrellas conformado por algunos de los tantos amigos
que le dejó el fútbol. Será, sin duda, un momento
histórico, como él mismo lo ha calificado. ¿Será
la última? El genio y la mística cuyas llamas Maradona avivó
durante un cuarto de siglo, desde aquel lejano debut en 1976, volverán
a crepitar, esta vez en la Bombonera, y muchos de los chicos que sólo
vieron por TV aquella magia del Mundial de 1986 podrán pedirle
permiso a la emoción; y los grandes que sí lo vieron, en
la cúspide y también en el lento desbarrancamiento que supuso
para Diego la turbulenta década de los 90, podrán
acunar aquella nostalgia. Diego Maradona vuelve a pisar una cancha de
fútbol, después de cuatro años sin competencia oficial,
para decir adiós. Pero, tratándose del Diego, ¿se
puede estar seguro de que será la última?
Con Diego, se sabe, nunca se sabe. Si hasta volvió a sorprender
ayer, cuando lo esperaba la Selección para entrenarse con él
en Ezeiza, y Maradona hizo notar su ausencia. Desde las 16, gran cantidad
de público se agolpó frente al predio para ver y saludar
a Diego, quien prefirió quedarse en su habitación del hotel
Hilton por estar disconforme, según trascendió, con los
organizadores del partido homenaje.
Según algunas versiones que circularon esta tarde, favorecidas
en parte por el silencio que reinó entre los organizadores, el
malestar de Maradona con éstos habría nacido cuando se enteró
de que sólo se habían vendido alrededor de 20 mil entradas
para el partido.
Pasadas las 18, varios integrantes del Seleccionado, como Sorín,
Burgos y Gallardo, se retiraron tras realizar ejercicios regenerativos
y minutos después los siguieron el resto de los jugadores. El equipo
se reunía a las 0.30 de hoy en Ezeiza, para quedar concentrado,
pero Maradona mandó a avisar que él no se concentraría.
El astro estuvo realizando movimientos gimnásticos en el hotel.
Por la mañana había estado mucho más eufórico.
Quiero que llegue la hora del partido, del homenaje, la hora en
que (sus hijas) Dalma y Giannina me den un beso, porque creo que lo merezco
dijo en un maratón radial. Como otras veces dije que
no fui un buen padre y reconozco muchas cosas, creo que a esto me lo gané.
El astro que según trascendidos cobraría cerca de
700 mil dólares por este partido se quejó de los comentarios
que circularon sobre la concurrencia al partido. Se dijo que, debido
a la situación del país, mañana la cancha va a estar
semivacía. Y Guillermo (por Coppola, su representante y amigo)
me jura y recontrajura que no es así. Hasta eso tengo que soportar
cuando vengo a mi país a un homenaje. E insistió:
Quiero enfrentar la realidad porque así me lo indica mi corazón,
pero así no se puede. Guillermo me recontra jura que le piden entradas,
y sé lo que está luchando para meter más gente. Es
jodido que vayan en contra de la realidad.
A las varias ausencias que se confirmaron en los últimos días,
en especial la de Claudio Caniggia, o la de los jugadores de River, Ariel
Ortega y Andrés DAlessandro, ayer se confirmó la del
brasileño Romario, a raíz de las chances que tiene su equipo,
el Vasco da Gama, de clasificarse para la liguilla final del campeonato
brasileño. Sin embargo, serán de la partida dos jugadores
de lujo: Enzo Francescoli y Juan Román Riquelme. El Equipo de las
Estrellas en-trenó ayer con nueve jugadores.
QUE
SERA DE MARADONA SIN EL FUTBOL
Del homenaje a la despedida
Por Enrique Escande
Los argentinos se preguntaban
a fines de octubre de 1997 cómo sería el fútbol sin
Diego Maradona, cuando decidió su retiro después de más
de dos décadas de actividad en la que se sucedieron hechos de alto
voltaje, tanto en el terreno deportivo como en su vida personal.
También se preguntaban qué sería de su vida alejado
de una pelota, de las exigencias a las que está sometido un deportista
de alta competición.
Aquella inquietud tuvo su justificación dos años más
tarde, cuando estuvo al borde de la muerte en Punta del Este, donde sufrió
una crisis cardíaca y debió someterse en La Habana a un
tratamiento por su adicción a las drogas del cual no ha sido dado
de alta.
El fútbol sin Maradona se las arregló como pudo, pero se
las arregló, como había sucedido años antes cuando
se despidieron de los campos de juego Alfredo Di Stéfano, Pelé
o Johann Cruyff. Sin embargo, a Diego las cosas le costaron bastante más
en ese aspecto. El flaco y poco expresivo fútbol actual, controlado
por intereses que eclipsan valores como el talento y la belleza del juego,
se recicla con una notable facilidad pese a la falta de jugadores como
el Pibe 10, pero a éste su condición de ex futbolista lo
tortura.
En agosto pasado, cerca de cumplir los 41 años, su representante,
Guillermo Coppola, dijo que Maradona estuvo pensado seriamente
en la posibilidad de volver a jugar al fútbol, idea que reavivó
la organización del partido homenaje. Al iniciar este proyecto,
Diego dijo que si todo sale bien, no está dicha la última
palabra. Creo que con eso nos mete en la cabeza que algo más va
a hacer en el fútbol, dijo Coppola en aquella ocasión.
Una semana antes, Maradona indicó, en una entrevista publicada
en la página de la FIFA en Internet, que le gustaría seguir
jugando porque fue muy feliz mientras lo hizo. Todavía
me duele y no puedo creer que no pueda jugar más. Porque aún
siento el fútbol en todo mi cuerpo, en la cabeza, en el corazón,
en el estómago, en las piernas, en los pies. Era muy feliz mientras
jugaba, dijo hace tres meses. Más adelante comentó
que en su vida cometió diversos errores, pero que sufrió
las consecuencias. Mi falta más grave fue consumir
drogas. Hice daño y entristecí a mucha gente por eso, especialmente
a mi mujer y a mis hijas. Lo siento muchísimo, pero eso no me convierte
en un monstruo. Yo me acepto como soy, estoy contento conmigo, expresó.
Los mejores y los peores recuerdos de Maradona están vinculados
con el fútbol, porque su vida ha sido el fútbol .
A Maradona le cuesta desvincularse del futbolista que lleva dentro, y
posiblemente no lo logre nunca. Por esa razón no quiere que nadie
a su alrededor hable del partido de despedida, que se jugará hoy,
sino de homenaje.
Siete
años de ausencia
Después
de siete años y medio, Diego Maradona volverá a vestir la
camiseta de la Selección Argentina: su último partido oficial
fue el 25 de junio de 1994, ante Nigeria, en el Foxboro Stadium de Boston,
un partido que terminó con el triunfo por 2-1 del equipo que por
entonces dirigía Alfio Basile, con dos tantos de Claudio Caniggia.
Maradona jugaba en esa ocasión su 21º partido en un Mundial
y alcanzaba la marca del alemán Uwe Seeler y del polaco Zbigniew
Zmuda, pero tras los 90 minutos de juego una enfermera salió al
campo y le pidió que la acompañara a la sala de los controles
antidoping. Maradona fue retirado del Mundial por la AFA y sancionado
con una suspensión de 15 meses.
Esa tarde, Argentina formó con Islas; Sensini (luego Hernán
Díaz), Cáceres, Ruggeri, Chamot; Simeone, Redondo, Maradona,
Balbo (luego Mancuso), Batistuta, Caniggia.
La Diez está aún
vivita y jugando
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La FIFA todavía
no fue notificada por la Argentina de la intención de retirar
de su Selección la camiseta número diez en homenaje
a Diego Maradona. Así lo confirmó el vocero de la FIFA,
Andreas Herren, quien se abstuvo de dar mayores precisiones debido
a que no hubo presentaciones oficiales en ese sentido. De acuerdo
con la reglamentación internacional, ningún país
está autorizado a presentar un jugador con la camiseta número
23 en un Mundial. Lo único que quiero es que se deje
tranquilo al fútbol argentino y, si esto es para polémica,
que la sigan usando, porque yo me la llevé, afirmó
Diego.
Carlos Bianchi autorizó
a Juan Román Riquelme a jugar el partido homenaje con la
condición de que no juegue los 90 minutos. Yo
le dije que podía jugar sin problemas, el asunto es que no
juegue los 90 minutos, porque si es así yo no lo podría
utilizar el domingo (por mañana) ante Estudiantes,
afirmó Bianchi.
Una persona como
Maradona, que le dio tanta alegría a la gente, se merece
una despedida digna, dijo, conciliador, Edson Arantes do Nascimento,
Pelé, al llegar a Buenos Aires para participar del homenaje.
Se espera que hoy, en la cancha, haya un abrazo de reconciliación,
al menos para los fotógrafos.
Cuatro horas antes del
partido comenzarán espectáculos artísticos,
fuegos artificiales y la exhibición en pantalla gigante de
una cinta con un repaso de su carrera, desde Los Cebollitas hasta
el último encuentro de su carrera profesional, el 25 de octubre
de 1997.
Unos 80 mil napolitanos,
fieles a su admiración por Maradona, seguirán por
televisión el partido homenaje. El encuentro será
televisado en directo en Italia por el canal de cable Stream y en
Nápoles se han habilitado distintos puntos a partir del cine
Tasso, con capacidad para 1200 personas, y de un centenar de bares
para que los tifosi no abonados al cable puedan volver
a admirar a Diego.
La estatura de Maradona,
que no llega a los 170 centímetros, fue insuficiente
para su gran calidad futbolística, aseguró Mario
Lobo Zagallo. Cualquier despistado que viera su biotipo no
le daba mucho valor. Nadie podía pensar que ese muchacho
bajito y rollizo llegaría a convertirse en uno de los más
grandes jugadores del mundo. Maradona demostró que el tamaño
no es lo que importa, señaló el entrenador brasileño,
para quien Maradona merece una despedida honrosa por todo
lo que realizó dentro y fuera de su país.
Siento admiración
por su arte, verlo es un placer. El vínculo entre Maradona
y el pueblo argentino es franco, es una de las actitudes más
puras de la conducta social. Textual de Marcelo Bielsa, antes
de que Diego los dejara colgados...
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