Por Martín
Granovsky
Desde
Nueva York
Amplio. Y franco. Con esas
dos palabras el presidente Fernando de la Rúa explicó anoche
cómo califica el apoyo norteamericano a la Argentina. Fue el despliegue
de la estrategia que, tal como anticipó Página/12, se basa
en la seducción de la no seducción y hoy se pondrá
en práctica durante una entrevista de media hora con George W.
Bush. Los dos adjetivos utilizados por De la Rúa siguieron a la
pregunta de este diario sobre si, para el Gobierno, el apoyo de los Estados
Unidos es suficiente. Respuesta: Sí.
¿Ustedes considerarán una frustración o un
fracaso que la reunión con Bush termine sin un comunicado del tipo
del emitido por el G-7, con acogida favorable a la Argentina?
Si todavía no hicimos la reunión, no veo por qué
ya hay que hablar de frustraciones o fracasos contestó De
la Rúa. El encuentro es en sí mismo positivo, aunque
no haya ningún comunicado, que por otra parte no está previsto.
Yo voy a agradecer el apoyo que Bush ha brindado y brinda a la Argentina.
Ayer mismo De la Rúa se cruzó con el presidente norteamericano
en un pasillo de las Naciones Unidas, pero el diálogo fue de circunstancias.
Amigo, amigo, dice De la Rúa que le dijo Bush.
Mi casa es su casa, fue otra de las frases.
Y un alto funcionario argentino confesaba que, al escucharla, imaginó
otra mejor: Mi Tesorería es su Tesorería.
Debió decir también mi secretario del Tesoro es el
de ustedes, por su equivalencia con el ministro de Economía
Domingo Cavallo. Y hubiera venido bien, porque el propio Presidente decidió
no presionar para que Cavallo participe en la reunión con Bush
a pesar de que su adversario aparente, el canciller Adalberto Rodríguez
Giavarini, pidió especialmente que su colega de gabinete especializado
en rencillas con Brasil también disfrutara de la media hora con
George W.
Cavallo fue, ayer, un misterio que ni De la Rúa ayudó a
develar. Este diario lo había ubicado en Boston, en casa de un
hijo, pero el Presidente convirtió la visita familiar de su ministro
en un perfecto mix de actividades privadas y públicas.
Está con un hijo, y permanentemente se comunica con gente
por teléfono, dijo aludiendo a banqueros y financistas. Pero
no aclaró con quiénes habló ayer ni para qué.
De todos modos, la propia ausencia de Cavallo contribuirá a que
la reunión de este mediodía sea aún menos específica
en economía. Aunque se desarrollará a agenda abierta, o
sea sin temas acordados en detalle antes por los diplomáticos,
el punteo que desplegará De la Rúa incluye lo que sigue:
Elogio del déficit cero
como base del programa económico.
Comentario sobre el plan de
reestructuración de la deuda iniciado en la Argentina con el tramo
de los bancos locales y que consiste en una tasa del 7 por ciento para
los nuevos bonos, que además contemplan una moratoria de tres años
en la reposición del capital.
Recuerdo de que el secretario
del Tesoro Paul ONeill fue quien empezó a hablar de la reestructuración
de la deuda y de la sustentabilidad del desarrollo, es decir
de que la realidad soporte a la economía o viceversa.
Negociación del cuatro
más uno (MERCOSUR más Estados Unidos) y del Area de Libre
Comercio de las Américas (ALCA, donde el MERCOSUR queda diluido).
En política-política, De la Rúa planteará
su apoyo a los Estados Unidos luego del ataque terrorista del 11 de septiembre,
del que hoy se cumplen exactamente dos meses, y dirá que las fuerzas
de paz integran una política de Estado. Hasta ahora el Gobierno
no prevé ningún despliegue especial detropas de seguridad
o militares, ni siquiera pensando en la posibilidad de una realidad afgana
posterior a la derrota de los talibanes.
¿Qué es lo que más preocupa a los banqueros?
preguntaron ayer los periodistas a De la Rúa, en una vuelta
a la economía.
Lo que leen dijo sin dudar el Presidente.
Después, Rodríguez Giavarini afirmó que para él
una de las claves de lo que considera aceptación del plan
económico es la permanencia de los depósitos
en el sistema.
¿Permanencia es que no hay corrida?
Nunca hubo corrida. Permanencia es que no hay retiro. Es como si
el tenedor de los depósitos votara sobre el plan.
Pero lo que alegraba anoche más al ministro era el apoyo del canciller
español Josep Piqué, una muestra de que el nivel de inversiones
directas no permite demasiada prescindencia.
Quien piense que una situación crítica o incluso una
suspensión de pagos en la Argentina no va a afectar la estabilidad
financiera en todo el continente americano y, por tanto, en todo el mundo,
se equivoca, dijo Piqué. Si tiene razón, quiere decir
que la Argentina conserva aún intacta su capacidad de daño
financiero. Es una buena noticia.
Consejos
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Por M. G.
Luego de cada reunión de un presidente argentino
con uno norteamericano, los funcionarios acostumbran recurrir a
la historia para decir que nada fue, antes, mejor que ahora. Algunos
consejos para ahorrarles trabajo, y relevarlos de la mentira, aun
piadosa, luego del encuentro de hoy:
Nunca un presidente
norteamericano habló 31 minutos con un argentino.
Jamás Bush había
mantenido con De la Rúa una primera reunión formal
después de los atentados.
Nunca el hijo de un
presidente que también llegó a presidente recibió
a un presidente argentino que no fuera hijo de otro presidente argentino.
Bush dijo hello, my
friend con un nivel de cariño distinto en un 17 por ciento
al registrado hacia Fernando Henrique Cardoso.
Los presidentes norteamericanos
no suelen recibir a los presidentes argentinos un domingo al mediodía,
poco después del brunch.
El apretón de
manos para las fotos marcó una presión inédita
del pulgar derecho de George W.
Nunca un presidente
norteamericano escuchó a un presidente argentino hablar tanto
sobre el déficit fiscal.
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LA
ONU EN UNA CIUDAD MILITARIZADA
Para israelíes y palestinos
Por M. G.
Desde
Nueva York
Fue un hermoso sábado,
y el cielo bien celeste sólo aparecía marcado por el chorro
blanco de los cazas recorriendo una ciudad que ostentó el mayor
operativo de seguridad de su historia. Ese fue el marco en el que comenzó
la Asamblea General de Naciones Unidas, donde Fernando de la Rúa
dio un discurso que, tal como adelantó en exclusiva Página/12,
incluyó la condena del terrorismo y pidió una solución
para el conflicto de Medio Oriente con resguardos para Israel y para los
palestinos.
Según De la Rúa, la paz firme y duradera debe
basarse en el logro de una paz firme y duradera en Medio Oriente,
fundamentada en el respeto del derecho inalienable del pueblo palestino
a su autodeterminación y a constituir un Estado independiente,
así como en el reconocimiento del derecho de Israel a vivir dentro
de fronteras seguras e internacionalmente reconocidas. Para el Presidente,
la utilización de la violencia y el terrorismo en todas su
formas es completamente inaceptable y sólo agravará la situación,
siendo urgente que las partes acuerden un cese del fuego y se inicien
las negociaciones para un arreglo definitivo que hasta hace poco tiempo
parecía alcanzable.
La Asamblea hizo un increíble contrapunto. A las diez y media de
la mañana, la noticia entre diplomáticos de todo el mundo
es que Osama bin Laden subía su apuesta. Nosotros somos el
blanco, dijo entre nervioso e incrédulo, pero no tanto, un
delegado latinoamericano mientras miraba los rascacielos cercanos al río.
No solo él los miraba. En el techo del edificio de Naciones Unidas,
grupos de francotiradores apuntaban con rifles hacia lo alto. En cada
reja se veía un policía con prismáticos. El río
estaba patrullado por lanchas de la Guardia Costera. El vallado en torno
de la ONU ocupaba diez manzanas. Cada media cuadra los delegados debían
someterse a un prolijo cacheo (bastante más exigente que el de
una cancha de fútbol los domingos, por cierto) y a un testeo con
detector de metales. Los accesos se cerraban y abrían alternativamente
según quien saliera de la ONU. Y, esta vez, a diferencia de otras
anteriores, los agentes del New York Police Department o los miembros
del Servicio Secreto no lucían deportivos, estilo chicle masticado
en el costado derecho, como diciendo aquí estoy, quiero más
presupuesto. Estaban serios, convencidos de que una lastimadura a un delegado,
un papelito sospechoso de contener ántrax (variante norteamericana,
no argentina) y, más aún, un mega atentado, serían
fatales para el gobierno y le quitarían la legitimidad internacional
que hoy conserva pese a las críticas.
Afortunadamente De la Rúa no se dejó llevar en el discurso
por tendencias a la militarización de la seguridad que muestra
esporádicamente en la Argentina. Condenó el terrorismo,
describió acuerdos regionales y citó factores que
realimentan la subsistencia del terrorismo. Dijo que en el
marco de la creciente interdependencia que caracteriza a esta etapa de
la vida económica internacional, los beneficios del desarrollo
alcanzan a pocos Estados, siendo más evidente la creciente marginación
de países y sociedades que viven en la pobreza extrema y el drama
de la niñez abandonada o desnutrida. Explicó que esa
distribución económica dispar, que las comunicaciones actuales
hacen más tangible, provoca frustración y aun desesperación
en amplios sectores desposeídos y genera condiciones para el surgimiento
de conflictos y enfrentamientos sobre los cuales operan los fundamentalismos
de distinto tipo.
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