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UN ESTUDIO DE LA MEDITERRANEA NIEGA LA SOBREVALUACION DEL PESO
Toda devaluación se irá a precios

Aunque Domingo Cavallo afirmó que el peso estaba sobrevaluado un 20 por ciento, la Fundación Mediterránea lo contradice. Y ésa es la principal razón que ofrece para presagiar que los precios subirían tanto como el dólar.

Las diferencias con Brasil explicarían por qué ellos pudieron devaluar y la Argentina no podría.

Por Julio Nudler

”En la Argentina, una depreciación de la moneda se traduciría casi completamente en inflación”, asegura un estudio realizado por Inés Butler para el Ieral, instituto de estudios económicos de la cavallista Fundación
Mediterránea. Según el documento, que realiza sus cálculos en base a datos del año 2000, la traslación (pass through) de la devaluación a precios estaría entre el 43,2 y el 106,4 por ciento. Esto sería así porque, según afirma Butler sin temor a contradecir al propio Domingo Cavallo, “la moneda argentina corrigió casi completamente, a través de un proceso de deflación que ya lleva más de dos años, la desalineación del tipo de cambio real, quedando sólo un 1 por ciento de sobrevaluación”. Como se recordará, el ministro reconoció al reasumir en marzo Economía que el peso estaba sobrevaluado en un 20 por ciento, y fue en base a esa estimación que lanzó los planes de competitividad, con reducciones impositivas. Está claro que la deflación actúa como un sustituto de la devaluación, porque la corrección de precios relativos es inevitable.
Para Butler, “en la Argentina las empresas ya han realizado un ajuste importante de márgenes, y con el mecanismo de deflación, dado que el tipo de cambio se encuentra fijo, han corregido el tipo de cambio real”, minimizando la sobrevaluación del peso. Según esta investigadora, la situación de Brasil, antes de la devaluación de enero de 1999, era muy diferente, ya que la sobrevaluación de la moneda, ocasionada por la paridad fija del real, aún no había sido corregida con caídas de precios.
Con este paper, la Mediterránea busca mostrar que no rehúye lo que describe como “deseos de repensar el rumbo”, provocados por los cuestionamientos a la política económica ante la crítica situación a la que llegó el país. Uno de esos replanteos propone salir de la convertibilidad para dejar flotar la moneda. “Se considera que un régimen de flotación cambiaria es el más adecuado para suavizar las fluctuaciones que resultan de shocks externos”, apunta el trabajo, pero para advertir que “particularmente en las economías en desarrollo existe un elevado riesgo de que la moneda se desvalorice fuertemente y esto provoque presiones inflacionarias, generándose una espiral desvalorizacióninflación más distorsiva que un tipo de cambio fijo pero estable”.
La alternativa de dejar fluctuar la cotización del peso en el mercado cambiario ganó adeptos “luego de la flotación de la moneda brasileña en enero de 1999, la que logró producir una depreciación real de la moneda, ya que los precios no siguieron la desvalorización cambiaria”, según admite Butler. De diciembre de 1998 a octubre de 2001 el dólar subió en Brasil 124 por ciento, mientras que los precios sólo aumentaron 22,8 por ciento. Pero el análisis del Ieral procura subrayar que ese muy módico traspaso de la devaluación a precios es atribuible a ciertas condiciones de partida, que no coinciden con las argentinas. Fundamentalmente, indica que el real estaba sobrevaluado, por lo cual su depreciación venía a corregir una distorsión, mientras que el peso no lo está.
A este factor se le adjudica una gravitación decisiva, pero hay otros que también cuentan. Uno es el grado de apertura de la economía: cuanto más abierta, mayor sería el traslado, ya que habrá más cantidad de productos con precios vinculados al mercado externo. Relacionado con este factor –señala Butler–, “una estructura de precios con elevada ponderación de bienes transables (los que pueden importarse o exportarse) reflejaría más rápidamente las variaciones cambiarias en variaciones en los precios internos. En la Argentina –afirma–, a estos factores se suma la dolarización de facto que caracteriza a los precios internos.” En verdad, esa dolarización atañe a algunos precios, como las tarifas de diversos servicios públicos, pero no a todos. La investigadora consigna, de todas formas, un punto a favor de la posibilidad de lograr que una devaluación nominal del peso también sea real, al señalar que “es más fácil trasladar a precios (el alza en el valor del dólar) en la fasecreciente del ciclo que cuando la economía se encuentra en contracción”. Vale decir que en la Argentina resultaría muy difícil ese traslado.

 


 

ENRIQUE PESCARMONA ABRIO EL PAQUETE Y LE GUSTO
Plan bueno, déficit cero malo

Por Claudio Zlotnik

¿Qué expectativas tiene sobre el rumbo de la economía?, le preguntó Página/12 a Enrique Pescarmona, titular de Impsa, durante el anteayer concluido Coloquio de IDEA en Mar del Plata. “El último paquete de medidas me gustó –dijo–. Me da la impresión de que es el plan más consistente que sacó este Gobierno. Incluye iniciativas tendientes a lograr la reactivación, que deberían implementarse rápidamente, y ataca el problema de la deuda. No es poca cosa.
–¿Confía entonces en que la Argentina saldrá de la crisis?
–La cuestión no está tan clara. Habrá que ver si consumidores e inversores vuelven a tener confianza. No olvidemos que hace más de tres años que vivimos en recesión. Lo otro es si la clase política se da cuenta de la gravedad de la crisis. La economía está al borde del abismo. Y si los políticos no logran un consenso urgente, nos vamos a caer.
–¿No podría suponerse que el modelo se agotó y que por eso se profundizó la crisis?
–Creo que Domingo Cavallo planteó seriamente el problema de la deuda. Y éste es un tema clave de la crisis. Si el canje sale bien, será un paso importante para dejar atrás la depresión económica porque bajarían las tasas de interés y nos otorgaría tiempo para recuperar oxígeno y honrar los compromisos más adelante. Repito: la reestructuración es un hecho importantísimo para salir adelante. No hay que restarle méritos al Gobierno, que ahora acertó.
–¿Y qué cosas criticaría?
–Sin dudas, el plan de déficit cero. Su planteo fue una estrategia errada. Coincido con que las cuentas deben equilibrarse. Pero ese esfuerzo hay que hacerlo cuando la economía atraviesa por un período de crecimiento y no en plena recesión. Haber planteado el déficit cero no hizo más que ahondar la depresión económica. Una pena, si tomamos en cuenta que en los últimos años se ha destruido mucha riqueza en la Argentina. Se nota en el valor de las acciones de las empresas. Grupos económicos muy importantes, como Pérez Companc, tienen una capitalización bursátil que es la mitad de la de hace tres años, a pesar de que sus ganancias y sus reservas de petróleo hayan aumentado un 50 por ciento. Lo mismo ocurre con Quilmes: una compañía que debería valer 2000 millones de dólares vale tan sólo 700 millones.
–Hay quienes argumentan que la crisis se vincula con la sobrevaluación del peso. ¿No habría que devaluar?
–En mi opinión, una devaluación no tendría éxito en la Argentina. En cambio, la circulación de las Lecop (Letras de Cancelación de Obligaciones Provinciales) podría constituirse en una forma de amortiguar la crisis, ya que elevan la cantidad de dinero circulante. Es una buena medida para aceptar en forma momentánea.

 

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