Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


INVESTIGACION EXCLUSIVA DE PAGINA/12 SOBRE LA INVESTIGACION
Cómo nadie sabe nada del martes 11

El martes 11 de setiembre, tres aviones de línea secuestrados por terroristas se estrellaron contra las Torres Gemelas del World Trade Center en Nueva York y un ala del Pentágono en Washington. Aquí se revela todo lo que no logró la investigación.

Aspecto parcial de lo que quedó de
la Torre Norte del World Trade Center, dos meses atrás.

Por Raúl Kollmann

Doble fracaso. En dos meses no lograron detener a nadie con sólidas pruebas que lo vinculen con los atentados a las Torres Gemelas y el Pentágono. No aparece ni un cómplice ni la ruta del dinero y, menos que menos, el financista de los ataques. La evidencia contra Osama bin Laden es de una debilidad que impresiona y no va más allá de que la CIA dice que sus agentes dicen que “hombres de Bin Laden decían” que se iba a producir “un ataque de envergadura”. Es más, entre los verdaderos expertos en terrorismo hay dudas si la clave no está en los servicios de inteligencia de Irak. Tal vez Estados Unidos sí consiguió un triunfo: pese al fracaso de la pesquisa instaló en el mundo entero que no hay dudas sobre la autoría de Bin Laden de los atentados y con eso se justifican los bombardeos contra Afganistán. En la aparición del ántrax el despiste es aún peor: no han detectado ni siquiera a un sospechoso de haber enviado las cartas contaminantes y, encima, no tienen claro cómo la bacteria se esparció entre carteros, o sea sin que se abrieran las cartas. La única pista –apasionante– es una mujer muerta, solitaria, enigmática, de 61 años.

Estos son algunos de los interrogantes.
1 ¿Dónde se reclutaron los 19 suicidas que se inmolaron en las Torres Gemelas y el Pentágono?
–Nadie lo sabe. Quince eran de Arabia Saudita; el aparente jefe, Mohamed Atta, nació en Egipto, hubo dos de los Emiratos Arabes Unidos y un libanés. No hay un solo dato que indique dónde se conocieron, aunque sea por grupos. La punta clave –por ahora–, es que tres de ellos vivieron en Hamburgo y serían, por su nivel intelectual, los ideólogos o jefes de la operación. Allí estudiaban urbanismo. Sin embargo, en dos meses los investigadores no encontraron una sola evidencia de cómo se armó el grupo de suicidas, tratándose de terroristas que vinieron de diferentes países.

2 ¿Cómo era la relación con Bin Laden y su organización, Al-Qaeda?
–Nadie lo sabe. Las evidencias son más que débiles y todas se esconden detrás del siguiente diagnóstico: “Era un grupo de elite, aislado, que mantuvo poco contacto, o ningún contacto, con otros grupos de Al-Qaeda en Europa o Estados Unidos”, según explica, por ejemplo, Roland Jacquard, especialista francés en terrorismo.
Las bases de la investigación son supuestos informes de inteligencia. Por ejemplo, Inglaterra y Francia dicen que casi todos los suicidas estuvieron en Pakistán y de allí pasaron a Afganistán para entrenarse. Dicen que Atta estuvo allí “posiblemente entre 1997 y 1998”, es decir es una especulación sin evidencia que hayan podido mostrar.

3 ¿Quién dio apoyo logístico dentro de Estados Unidos? ¿Quiénes fueron los cómplices?
–Nadie lo sabe. Las autoridades detuvieron a 1200 sospechosos, de los cuales la inmensa mayoría fueron llevados simplemente por prejuicios sobre su origen islámico. Del resto, casi todos terminaron procesados por usar pasaportes falsos para eludir las leyes inmigratorios de Estados Unidos. O sea que querían vivir allí y realizaron la maniobra del pasaporte falso para entrar al país. De los 1200, hay cinco a los que todavía se los vincula con el 11 de setiembre: tres vivían en un departamento de Detroit y la mayor evidencia que se les encontró es que tenían mapas del aeropuerto de Amman, en Jordania, que fue un objetivo terrorista hace un año; el cuarto –argelino– estaba preso en el momento de los atentados, pero había hecho un curso de aviación y festejó cuando los aviones se incrustaron en las Torres, mientras que el quinto es un estudiante jordano que conocía a tres de los suicidas y tenía un afiche de Bin Laden en su habitación. Ninguno aportó datos, los cinco niegan su participación y en Estados Unidos hay propuestas de torturarlos o de obligarlos a ingerir ladroga de la verdad, con sodio, que hace hablar al detenido. Además, Washington dictó una norma para que ya no sean reservados los diálogos entre detenidos y abogados, algo considerado como una grosera violación de los derechos humanos. En suma, los cómplices no aparecen, el apoyo local tampoco y la mayoría de los expertos sostiene que los propios suicidas fueron la conexión local. No debe olvidarse que la mayoría vivió en Estados Unidos desde noviembre de 1999.

4 ¿Qué características tenía el grupo?
–Nadie lo sabe del todo. Se han recogido datos contradictorios. Por ejemplo, varios de ellos habrían partido de sus lugares de origen, principalmente en provincias pobres de Arabia Saudita, para peregrinar a los lugares sagrados del Islam, Mecca y Medina. Otros dijeron que se iban a luchar con fuerzas islámicas en Chechenia y estuvieron también los que hablaron de sumarse a organizaciones islámicas benéficas y de ayuda humanitaria. Sin embargo, hay muchos testimonios de que buena parte del grupo no observaba las normas del Islam, bebían cerveza, recurrieron a prostitutas y, menos aún, iban a las mezquitas. En principio, podría hablarse de una célula heterogénea, con gente de mayor y menor nivel cultural y mucha y poca observancia del Islam. Esto remite más bien a
una organización no tan religiosa como Al-Qaeda, sino a grupos donde lo religioso tiene menos peso como los iraquíes, parte de los palestinos y libaneses.

5 ¿Existe la posibilidad de que no haya sido Al-Qaeda sino otra organización?
–Nadie lo sabe. Hay un dato impactante: el aparente jefe, Atta, estuvo reunido en abril, en Praga, con un hombre oficialmente reconocido como agente de inteligencia de Irak. El individuo fue expulsado de la República Checa justamente por considerárselo un peligroso agente de inteligencia. También hay un misterioso viaje de Atta a Cataluña en julio, donde –se dice– que también estuvo con agentes iraquíes. En una palabra, los investigadores no encuentran ninguna evidencia concreta sobre quién estuvo detrás de los atentados.

6 El golpe del 11 de setiembre requirió de dinero, ¿quién fue el financista?
–Nadie lo sabe. La operación requirió al menos 500.000 dólares y, obviamente, todos apuntan a Bin Laden. Poco antes de inmolarse, tres de los suicidas giraron dinero –incluso desde los aeropuertos donde tomaron los aviones hacia sus objetivos– hacia los Emiratos Arabes Unidos. El dinero, supuestamente un vuelto de los fondos invertidos en los atentados, fue cobrado por un hombre llamado Mustafá Ahmad, seguidor de Bin Laden, que en la misma noche que retiró los 15.000 dólares que le giraron los terroristas, partió hacia Pakistán en un vuelo de Saudi Airlines. Nunca más se supo nada de él, ni siquiera hay certeza de que haya sido la persona que cobró el dinero. Por otra parte, eso era sólo el vuelto, pero el gran flujo para financiar el ataque no se sabe cómo se le entregó a los terroristas ni de donde vino.

7 ¿Los envíos de ántrax están relacionados con los ataques del 11 de setiembre?
–Nadie lo sabe. Los investigadores no tienen ninguna evidencia, salvo algunos rasgos de quien –o quienes– envían las cartas. En el caso de las que llegaron al Senado y a las cadenas televisivas de Nueva York, produciendo dos muertes, sería un hombre –el 90 por ciento de los ataques perpetrados mediante cartas han sido hechos por hombres-. y por las características de la letra se está buscando a alguien de edad avanzada, posiblemente un científico resentido, solitario y con gran astucia. Por ejemplo, en las cartas no se encontró material para trabajar científicamente: no hay huellas digitales, no hay pelo ni fibras de ningún tipo. El individuo tomó una precaución notable: el texto que viene dentrode los sobres no es un original, sino que sacó una fotocopia para dificultar todavía más el rastreo. Entre los lingüistas que estudiaron el caso hay una polémica. Los textos enviados hablan de Alá y le dicen a los norteamericanos que deben tener miedo. Por ejemplo, dice ¡Muere ahora! Algunos de los expertos sostienen que está escrito por un nonorteamericano. Como ejemplo ponen que la fecha está puesta de forma distinta al uso norteamericano y que la palabra penicilina está mal escrita. Otros lingüistas aseguran que se nota que es un norteamericano tratando de simular.

8 ¿Por qué el ántrax le llegó a una mujer que no era ni periodista ni política ni trabajaba en el correo?
–Nadie lo sabe. Esta es la gran pista que están trabajando los investigadores. La señora Kathy Nguyen murió el 31 de octubre producto del ántrax. Trabajaba en una clínica, pero los investigadores no encontraron bacterias ni en su ropa ni en su vivienda ni en la clínica ni en ningún lado. La mujer vivía sola, casi no hablaba con nadie y el FBI trata de hacer una historia de sus últimas dos semanas de vida: con quién habló, dónde fue, si se pudo haber cruzado con alguien –ese científico loco que podría estar detrás del ántrax.- o si directamente, de alguna manera, ella está relacionada con la bacteria. Lo cierto es que las primeras semanas aparecieron pocos datos: no se sabe qué hacía la mujer fuera de sus horas de trabajo, pero tampoco se detectó algo anormal. Lo más insólito es que el FBI se hizo presente en el velatorio y el entierro y relevó a cada una de las personas que acompañaron los restos de la mujer. Como se ve, no hay una pista sólida.

9¿Cómo sigue la pesquisa?
–Nadie lo sabe. El fiscal general de los Estados Unidos ya emitió dos alertas máximas sobre posibles ataques terroristas. El argumento es que habían intervenido conversaciones entre hombres de Bin Laden que hablaban de un nuevo golpe. Nada se produjo. El FBI, por su parte, no pudo contestar en el Senado cosas tan elementales como cuántos laboratorios podrían producir ántrax en los Estados Unidos. No lo saben e incluso hay una polémica: varios científicos afirman que no es necesario un laboratorio muy sofisticado para producirlo, ya que es suficiente con equipamiento que vale 2500 dólares. Eso sí, un científico tendría que haberlo robado de un laboratorio de los cientos que, desorganizadamente, manejan el ántrax en ese país.
El gran problema que tiene la Casa Blanca hoy es el mismo que tiene la Argentina: la falta de esclarecimiento de los atentados deja como conclusión tácita que la misma organización puede volver a golpear, con los mismos apoyos internos. En la Argentina no se sabe nada sobre lo que fue la conexión local islámica de los atentados. En Estados Unidos tampoco encuentran evidencia concreta: creen que tal vez hayan sido los mismos terroristas, todos muertos. Por ahora rezan para que sea así.

 

PRINCIPAL