Por
Juan José Panno
Los números indican que en este campeonato Juan Román Riquelme
jugó 9 partidos de los cuales Boca ganó 7, empató
1 y perdió 1. Eso da un 81 por ciento de efectividad, superior
a la de los demás equipos en este campeonato, incluido Racing cuyo
porcentaje de efectividad es de 78, claro que en 14 partidos. Los números
también marcan que Boca sacó solamente 2 puntos sobre 15
en los 5 partidos en los que no jugó su número 10 titular
y el porcentaje lo emparienta en este caso con Huracán, el cola
del torneo.
Riquelme, autor de dos goles y partícipe en la jugada de los otros
dos, fue la figura de la tarde y envió un nuevo mensaje para que
Marcelo Bielsa le ofrezca el lugarcito que se merece en la Selección
Nacional. Los números parecen marcar que hay dos Boca, uno con
Riquelme y otro sin Riquelme, pero la verdad es que también puede
haber dos Boca, uno que es un desastre y otro que juega fenómeno
dentro de un mismo partido, con el crack en la cancha. Algo de eso ocurrió
ayer en el encuentro en el que el equipo que dirige Carlos Bianchi superó
a Estudiantes de la Plata por 4 a 2: Boca jugó muy bien en los
10m iniciales y en los 20m finales y en el medio navegó entre la
intrascendencia para manejar la pelota y la inoperancia defensiva; Boca
fue ofensivo, creativo y contundente en algunos pasajes del partido, e
impotente, frágil y aburrido en otros. Estudiantes también
tuvo altibajos, que en realidad estuvieron más vinculados con la
producción del rival. Como salió a esperar, a ver qué
pasaba, se vio desbordado al comienzo, se agrandó de a poco hasta
dar vuelta el resultado y ponerse 2 a 1 y no tuvo solidez para aguantar
la arremetida del rival en la segunda mitad del período complementario.
La progresión en el marcador fue ésta: 7m, toque magistral
de Riquelme para Gaitán y zurdazo sobre la salida del arquero,
1 a 0; 27m, centro bajo de Osorio, remate corto de Farías, 1 a
1; 58m, cabezazo de Azconzábal, rebote en el palo, toque de Farías,
palo y gol, 2 a 1; 69m, centro de Carreño, tijera de Riquelme,
pelota contra un palo de Misetich, tal vez sorprendido por el pique, 2
a 2; 71m, centro de Riquelme, corajeada de Schiavi para cambiar la trayectoria
de la pelota, cañonazo de Burdisso desde el punto del penal, después
de bajar muy bien, 3 a 2; 82m, centro de Guillermo Barrios Schelotto en
un tiro libre mientras dormía toda la defensa de Estudiantes y
toque sutil de Riquelme al segundo palo, 4 a 2.
El partido, que en realidad venía muy mal para Boca cuando Estudiantes
estaba 2 a 1 y amenazaba con el tercero, sufrió un vuelco en el
momento en que se enchufó Riquelme, coincidiendo con la entrada
en la escena del pibe Carreño en reemplazo de Barijho, que tuvo
otra tarde negra y que cada vez está más lejos del avión
que traslade al equipo a Japón. El de Carreño por Barijho
era un cambio cantado, al igual que el de Giménez por Pintos, que
se había producido un rato antes. Boca levantó la velocidad
y la puntería y sumó tres puntos que no le sirven demasiado
para el campeonato, pero que mejoran el ánimo pensando en lo que
de verdad importa, el partido con el Bayern Munich.
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