Por
Gustavo Veiga
La noticia, entre el fárrago de tantas situaciones violentas que
vive Colombia, pasó casi inadvertida. Una organización paramilitar
de extrema derecha que opera en ese país, las Autodefensas Unidas
(AUC), amenazó de muerte a trece árbitros de fútbol
y a un periodista deportivo, a quienes señalaron como corruptos.
O mejoran o se mueren, sentenciaba el libelo que el sábado
3 de noviembre divulgó Alvaro González Alzate, un integrante
del Comité Ejecutivo de la Federación local, quien asimismo
preside la División Aficionada. Lo extraño es que, hasta
hoy, la situación no ha sido formalmente denunciada por las autoridades
deportivas colombianas y tampoco recibieron una queja en la Confederación
Sudamericana (CSF), que lidera hace tiempo el paraguayo Nicolás
Leoz. Líbero intentó encontrar una explicación a
este hecho en Eduardo Deluca el secretario general de la CSF,
pero el dirigente dijo que se enteró por los diarios de lo que
había sucedido en el Valle del Cauca.
No nos hicieron ninguna denuncia. La Federación local no
informó nada sobre lo que pasó. Incluso, el doctor Leoz
habló durante la semana con Alvaro Fina (por el máximo directivo
del fútbol colombiano) y no le comentó lo sucedido. Tal
vez porque estas cosas deben ser normales allá..., explicó
Deluca, un tanto sorprendido por las escasas repercusiones del episodio.
Este dirigente recordó que a fines de la década del 80,
la CSF sí intervino en un caso de amenazas a árbitros en
Colombia. Los hechos habían ocurrido durante la disputa de la CopaLibertadores
de América y tuvieron como damnificados a referís de la
Argentina y Uruguay.
Juan Carlos Loustau, el ex internacional que ahora dirige la Escuela de
Arbitros de la AFA, fue uno de los jueces coaccionados por los carteles
de la droga que, en esa época, dominaban a su antojo ciudades como
Medellín y Cali y, por añadidura, a los principales clubes
de fútbol que representaban a Colombia en la Copa. Durante un diálogo
telefónico, Loustau evocó la delicada circunstancia que
le tocó vivir y que aún continúa siendo moneda corriente
en el fútbol cafetero: Yo estaba en el hotel junto a mis
compañeros de la terna arbitral, Francisco Lamolina y Jorge Romero,
cuando apareció una persona que nos amenazó a los tres.
Nos dijo algo así como: Atlético Nacional tiene que
ganar; si no, los matamos. El partido era contra Olimpia de Paraguay
y nosotros les comentamos lo que había pasado a los dirigentes
Leoz y Deluca, que estaban en el mismo hotel. Se adoptaron las medidas
del caso y después no ocurrió nada anormal....
Sin embargo, unos días más tarde se repitió una situación
similar, pero con una terna uruguaya. La integraban los referís
Cardellino, Martínez Bazán y Otelo, quienes, a diferencia
de sus pares argentinos, le elevaron la denuncia por escrito a la Confederación
Sudamericana. Loustau todavía recuerda que, como consecuencia de
aquel informe, el partido entre Atlético Nacional y Vasco
da Gama se jugó dos veces, pero en la segunda lo disputaron en
Chile. Además, como los futbolistas del equipo brasileño
también habían hecho una denuncia por amenazas, los colombianos
terminaron jugando en Miami por orden de la FIFA.
Hoy, acaso porque los amedrentados son árbitros de la región
de Cali, están más indefensos y ni siquiera inquieta su
caso a la Federación local. Sus nombres no son demasiado conocidos
ni en su propio país: Marcos Urrutia, Wilmer Barahona, Héctor
Lugo, Alberto Rincón, Ancízar Tascón, Roberto Tascón,
Edgar Vélez, Alberto Duque, Harvey Hernández, Rodrigo Durán,
Diego Becerra, Eduardo Ruiz y Julio Méndez. Todos ellos se desempeñan
como referís, líneas y comisarios deportivos. A esta lista
hay que agregar a Luis Yesid Melo, un ex árbitro y actual analista
futbolístico.
Vélez, uno de los jueces que integra la nómina, también
es el titular del Colegio de Arbitros del Cauca. El fue quien primero
recibió el comunicado de los paramilitares. Personalmente,
en vez de estar preocupado, más bien me da tristeza, porque nosotros
no somos un ejemplo de corrupción. Es más, nuestros colegiados
no han sido tenidos muy en cuenta a nivel nacional, afirmó.
Asimismo, el único dirigente importante de la Federación
Colombiana que en público se mostró consternado, el tal
González Alzate, calificó como aterradora y trágica
la amenaza de las AUC.
El directivo parece que no consiguió persuadir a los restantes
integrantes del Comité Ejecutivo que preside Fina, porque su exhortación
para que la Confederación, la Federación Colombiana,
los tribunales deportivos y la fiscalía no se queden estáticos
ante esta situación tan grave que está viviendo el fútbol
tuvo muy poca trascendencia.
La advertencia de las AUC, cuya autenticidad se trata de precisar, ocurrió
dos semanas después que un árbitro internacional colombiano,
Felipe Russi, también fuera amenazado de muerte por pistoleros
de origen desconocido, quienes le manifestaron estar dispuestos a limpiar
el fútbol profesional. Estos episodios se registran mientras
en Colombia se investiga un negociado con la organización de la
última Copa América que involucra al titular de la Federación,
Alvaro Fina y a otros dirigentes.
El diario local El Espectador publicó tres notas extensas sobre
la constitución de una empresa (Copa LLC), con sede en Delaware,
Estados Unidos, y que también opera en Miami, mediante la cual
directivos delfútbol colombiano y un antiguo contratista de la
Federación planearon desde febrero de 1999 la arquitectura financiera
del torneo. El objetivo de estas personas era obtener utilidades por 21
millones de dólares cuando se liquidara la sociedad a fines del
2001. Pero, vaya desliz, las autoridades deportivas sostuvieron en un
informe preliminar que la Copa arrojó pérdidas, pese a que
los derechos de TV se comercializaron en 156 países y compañías
como Coca-Cola y Mastercard pagaron sumas millonarias para patrocinarla.
Fina, uno de los acusados, esbozó una defensa: No quiero
señalar a nadie, ni a El Espectador ni a El Tiempo, ni a ningún
medio de comunicación en particular. Ellos, en cierta manera, simplemente
publicaron una versión que se les entregó. Lo que veo es
un complot para tratar de desestabilizar a la Federación porque
estamos en épocas de proselitismo. Hay mala intención, pero
estoy tranquilo.... Eso sí, de los árbitros amenazados
por paramilitares hasta ahora ni se acordó.
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