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Matar al mensajero, una respuesta para las denuncias sobre menores

Tras el informe sobre asesinatos de chicos, ya comenzaron las represalias contra el primer funcionario que dio el alerta.

Por Horacio Verbitsky

El primer efecto de los informes sobre torturas, hacinamiento y asesinatos de menores en supuestos enfrentamientos con la policía que acaba de difundir la Corte Suprema de Justicia bonaerense fue el relevo del ex ministro de seguridad Ramón Verón, quien dijo que los chicos denunciaban por deporte. El segundo fue una ofensiva contra el asesor de menores de San Isidro Carlos Eduardo Bigalli, el primer magistrado que creó un registro de torturas contra menores en julio de 1998, y también el primero en manifestar preocupación ante las repetidas muertes de menores en extraños tiroteos con policías, en septiembre de 1999. Su tarea ha merecido el reconocimiento de organismos internacionales como UNICEF, el Comité de las Naciones Unidas contra la Tortura, Human Rights Watch y Amnesty International y nacionales, como el Centro de Estudios Legales y Sociales, el Servicio de Paz y Justicia y la Coordinadora contra la Represión Institucional.
En los últimos tres años Bigalli formuló 636 denuncias por torturas y tratos crueles, inhumanos y degradantes a menores por parte de personal policial. El fiscal de cámara Julio Novo le exigió los datos de los menores que denuncian a policías, tal como antes de su renuncia hacía Verón. También le ordenó recorrer las cuarenta comisarías del distrito, pese a que sólo dos de ellas están habilitadas para alojar menores. Bigalli respondió en un escrito que esas directivas eran ilegales y constituían órdenes más “propias de un estado de policía”. Agregó que no estaba dispuesto “a consentir o tolerar la neutralización del servicio” y puso en duda la buena fe del fiscal general a partir de sus “plurales y ostensibles confusiones conceptuales”.
La orden de recorrer comisarías está dirigida a todos los asesores de incapaces del distrito, lo cual le da un aire de aparente generalidad, salvo por un detalle: luego de la jubilación de dos de sus colegas, cuyas vacantes fueron ocupadas por fiscales, el único asesor de menores de San Isidro es Bigalli. Por su tarea como responsables de las investigaciones criminales, los fiscales ya tienen la obligación de recorrer todas las comisarías. Por razones obvias, el asesor de menores sólo es responsable por los detenidos menores y en San Isidro sólo las comisarías de Las Lomas y La Lonja están habilitadas para alojar niños. Nunca se encontró a un menor detenido en comisarías para mayores, lo cual deja en claro que el objetivo del fiscal general es que el defensor malgaste en tareas ajenas a su competencia más de la mitad de sus días hábiles.
Bigalli respondió que ninguna norma facultaba al fiscal general para darle instrucciones, dada la separación prevista en la ley de Ministerio Público del servicio de defensa pública, para reforzar la “igualdad entre los roles de acusación y defensa y evitar al mismo tiempo la interferencia y presión política sobre su carácter técnico”. Subordinar un defensor de niños pobres al órgano que coordina y dirige a los fiscales constituiría, además, “una manifiesta discriminación”, dado que “los niños que cuenten con recursos tendrían la posibilidad de ser defendidos por un abogado de confianza no subordinado a órgano alguno”. Bigalli invitó a Novo a denunciarlo penalmente si considera que tiene alguna responsabilidad por las 636 denuncias ante “los funcionarios que V.E. personalmente coordina y dirige”, o bien a iniciarle un sumario administrativo si observa irregularidades. “Constituiría un honor que propusiera mi sumario administrativo número 141”, ironiza. “Los 140 anteriores fueron del entonces juez criminal Osvaldo Miguel Solimine” y también “se hallaban en escena funcionarios de la agencia policial”. Solimine fue destituido por un jurado de enjuiciamiento, al comprobarse que fraguaba allanamientos en complicidad con la policía. Bigalli solicitó a los fiscales con funciones de asesores de incapaces que le informaran si encontraban un niño en una comisaría no habilitada para menores. Novo les ordenó que no cumplieran con el pedido. El último jueves Novo citó a una reunión a todos los fiscales y asesores, es decir a todos los fiscales y Bigalli. Bigalli pidió conocer los motivos por los cuales lo invitaba por primera vez, los temas y la metodología a tratar. Ante la falta de respuesta no se presentó. Durante el encuentro, Novo se quejó por las filtraciones a la prensa. Identificó en forma expresa a este diario. También ordenó a los fiscales que de inmediato elevaran a juicio sus causas por apremios ilegales, para contrarrestar las críticas por las demoras del Ministerio Público Fiscal, y reclamó que le aportaran elementos para acusar a Bigalli por falta de colaboración en las investigaciones de los fiscales en las causas en las que víctimas son menores. La mano dura no se rinde.
(Informe: Diego Martínez.)

 

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