Por
David Cufré
Un
grupo de acreedores de la Argentina se reunirá hoy en Nueva York
para empezar a delinear su posición frente a la reestructuración
de la deuda que propone el Gobierno. El encuentro es promovido por una
asociación que nuclea a tenedores de bonos de países emergentes,
denominada The Emerging Markets Creditors. Algunos de sus miembros participaron
el último viernes de un encuentro con el viceministro de Economía,
Daniel Marx, y con el asesor de Domingo Cavallo en el diseño del
canje internacional, Jacob Frenkel. En el Ministerio de Economía
miran con recelo la creación de este comité de acreedores,
pues sospechan que buscará embarrar la cancha. Por lo pronto, la
asociación se quejó porque ningún funcionario argentino
asistirá a su reunión de hoy a dar explicaciones sobre cómo
será la operación ni a escuchar sus puntos de vista. Desde
la oficina de Marx dijeron a Página/12 estar sorprendidos
por ese reclamo, y deslizaron que podría tener otros objetivos.
Lo cierto es que mientras todavía se negocia con bancos y AFJP
por las condiciones del canje de deuda a nivel local Marx se reunió
ayer con varios de ellos, a su llegada a Buenos Aires, las primeras
reacciones de los acreedores extranjeros son negativas. Nuestra
preocupación es que a los tenedores de bonos no nos han llamado
a participar de este proceso, se quejó Mark Siegel, integrante
del nuevo club de acreedores, en representación del fondo de inversión
Mass Mutual. Otras entidades involucradas son Morgan Stanley Investment
Management y Massachusetts Mutual Life Insurance, creadoras de fondos
que invirtieron en bonos argentinos.
El viernes pasado algunos de ellos estuvieron con Marx y Frenkel
en Nueva York. Le entregaron una carta pidiéndole una audiencia
con la asociación y Marx les dijo que sí, y quedaron en
armarla. Pero después salieron con esa protesta absurda de que
el gobierno no los escucha, se lamentaron cerca del viceministro.
Otras fuentes de Wall Street indicaron a este diario que, en general,
los acreedores de Argentina en el exterior asumieron una actitud confrontativa
porque ven venir el default. Ni Cavallo, ni Marx, ni Frenkel todavía
explicaron nada sobre cómo será el canje internacional.
Lo único que dicen es que sin reestructuración el país
no podrá crecer y que sin crecimiento no se puede pagar la deuda,
comentó un banquero desde Nueva York.
La percepción que crece entre los brokers de esa ciudad es que
el gobierno no tiene cómo seguir pagando la deuda, pero tampoco
tiene nada en claro sobre cómo será el canje internacional
y con qué tentará a los acreedores para que se plieguen
a la operación. Los 32 minutos que Fernando de la Rúa estuvo
anteayer con George Bush no sirvieron para despejar esos resquemores.
Por el contrario, los afianzaron. El presidente de Estados Unidos dio
un apoyo retórico al canje y le sugirió a su par argentino
que siga negociando con el FMI. Nadie esperaba mucho más, pero
la confirmación de que por ahora Argentina está encarando
sola esta travesía aumentó el nerviosismo.
El riesgo país saltó ayer a 2504 puntos, 66 por encima del
cierre del viernes. Sin embargo, esta vez el indicador se movió
por las transacciones con bonos argentinos en el mercado de Londres, ya
que en Nueva York fue feriado. Pero igual mostró cómo crece
el escepticismo en el exterior respecto a que el gobierno sea capaz de
llevar a la práctica la reestructuración de la deuda de
manera ordenada. Se sospecha que antes de llegar al momento de hacer una
oferta concreta a los inversores, Cavallo tropezará con algunas
de las tantas vallas que tiene por delante: el canje local, evitar que
se propague la huida de depósitos, mejorar la recaudación,
acordar con los gobernadores, cumplir con el déficit cero, conseguir
que el Congreso apruebe el presupuesto con hiperajuste de 2002 y, lo más
importante, transformar la actual depresión económica en
crecimiento. El ministro intentará avanzar esta semana con el primero
de aquellos puntos, por lo que mantendría una nueva reunión
con banqueros. Entre pasado mañana y el viernes 23, el Estado debe
desembolsar 1500 millones de dólares por intereses de la deuda.
El ministro aspira a que el canje lo salve de semejante erogación.
Pero los banqueros quieren que antes de su lanzamiento formal queden definidas
cuestiones de letra chica, como de qué forma los asistirá
el Banco Central cuando no tengan bonos para entregar a cambio de pases
activos, ya que los canjearán por un préstamo garantizado
por la recaudación. Ayer Marx estuvo tratando el punto con los
principales banqueros del país. Escuchó como propuesta que
en lugar de un préstamo garantizado, el Estado emita un nuevo bono,
que los bancos podrían seguir negociando en el mercado secundario.
Call
al 40 por ciento
Justo
antes del mediodía, cuando se conoció la noticia de
la caída del avión de American Airlines, las acciones
llegaron a bajar 2,5 por ciento en promedio. La recuperación
llegó hacia el final de la tarde, en línea con Wall
Street. El índice de acciones líderes MerVal finalizó
con una caída de sólo el 0,8 por ciento. Por el feriado
parcial en Estados Unidos por el Día del Veterano de
Guerra, el volumen de negocios fue de apenas 5,6 millones
de pesos. Y el riesgo país cerró en 2504 puntos, aunque
las operaciones en el mercado de bonos también fueron marginales
por el feriado. En este contexto, la tasa interbancaria se situó
en los mismos niveles que el último viernes, entre 30 y 40
por ciento anual para préstamos a un día en pesos.
En la city aguardan que este costo disminuya en las próximas
jornadas, cuando tengan efectos las últimas medidas tomadas
por el Banco Central (ver aparte). Por último, la calificadora
de riesgo Standard & Poors puso bajo revisión negativa
la nota de varios fondos comunes de inversión, ante la inminencia
del canje de la deuda.
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EDITORIAL
LAPIDARIO DEL WALL STREET JOURNAL
La
moratoria es inevitable
Los
medios gráficos más importantes del mundo siguen ocupándose
de la crisis argentina y no, precisamente, para estimar una rápida
salida o para mencionar avances en la economía. Más bien
se turnan para presagiar todos los males imaginados para la desprestigiada
convertibilidad. En esta oportunidad le tocó al diario preferido
de los financistas de Estados Unidos, The Wall Street Journal, que en
su editorial presenta un cuadro dramático para la Argentina. Ver
venir la suspensión de pagos de la Argentina es como ver el choque
de un automóvil a cámara lenta. Es evidente que el impacto
es inevitable, pero es difícil saber quién va a salir herido
y cuán grave será todo, afirma el diario de Wall Street.
David Wessel, redactor de The Wall Street Journal, es el autor
de ese editorial, remarcando que lo más destacable es que
los mercados y los países desarrollados ven el incumplimiento de
pagos de uno de los principales emisores de deuda de los países
emergentes como el equivalente a un choque de autos, no deseado, por supuesto,
pero ciertamente no lo ven como una crisis.
Menciona que la economía mundial se encamina a la recesión
global más profunda de los últimos 25 años; que los
flujos de capital a los mercados emergentes ya se han evaporado; y que
Estados Unidos está en guerra. Ante ese escenario, Wessel destaca
que por primera vez, el Fondo Monetario Internacional, que hace
tres meses le echó una mano a la Argentina con un préstamo
de 5 mil millones de dólares cuando el mundo estaba más
tranquilo, se ha decidido finalmente a responder con un ¡no más!.
Y critica que a pesar de su promesa de terminar con los grandes
rescates financieros, el gobierno de George W. Bush apoyó en sus
primeros días un préstamo del FMI a Turquía y, en
agosto, otro para la Argentina. Pero no lo hizo ahora.
TWSJ explicó el porqué de esa reacción: Argentina
facilitó el no. Los acreedores decidieron que no resultaría
darle más tiempo a la Argentina: ya ha perdido credibilidad. No
puede pagar sus deudas. Despilfarró la última oportunidad
que le dio el FMI con su préstamo de agosto. Wessel señala
que en cualquier escenario previsible, los argentinos sufrirán
más problemas económicos, pero sorprendentemente hay pocos
signos de malestar social. Tal vez creen que las cosas no pueden estar
mucho peor. Ya tenemos una tasa de desempleo del 21 por ciento,
dice el economista Gerardo Della Paolera. Ya nos hemos quedado sin
créditos, publicó TWSJ.
El gran riesgo es que los argentinos intenten escapar del automóvil
antes del choque al retirar su dinero de los bancos ante el temor
a una devaluación del peso o a un congelamiento de sus cuentas
en dólares y precipiten el colapso del sistema bancario,
concluyó el editorial.
REUNIONES
DE EMERGENCIA EN EL BANCO CENTRAL
El
sistema va midiendo sus límites
Por
Claudio Zlotnik
La
fuga de depósitos se ha convertido en la variable clave de la economía.
En las últimas dos semanas salieron de los bancos 3476 millones,
un promedio diario de casi 350 millones. Aunque si se toma en cuenta sólo
a los depósitos de empresas y particulares, la caída fue
de 1884 millones. Diversos banqueros consultados por este diario coincidieron
en que si no se logra detener el drenaje, el Banco Central estará
obligado a tomar medidas extremas en las próximas semanas. Y le
ponen un límite a la corrida: no más allá de 4000
a 4500 millones adicionales, tras lo cual se ingresaría en una
zona de riesgo en donde sería imposible mantener la Convertibilidad.
Frente al deterioro, Roque Maccarone, presidente del Banco Central, tomó
medidas para forzar una baja de las tasas de interés.
La corrida, que se había frenado tras el último acuerdo
con el FMI, resurgió a fines de octubre en esos días de
aquel viaje misterioso de Domingo Cavallo a los Estados Unidos. Para seguir
de cerca la crisis, Roque Maccarone mantiene reuniones periódicas
con Eduardo Escasany y Carlos Heller, máximos representantes de
ABA y Abappra, respectivamente, las asociaciones que agrupan a la banca.
Durante estos encuentros, de los cuales también participan algunos
directores del Central, se decidió una flexibilización de
las calificaciones de los deudores bancarios.
Ayer, Maccarone dio otro paso para auxiliar al sistema financiero. Disminuyó
drásticamente las tasas de referencia que marcan el límite
de la garantía de depósitos. Para las colocaciones en pesos
a menos de 60 días cayó del 37,8 al 14,5 por ciento anual.
Y del 27,8 al 14,0 por ciento las colocadas a más de dos meses.
De esta manera, presiona un descenso en las tasas que otorgan los bancos
y así mejorar la solvencia de éstos. Para evitar que los
ahorristas retiren sus fondos, en el BC están pensando en elevar
la garantía de los depósitos de 30 mil a 50 mil pesos. Por
otra parte, Maccarone tomará otras medidas para disminuir el costo
del dinero, permitiendo que los bancos constituyan requisitos de liquidez
en dólares en vez de pesos.
En la city cruzan los dedos para que estas iniciativas sirvan para recrear
la confianza y no acelerar la fuga. Sin embargo, los financistas creen
que la mejor medida sería una disminución de los encajes,
que dote de liquidez al sistema. Pero ante el temor de que esos capitales
terminen fugándose de la Argentina, el FMI prohibió tomar
ese atajo.
Y si bien el jueves pasado último dato disponible,
la salida de depósitos aminoró: fue de 143 millones en el
caso de las colocaciones totales, de los cuales 101 millones fue en plazos
fijos, los banqueros sostienen que hay que hacer algo para detener
la fuga. Al respecto, algunos consultados por este diario trazaron
dos escenarios:
u Optimista: un acuerdo político que destraba la ayuda internacional
y el Gobierno encara el canje internacional.
u Pesimista: si siguen saliendo los depósitos, se intentaría
que las casas matrices de los bancos extranjeros sean los prestamistas
de última instancia de sus filiales. Si este plan fallara, podrían
reprogramarse los vencimientos de los plazos fijos a tasas más
bajas. De lo contrario, se quebraría la regla de la Convertibilidad
porque no alcanzarían los dólares para respaldar los pesos
circulantes.
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