El
señor Gustavo Beliz está disgustado con los votantes
de la Ciudad de Buenos Aires. Y no es para menos. Después de
haber invertido en la campaña millones de pesos sobre
los que no ha rendido cuentas, seguramente porque no puede justificarlos,
se encontró con que los ciudadanos consagraban como senador
al maestro socialista Alfredo Bravo.
A partir de esa evidencia irrefutable, revelada primero por el escrutinio
provisorio y confirmada después por el recuento definitivo,
el señor Beliz procura ahora, mediante una perversa campaña
de acción psicológica y una amañada presentación
judicial, conseguir lo que las urnas le negaron.
Es que detrás de los argumentos pseudojurídicos esgrimidos
por el señor Beliz se esconde un profundo desprecio por la
voluntad popular. El ex ministro de Carlos Menem contó con
fondos suficientes como para pagar fiscales en 6645 mesas electorales,
pero en la práctica terminó desautorizando el trabajo
de sus propios empleados, así como el de miles de ciudadanos
independientes que trabajaron como autoridades de mesa.
Tampoco le faltaron recursos durante los cinco días que duró
el recuento definitivo. Y, a través de sus fiscales, el señor
Beliz pidió y obtuvo la apertura de todas las urnas que ofrecían
dudas, incluso más allá de lo que prevé el Código
Electoral.
Pero el señor Beliz no se da por satisfecho. Con argumentos
falaces, quiere ahora impugnar los votos obtenidos por Bravo desde
dos vertientes distintas, aunque es claro que quienes votaron al candidato
socialista sabían perfectamente por quién lo hacían.
Lo que está en juego en este caso es, entonces, el respeto
de la voluntad popular, libremente expresada en las urnas. Y eso es
lo que, precisamente, quiere burlar el ex socio de Menem y Domingo
Cavallo.
Por eso, confiamos en que la Justicia confirmará el resultado
del escrutinio provisorio y del recuento definitivo, dado a conocer
por el secretario de la Junta Electoral. Porque la ciudadanía
votó al maestro Alfredo Bravo y no al señor Beliz, aunque
a él no le guste.
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Diputado nacional PSD - ARI.
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