Por
Silvina Friera
Algún
día tal vez se sabrá que no había arte, sólo
medicina, sentenció Friedrich Nietzsche. Esta concepción
impulsó a Esquizoonautas, agrupación de danza-teatro fundada
por Fabio Rizzo y Laura Veiga en 1994, a montar Fracaso con espectador,
el naufragio de los esquizoonautas, donde combinan covers de Ramones en
vivo, animación y artes marciales con coreografías. Acostumbrados
a canalizar momentos dolorosos de sus vidas, como en Padres primerizos
y Extrasidados, siempre con una veta humorística, decidieron recrear
en clave punk la experiencia del cáncer que le diagnosticaron a
Rizzo en setiembre de 2000. Lo primero que hicimos fue poetizar
el cáncer, reinscribirlo desde la palabra poesía, que significa
creación, cuenta Rizzo a Página/12. La medicina
tiene que ser un arte, no debe estar limitada a una cuestión técnica,
como en esta sociedad neoliberal. Ciencia, filosofía y arte son
tres pilares sobre los que se sustenta la cultura, propone el bailarín
y docente de capoeira.
El discurso del cáncer es muy opresivo. La sociedad encasilla
a la muerte en enfermedades terminales como el sida o el cáncer.
Pero cuando la muerte sale de los terrenos culturalmente determinados
para enjaularla y empieza a circular por correo, la gente entra en pánico
por el ántrax, porque percibe que la muerte puede acechar en cualquier
momento, reflexiona Rizzo, que presenta Fracaso con espectador,
el próximo miércoles 14 y 21 a las 20.30 en el Centro Cultural
Ricardo Rojas (Corrientes 2038), espectáculo premiado por esta
institución en el ciclo Al fin solos 2001. El calvario innecesario
de Rizzo empezó con un diagnóstico errático: una
infección urinaria. Como los fuertísimos antibióticos
que tomaba no lo curaban, Rizzo pidió hacerse una ecografía.
Antes de llevarle los resultados al médico tuvo una convulsión
y lo internaron. Con un diagnóstico precoz del cáncer
testicular se hubiera evitado la metástasis en el cerebro, pulmones
y ganglios, subraya Veiga. Tras las operaciones, Rizzo continuó
el tratamiento con quimioterapia y una agresiva medicación, que
pudieron acabar con el tumor pulmonar. Pero para los ganglios se tendrá
que someter a una intervención después de que finalice con
Fracaso... Con el sida se había hecho hincapié en
Laura como una heroína. Buscamos evitar que cualquier padre o madre
la pusiera como modelo de voluntad, asegura Rizzo. Laura pudo
salir por muchos factores, entre ellos la ayuda de la familia, pero curarse
no es algo que tenga que ver únicamente con la voluntad individual.
No existe ningún heroísmo en lo que hicimos, señala
Rizzo.
¿Por qué en el título de la obra se utiliza
la palabra fracaso?
L. V. : Con Extrasidados quedamos como la parejita feliz que venció
al sida. Era obvio que íbamos hacer algo con el cáncer y
que dirían que le ganamos. Pero todavía no lo vencimos,
estamos en la lucha.
F. R.: Trabajamos con la metáfora del naufragio, por un libro,
Naufragio con el espectador, en el que se realiza una revisión
del uso de esta metáfora en la filosofía. Nietzsche dice
que el punto de partida es el naufragio, que hay que construir una nave
con restos de naufragios anteriores. Queríamos implicar al espectador
jugando al distanciamiento.
¿De qué manera?
F. R.: La obra empieza diciendo: Fracasamos todos, a ver cómo
salimos todos de esto. Hacemos fracasar el modelo de parejita feliz
que superaba los obstáculos que había construido mucha gente.
Era hora de decir: ¡Ey, paren, no somos una parejita feliz,
somos personas de carne y hueso!. Unaamiga nos decía que
estas cosas nos pasan a nosotros porque sabemos cómo contarlas.
Estoy aburrido del cáncer, en un primer momento me sorprendió.
Ahora quiero olvidarme, necesito cronificar la historia.
¿Fracaso... es un camino para cronicar la enfermedad?
F. R.: Es una manera. Hay que facilitarle a la gente que está
a nuestro alrededor la posibilidad de entrar en diálogo con nosotros.
A veces llego con el barbijo después de una quimio y la gente no
sabe qué decir. O leo un texto y me pongo a llorar y el grupo no
sabe cómo reaccionar. Al margen de que me pudiera estar muriendo,
que yo no me percibo así, es muy difícil para las personas
convivir con alguien que se puede morir y acompañarlo en ese proceso.
¿Qué aspectos de la enfermedad tratan en la obra?
F. R.: Hablamos de nosotros, de la inserción laboral en la
vida cotidiana a partir de nuestra enfermedad. Abordamos aspectos que
los médicos no toman en cuenta al encarar un tratamiento, que para
los que trabajamos con el cuerpo son cuestiones vitales. Desde que empecé
nunca dejé de hacer ejercicio, incluso con kilos de corticoides
encima. Sentía que mi identidad pasaba por ahí, que era
imposible seguir viviendo si no respetaban mis deseos. Algunos médicos
me quieren volver a operar y dicen: No hay tiempo, la enfermedad
avanza. El mensaje que dan es siniestro: ¿Para qué
estar sano si no puedo hacer lo que quiero?
¿Por qué eligieron el punk?
F. R: Nos gustan Los Ramones, son un referente artístico.
El punk rock nos sirve para expresar la rabia, siempre dentro de un contexto
de humor. El punk no se reducía a los pantalones rotos, pelos parados
e inyectarse hasta morir. La frase No future es lo que me sucede cada
vez que hago la quimio: se me caen los para qué. ¿Qué
hacés cuando perdés la confianza en Dios, en los políticos,
en todo?. Después el sistema se deglutió al punk. Las revoluciones
de este tipo son chispazos que se terminan institucionalizando. El punk
que hacemos dice que lo importante es crear sobre lo que ya está
destruido. Cuando me hice la primera quimio le dije a la enfermera: Cuando
uno empieza a hacer la quimio no se le cae el pelo sino la cresta.
Quizás sea un punk pasado por la quimioterapia. A veces me río
de la visión de los médicos y psicólogos sobre las
drogas: La marihuana te altera la percepción. Pero
me recetan drogas y analgésicos que, además de alterarme
la tan mentada percepción, me producen náuseas horribles.
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