Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


PAGINA/12 REPORTEO A LA RENUNCIANTE
“Yo me sentía como puesta con forceps”

Asegura que le había anunciado a De la Rúa la posibilidad de su renuncia no bien juró. Critica que la sacaran de Trabajo. Cuenta su relación con Santibañes, con Antonio, con los sushi, con el resto del gabinete. Y no acepta que se la compare con Chacho o Juampi Cafiero.

Por Romina Calderaro

Ocho de la noche. Pide un Gancia con hielo, se sienta a hablar con un periodista. Entra a un programa de tele. Sale. En otro bar, café de por medio, sigue con las entrevistas. Fuma. Le pasan el teléfono celular. “Gracias, ¿había que hacer algo, no? Me habían dejado sola”, dice. Diez de la noche. Su pareja y ex asesor rentado, Guillermo Yanco, anota en un papelito futuros compromisos mediáticos. Parece contento. Ella también. Luce un trajecito violeta de Benetton más digno de una asunción que de un martes trece de renuncia. En Córdoba al setecientos, donde citó a las tarde a los primeros periodistas, los empleados comentaban preocupados la noticia del día. “Renunció Bullrich”, decían en todos los pisos del edificio en cuya puerta puede leerse claramente “Ministerio de Seguridad Social”. El nuevo nombre fue estampado hace tres días, no más, y su titular, Patricia Bullrich, ya no ocupa ese cargo. Al parecer, lo único que estaba listo en el ministerio era el nombre.
–¿En qué momento dijo “renuncio”?
–Yo le dije antes de asumir al Presidente que el Ministerio de Seguridad Social así como estaba planteado iba a traer problemas por la superposición de funciones, le dije que no lo veía. El me pidió que no le planteara ese problema en ese momento, que ya lo íbamos a resolver. Se presentó el paquete de medidas, fue pasando el tiempo y yo veía que la cosa no avanzaba. Decidí que lo mejor era que me fuera yo. Ya habían salido las propagandas por televisión. Habíamos comprometido a mucha gente.
–Pero usted conoce el tiempo que se toma el Presidente para tomar cada medida. ¿Por qué no podía esperar un mes para ver si la cosa no cambiaba?
–Porque lanzado un paquete de medidas, si nadie destrababa la política social, que era lo principal, íbamos a estar así todo el tiempo.
–Detrás de su renuncia subyace la idea de que el Presidente nunca iba a cumplir con lo prometido.
–Sentí que tenía que me la pasaba discutiendo todo. Que era mejor que lo hiciera otro. Si nadie se quiere desprender del poder, yo me desprendo para que lo puedan hacer.
–Si uno de los contadísimos funcionarios que salía a defender al gobierno renuncia, ¿Cómo puede creer la gente en este gobierno?
–Pero yo no me voy para complicar al gobierno.
–Pero en los hechos lo complicó, Bullrich.
–No, no, no. Yo no me fui para complicar al gobierno.
–Pregúntele a De la Rúa si está contento con su decisión.
–Yo me fui para destrabarle una situación que, si no, no se hubiese destrabado. No hubiera servido para nada que me quedara.
–Es evidente en que hay algo en lo que dejó de creer...
–Dejé de sentirme útil. Me sentía como puesta con forceps. Me sentía parte del problema y no de la solución. Cuando sentís que estás de más, tenés que saber decir que no.
–Entonces no hay salida a corto plazo en la Argentina.
–Va a ser muy dificultoso. Pero yo no sentía que estuviera contribuyendo a esa salida desde mi lugar.
–¿Por qué cree que De la Rúa no desmontó el ministerio que conduce Daniel Sartor, como había prometido?
–A veces hay que pensar en las grandes políticas y no en el llamadito telefónico.
–¿A qué se refiere exactamente con el “llamadito telefónico”?
–En el sentido de me llama Zutano, Mengano, se enojan, dicen “esto no lo desarmes”. A veces uno tiene que tomar decisiones y resistir a las presiones. Tomar un rumbo.
–¿Usted cree que De la Rúa va a terminar su mandato?
–Yo creo que la Argentina necesita que De la Rúa termine su mandato. Y es una construcción de todos. Yo voy a ayudar a que así sea.
–Usted entró al gobierno como una integrante del grupo sushi. Tenía, además, una muy buena relación con Fernando de Santibañes. ¿Lo sigue viendo?
–Hace mucho que no lo veo. Hoy (por ayer) me llamó por teléfono.
–¿Y qué le dijo?
–Se sorprendió. Me dijo que estaba sorprendido.
–¿Y cómo está su relación con el grupo que comanda Antonio De la Rúa?
–Bien, yo he tenido buena relación con todos. Quizás esta decisión...
–Les molestó.
–No sé si les molestó, pero yo no traté de hacer ningún tipo de apoyatura para plantearle esto al Presidente, sino que lo hice muy francamente. No estaban muy enterados.
–¿Cuál es la opinión personal que forjó de Daniel Sartor en el tiempo que lo trató?
–Nada, nada. Me quisieron poner en una pelea con Sartor que yo consideraba de segunda categoría. Por supuesto que, en términos de su trayectoria, no me gusta que un ministro del gobierno argentino tenga cuestionamientos. La pelea que yo tenía que dar no era con él.
–¿Tiene poder De la Rúa?
–Lo tiene que construir. Es una batalla que tiene que dar todos los días. Ha habido muchos problemas.
–Ahora que le tocó a usted, ¿entiende más a los funcionarios que en su momento dejaron el gobierno por diferencias políticas y que usted criticó: Chacho, Juampi Cafiero...?
–Son casos distintos. Juampi se fue pidiendo fondos que no había. En mi caso estaban, faltaba la decisión. Y Alvarez pensó “me voy para ver si salvo algo, si puedo hacer otro camino”...
–Sigo sin entender cómo es que renuncia una funcionaria que hasta hace horas era una defensora a ultranza del gobierno. Es como si mañana renunciara Baylac...
–Yo tenía un lugar, que era el ministerio de Trabajo. Formamos un equipo, teníamos una impronta. Me pidieron que renunciara. Y acá no tenía lugar. Estar de adorno no tiene sentido.
–¿Se habrá sentido traicionado el Presidente con el plantón?
–Yo no lo planté. El también tomó una decisión.
–Hablando de su paso por Trabajo, Moyano dijo que ayer a propósito de su renuncia que “cuando un barco se hunde las ratas son las primeras que se escapan” ¿Qué sintió con eso?
–La única cosa que a mí me critican es haberlos puesto al descubierto en una cosa que estaba en el inconsciente colectivo de la sociedad que se hayan enriquecido siendo dirigentes sindicales. Entonces por lo que ellos festejan, la gente se entristece. Así que me siento bien.
–¿Qué impresión le queda del jefe de Gabinete, Chrystian Colombo, con quien en un momento se peleó?
–Creo que es un luchador. La pelea, la pelea...
–¿Y a qué otro funcionario respeta?
–No he tenido problemas con el gabinete. Me gusta Domingo Cavallo, (Andrés) Delich me parece un chico inteligente.
–¿Y ahora qué va a hacer con su vida, Patricia Bullrich?
–Bueno, me voy a dedicar a trabajar en el movimiento político que arrancamos hace dos meses, “Ahora Argentina”, voy a dedicarme muy fuerte a eso. Veré cómo me organizo para trabajar y voy a tratar de estudiar.
–¿Qué cree que piensa la gente sobre usted?
–Creo que no tengo opiniones neutrales: o son muy buenas o son muy malas. No paso desapercibida.
–¿Y qué cree que piensa la gente acerca del Presidente?
–Creo que la gente quiere tener un Presidente que lo vea bien, que lo vea fortalecido. No creo que la gente quiera que se vaya antes de que termine su mandato.

 

PRINCIPAL