Por Claudio Scaletta
A pesar de un repunte en los
depósitos el pasado viernes, y la evidencia percibida por los banqueros
de que la sangría fuerte se detuvo en los últimos dos días,
después de perder 3200 millones en dos semanas, el sistema financiero
se encuentra próximo a su límite de resistencia, evalúan
en calificadoras de riesgo. En lo que representa un nuevo impacto sobre
la cadena de pagos de las empresas, algunos bancos optaron por cortar
sus operaciones de crédito. Sin sobresaltos, los bonos de la deuda
pública continuaron su persistente depreciación, lo que
llevó al riesgo país a un nuevo record histórico
de 2542 puntos básicos. La Bolsa porteña volvió a
caer por cuarta rueda consecutiva: ayer, con un bajo volumen de negocios,
cerró con una pérdida de 1,1 por ciento.
Haber corrido a Domingo Cavallo de las negociaciones parece haber sido
la clave para alcanzar el inminente acuerdo con las provincias díscolas
al recorte en sus coparticipaciones. En esencia, también se trató
del éxito negociador del gobierno en el que no fueron pocos quienes
vislumbraron el estilo De Santibañes: tensionar la
cuerda al máximo por más que se jugase con el fuego de la
salida de la depósitos. Pero mientras la sangría del sistema
financiero llegaba a su límite, el ahogo financiero dejaba a muchas
provincias sin aire para continuar la pulseada. Y en la disputa, el gobierno
siguió sin ceder nada, ni siquiera la entrega en efectivo de parte
de los 840 millones que, hasta fin de año, restan girar de coparticipación.
Finalmente todo se enviará en Lecop y es probable que entre hoy
y mañana las provincias grandes también se sumen
al acuerdo.
En los mercados se espera que el nuevo consenso reestablezca
la confianza de los depositantes, pues su sola inminencia generó
el pasado viernes un regreso al sistema de 211 millones. Banqueros consultados
por Página/12 señalaron que existe la percepción
de que también ayer la sangría se detuvo. El call se redujo
levemente y alcanzó el 33 por ciento en pesos y el 23 en dólares.
En la mayor liquidez influyeron algunas medidas dictadas por el Banco
Central. Entre ellas, la posibilidad de establecer encajes indistintamente
con moneda extranjera o local.
Pero la altísima exposición del sistema financiero al endeudamiento
del sector público continuará. De acuerdo a cifras difundidas
ayer por la Calificadora Standard & Poors, tal exposición
alcanza 33.100 millones, el 60 por ciento en títulos públicos
y el 40 por ciento restante en préstamos a las provincias con garantía
de coparticipación de impuestos. Semejante nivel de exposición
representa nada menos que el doble del patrimonio consolidado del sistema.
Del éxito en la reestructuración de esta deuda dependerá
entonces lo que S&P llama razonables probabilidades de
que los bancos continúen sus operaciones normalmente luego
del incumplimiento soberano. No obstante, la calificadora destaca
que una vez finalizado el canje, las carteras de bonos de los bancos
devengarán una tasa de interés mucho más baja.
Asimismo, el anuncio oficial de que los títulos públicos
serían reemplazados por préstamos y no por nuevos bonos
introduce mayores inquietudes sobre la liquidez del sistema agravando
la situación ya producida por la merma en los depósitos.
Además S&P consideró que la salida de depósitos,
de continuar, no se concentrará en algún banco o segmento
en particular.
Sin embargo, esta indiferencia de los depositantes fue descartada por
los analistas consultados por este diario. Cuando se trata de sumas
importantes, la plata que sale de los depósitos se fuga al exterior.
En el caso de montos menores se dan dos posibilidades, o que se guarde
debajo del colchón (por ejemplo cajas de seguridad) o que vaya
a los bancos oficiales y, en menor medida, a los que se percibe tienen
un respaldo internacional, describió un operador. Esto explicaría
el aumento de depósitos registrado en la última semana en
entidades como el Banco Nación. En paralelo, fuentes empresarias
comentaron a este diario el corte en las operatorias crediticias de algunos
bancos. En especial, pero no solamente, en el descuento de valores. Estas
medidas, que afectanseriamente la cadena de pagos y la operatoria de muchas
firmas, se producen en el contexto de un sostenido aumento de las tasas
de interés y de los plazos de pago de las empresas, lo que permite
intuir el resurgimiento de prácticas de bicicleta en
el sector no financiero. Los empresarios también se
quejan de la sensible afectación de la cadena de pagos provocada
por la ansiedad recaudatoria de la AFIP, que, luego de tercerizar en estudios
privados la gestión de cobro, no vacilan en embargar cuentas bancarias
en plazos muy breves.
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