Por Horacio Cecchi
Diez mil dibujos y pinturas
de chicos discapacitados empapelaron durante varias horas toda la Plaza
de Mayo, desde la misma barrera de protección de la Casa Rosada
hasta el Cabildo. La muestra, organizada por el Foro Pro, que agrupa a
más de 500 organizaciones de ayuda a discapacitados, no sólo
fue plástica. En realidad, se trató de una exposición
pública de deudas que el Gobierno mantiene con el sector y una
exposición pública de oídos sordos ningún
funcionario se acercó a preguntar el motivo del reclamo.
En mayo pasado, una marcha de sillas de ruedas vacías arrancó
el compromiso presupuestario a Fernando de la Rúa. Y hace cuatro
meses que el compromiso quedó tan vacío como las sillas:
de 68 millones de pesos, sólo recibieron 7. El Presidente
está condenando a miles de chicos discapacitados, dijo el
sacerdote Pablo Molero, titular de Foro Pro.
Colgados de hilos que atravesaban toda la plaza, los diez mil dibujos
y pinturas fueron realizados por chicos discapacitados de todo el país.
En cada uno, además del nombre del autor, y su lugar de origen,
se podía leer la pregunta: Sr. Presidente: ¿Por qué
siempre se olvidan de nosotros?
La alusión a la falta de memoria tiene su origen en la protesta
anterior, organizada por el Foro Permanente para la Promoción y
Defensa de los Derechos de las Personas con Discapacidad (Foro Pro) en
mayo pasado, cuando se realizó la Marcha de las Sillas Vacías.
En esa ocasión, cien sillas de ruedas se instalaron frente a la
Casa de Gobierno para reclamar la efectivización del presupuesto,
ya recortado, de 18 millones de pesos. Ese día, Fernando de la
Rúa recibió a Pablo Molero y a diferentes representantes
de organismos comunitarios nucleados a través de federaciones.
Antes, el financiamiento se realizaba a través de un porcentaje
de las multas que cobraba el Estado por los cheques rechazados, a través
de la ley del cheque, explicó Molero. Pero esa ley
fue derogada por el régimen del impuesto a las transacciones financieras.
La partida, por presupuesto, que antes era de 64 millones, se recortó
a 18 millones. De todos modos, el Gobierno se comprometió a asistir
con esa suma a los más de 500 organismos comunitarios que se dedican
a atender, dar albergue y enseñanza a los discapacitados.
Pero el recorte fue recortado, porque de los 18 millones sólo se
entregaron siete.
Al gubernamental se sumaron otros olvidos, siempre traducidos en asignaciones
no pagadas. Desde hace cuatro meses, PAMI, el Ministerio de Desarrollo
Social, y otros programas explicó Molero a Página/12,
no nos entregan las partidas que rondan en total 10 millones mensuales.
Y hay que agregar el recorte del 13 por ciento en las prestaciones aplicado
en forma ilegal en el marco de la política de Déficit Cero.
La queja de los organizadores se concentraba en la amenaza de desfinanciamiento
de las instituciones dedicadas a unos 8.500 discapacitados, entre los
cuales la mayor parte son chicos: hogares, escuelas especiales, centros
de día, centros educativos o terapéuticos, programas de
formación laboral y de atención temprana que dependen de
dichas partidas. Además hay unos 400 chicos con discapacidad
asistidos por el Consejo Nacional del Menor y la Familia, y personas discapacitadas
carenciadas atendidas por programas especiales de Córdoba y Santa
Fe. Todos esos institutos están condenados a dejar de dar asistencia
y los discapacitados a dejar de recibirla, se quejó Molero.
El 5 de septiembre pasado, más de tres meses después de
la Marcha de las Sillas Vacías, Foro Pro envió una nota
al presidente, reclamando el pago de lo adeudado. Un mes después,
fueron recibidos por un funcionario de la Jefatura de Gabinete. Nos
dijo que él se iba a encargar, aseguró Molero. Lo
llamamos por teléfono muchas veces, hasta que nos comunicó
que estaba ocupado con otras tareas y que había que esperar.
La espera se estiró hasta el 2 de noviembre, cuando por mesa de
entradas Foro Pro y distintas federaciones depositaron una nueva carta
dirigida a De la Rúa. La semana pasada recordó
Molero se le avisó a las autoridades que íbamos a
hacer esta demostración. No esperábamos ser recibidos por
nadie. Pero, ¿cuántos funcionarios cree que se acercaron
a preguntar qué pasaba?
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