A la rebelión de los docentes podría seguirle ahora la de los comerciantes. La central que los representa recomendó a almacenes, panaderías y autoservicios que son atendidos por sus dueños a abrir sus locales mientras se realiza el censo nacional de población, el sábado y domingo próximos, en abierto desafío a la prohibición que establece la ley. Y prometió a sus afiliados asistencia legal en el caso de que sean sancionados. Una posición similar podría adoptar la Cámara Argentina de Supermercados (CAS), que amenaza con presentar un recurso de amparo contra la veda a los comercios. Ambos sectores se quejan porque la prohibición rige para la venta de comestibles y no para el resto del comercio (boutiques, electrodomésticos, concesionarias de autos, por ejemplo), siempre que sean atendidos por sus dueños.
La deserción de un sector de los docentes no es el único problema que deberá afrontar el Gobierno durante el censo del próximo fin de semana. La ley 24.254, sancionada en 1993, establece que para el censo nacional deben permanecer cerrados restaurantes, bares, confiterías, almacenes, fiambrerías, rotiserías, panaderías, kioscos, autoservicios, súper e hipermercados, cines, teatro y clubes. El resto de los comercios puede abrir sus puertas siempre que estén atendidos por sus dueños.
¿Con qué criterio se estableció esta discriminación? Según funcionarios del INDEC, el objetivo es, por un lado, evitar la ingesta de bebidas alcohólicas, y por otro, no permitir reuniones públicas. ¿Estarán prohibidas, entonces, las misas del domingo a la mañana? Nadie respondió ayer a esta pregunta. Tampoco explican por qué no se aplica una veda de alcohol como en el día de elecciones, en lugar de cerrar comercios, ni por qué no se extiende la veda comercial a todos los negocios. Los funcionarios sólo remiten a la necesidad de cumplir con la ley.
En rechazo a esa norma, el titular de la Coordinadora de Actividades Mercantiles Empresarias (CAME), Osvaldo Cornide, sostuvo que la medida es “ilógica, porque si se permite la apertura de locales que venden mercaderías totalmente prescindentes, con mayor razón debería permitirse la apertura de los que expenden productos de primera necesidad”.
“La gente nuestra quiere abrir sí o sí. Necesita recaudar aunque sea 50 pesos para pagar la luz y el gas”, dijo Cornide a Página/12. Por eso, les recomendó a sus asociados que “abran sus negocios, siempre que sean atendidos por ellos mismos, porque lo que está penado con multa es convocar a los empleados para trabajar”, agregó. Además, se preguntó: “¿Dónde van a almorzar los turistas que han venido a Buenos Aires?”.
La queja de los supermercadistas es similar, aunque allí no se habla de hacer caja para pagar los servicios: el sector vende en el fin de semana 135 millones de pesos. Por lo pronto, el titular de la Cámara Argentina de Supermercados, Ovidio Bolo, admitió que la entidad estudia recurrir a la Justicia para que se deje sin efecto la prohibición. “En las actuales circunstancias de recesión y caída del consumo, es poco sensato obligarnos a cerrar durante un día y medio, porque lo que no se vende en un fin de semana no se recupera más.”
Las críticas se basan en que el sábado es, tanto para los hipermercados como para el comercio minorista, el día de más ventas.
La protesta de los comerciantes no es por ahora el problema mayor para el INDEC: aunque el organismo sostiene que la situación está controlada en la mayor parte del país, admite que persisten los problemas en la ciudad de Buenos Aires, donde prevén, sin embargo, que todo se resolverá porque “tanto el gobierno nacional como el local están capacitando personal admnistrativo para trabajar como censista”, informó Héctor Montero, titular del INDEC. Para tranquilizar a los censistas, Montero informó que hoy serán girados al Banco Nación los 23 millones de pesos destinados al pago de esa jornada. “La plata está”, aseguró.

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