La hipótesis de que se
trató de un sabotaje aún no fue descartada y, aunque los
investigadores prefieren seguir las pistas que apuntan a un accidente,
no consiguen datos que permitan olvidarse de la posibilidad de un atentado.
Ante los resultados de los primeros exámenes tras la caída
en Nueva York del Airbus de American Airlines, las teorías posibles
se van restringiendo. A última hora de ayer, se cayeron dos de
las especulaciones que se barajaron hasta último momento: la de
una falla mecánica y, otra más pintoresca, que la causa
de la tragedia había sido una bandada de pájaros. La
inspección general no muestra evidencia alguna de falla interna
de los motores. Todo parece estar en forma, declaró en una
conferencia de prensa George Black, director de la investigación
de la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB). Y agregó
que el análisis inicial de la grabadora de voz de la cabina reveló
que el avión se sacudió fuertemente dos veces antes de que
los pilotos perdieran el control.
La grabación de unos 30 segundos de duración
revela ruidos sordos provenientes de la carlinga aproximadamente
un minuto y medio después del despegue, detalló Black durante
una conferencia de prensa en Nueva York. El funcionario no precisó
cuál podría ser el origen de esos ruidos, que se sucedieron
con un intervalo de 14 segundos, pero señaló que inmediatamente
después el copiloto solicitó la puesta en potencia
máxima de la nave, sugiriendo probablemente que el avión
estaba perdiendo velocidad. Y agregó que los dos pilotos intercambiaron
comentarios indicando una pérdida de control. Los investigadores
también señalaron que una revisión preliminar de
los reactores mostró que los motores no sufrieron una avería
interna, concluyó Black. Finalmente, los investigadores descartaron
también la hipótesis de que una gran número de pájaros
podrían haberse introducido en una turbina. No hay ningún
indicio de un objeto de origen externo en los reactores, se advirtió.
En un principio, la tragedia del vuelo 587 con destino a República
Dominicana, hizo aparecer el fantasma de otro ataque terrorista. Rápidamente,
se intentó conjurarlo: los investigadores dijeron no tener ninguna
evidencia de que se tratara de una actividad de ese tipo pero, más
tarde, admitieron que tampoco tenían la certeza de que ningún
grupo terrorista estuviese involucrado. Al rato, el propio Black anunció
que el sabotaje aún no ha sido eliminado de la pesquisa. No
vamos a excluir esa posibilidad hasta que la investigación esté
bastante avanzada, aclaró tras dar a conocer los resultados
preliminares de las investigaciones. Ayer, lo que reveló la grabación
de las voces del interior del avión fue que los pilotos realizaron
un despegue de rutina y alcanzaron los 840 metros antes del desastre.
Marion Blackeney, director de NTBS, señaló: Todos
los diálogos de la cabina fueron normales hasta unos segundos antes
de la caída. Pero no hay evidencia de que haya sido un atentado.
Aunque hasta ayer no aparecieron signos exteriores de terrorismo tal
como señales en la cabina o en la torre de control o pistas de
inteligencia de la CIA que sugieran un atentado o evidencia del FBI,
los funcionarios chequearán la lista de pasajeros y examinarán
los restos del avión por cualquier indicio que pueda sugerir un
ataque terrorista. Entretanto, la primera caja negra encontrada
entre los escombros del barrio de Queens mostró que no hubo
evidencia alguna de que la cabina haya sido tomada por asalto.
En un principio, se creyó encontrar en una de las turbinas desechos
extraños alimentando otra hipótesis que luego fue descartada:
que la turbina podría haber absorbido una bandada de pájaros
y luego incendiarse. Los investigadores relataron al Wall Street Journal
que este descubrimiento implicaría que la turbina no sufrió
la falla catastrófica a causa de un problema mecánico. De
todas maneras, se decía que el incidente de los pájaros
no habría causado la caída del avión, pero sí
que pudo ser parte de una cadena de hechos en la cual el incendio de la
turbina habría dañado otras partes del avión. Otra
posibilidad era que ambas turbinas se hayan atorado con pájaros.
Los pájaros fueron un problema en el pasado, ya que el aeropuerto
JFK está muy cerca de una reserva silvestre costera, donde se estacionan
en esta época del año varias especies de aves migradoras.
Se estima que los pájaros causan pérdidas a la aviación
civil y militar norteamericana por un monto de 500 millones de dólares
al año. Un grupo formado especialmente para tratar este problema
el Comité sobre Ataques de Pájaros de EE.UU.
declaró que más de 400 muertes aéreas en el país
pueden relacionarse a los ataques de los pájaros. Este es
un problema mundial, dijo Martin Lenhardt, profesor de biología
del Colegio Médico de Virginia e inventor de un aparato de microondas
para alejar a los pájaros. Estas aves son como pequeñas
balas: se meten directamente dentro del fuselaje del avión. La
fuerza del golpe de un ganso contra un avión es la misma que un
choque contra un elefante, ilustró.
También se manejaba la posibilidad de una falla mecánica
que Black refutó. Una de las ocho turbinas del Airbus un
tipo de avión que tiene una larga historia de problemas tenía
más de 9000 horas de vuelo y sólo le faltaban 1000 para
necesitar un reacondicionamiento general. También se inspeccionará
la integridad de la totalidad del avión porque se sabe que ambas
turbinas se desprendieron al caer la nave, que ya tenía trece años
de antigüedad. Hasta ayer se habían encontrado 265 cadáveres.
Y otras cinco personas, vecinos del barrio, siguen desaparecidas.
Claves
En un principio, ayer
las hipótesis eran dos: una falla mecánica en los
reactores o la intromisión de una bandada de pájaros
en las turbinas.
Cuando el organismo independiente
de transporte que lleva adelante la investigación reveló
los primeros resultados de las investigaciones de las dos cajas
negras encontradas, se desvanecieron las primeras especulaciones:
no hubo falla interna en los motores ni restos de elementos extraños
en las turbinas.
Aunque los investigadores
prefieren la hipótesis de un accidente, los datos obtenidos
no permiten descartar un atentado.
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