Por Ricardo Moreno
Desde
Estocolmo
El País
La inquietud creadora del director
sueco Ingmar Bergman no parece hoy afectada por el paso del tiempo, pese
a que hace un lustro había anunciado su retiro del cine. El genial
realizador sueco, que tiene 83 años, acaba de sorprender con la
confirmación de que concreta un nuevo proyecto: el rodaje de la
segunda parte de su mítica película Escenas de la vida conyugal.
Concebida y realizada inicialmente como una serie, esta historia fue estrenada
originalmente por la televisión sueca en 1972 con un gran éxito,
cuando ya Bergman era un director de culto en buena parte de Europa y
en la Argentina. Posteriormente el propio Bergman adaptó su guión
para el cine en una versión de tres horas de duración que
se difundió en el circuito internacional y contribuyó a
consolidar su prestigio.
No se trata ahora de una nueva versión de aquella obra sino de
una continuación del tema, financiada por la televisión.
Llevará el título de Anna, un nombre muy ligado a la vida
del autor, y en la que éste retoma uno de sus temas favoritos,
el de las relaciones de pareja. Nadie en el mundo del cine tiene dudas
respecto de que Bergman es dueño de una singular maestría
para penetrar en la psicología de los personajes y describir sus
pasiones, celos, infidelidades y sentimientos de culpa. Un marcado tinte
autobiográfico tiñe su apreciación de las relaciones
personales: Bergman fue el hijo melancólico y huidizo de una familia
presidida por un pastor de convicciones personales inmodificables.
Un aspecto significativo del proyecto es que eligió para los papeles
principales a las mismas figuras que en 1972: la noruega Liv Ullmann y
el actor sueco Erland Josephson, ambos muy ligados a su vida. Con la actriz
vivió uno de sus apasionados amores, del que nació una hija,
Linn Ullmann, periodista y escritora, que acaba de anunciar su segunda
novela. Liv, además, ha desarrollado una importante carrera como
directora. Josephson, de 78 años, además de uno de sus actores
preferidos, es un amigo entrañable con el que ha sellado un pacto
por el cual cada uno se ha comprometido a decirle al otro cuándo
los síntomas aconsejan la hora del retiro. En estos últimos
años mucho se había hablado sobre el anunciado adiós
artístico de Bergman, que había privilegiado sus trabajos
teatrales por sobre su vocación cinematográfica.
La difusión de la noticia de este nuevo proyecto bergmaniano no
partió de sus protagonistas suecos, sino del diario noruego Dagbladet,
que lo anunció como primicia y rápidamente expandió
la novedad por el mundo. El director de programas de la televisión
sueca Daniel Alfredson confirmó haber recibido el manuscrito unas
semanas atrás, en su carácter de financista del proyecto.
El guión, añadió, está siendo leído
y estudiado con la atención que se merece. Para Alfredson es posible
que el retorno del realizador se concrete en un film de 90 minutos de
duración.
Linn Ullmann no formuló mayores comentarios y se limitó
a decir veremos qué pasará, pero aceptó
que la fecha prevista para el comienzo de la filmación, setiembre
del 2002, coincidiría con una pausa en la preparación de
su próxima película sobre la vida del violinista noruego,
Ole Bull. Erland Josephson se mostró más entusiasmado que
nadie:
Otra vez estamos ante un guión excepcional, anticipó.
Bergman trabaja actualmente en el teatro Dramaten de Estocolmo, en la
preparación de la puesta en escena de El enemigo del pueblo, de
Ibsen. La última vez que dirigió una película para
la televisión sueca fue en 1996. Posteriormente, participó
en la elaboración del largometraje Trolösa (Infiel), dirigido
precisamente por Linn Ullmann, que fue presentado en diversos festivales
sin tener un reconocimiento internacional.
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