Por Esteban Pintos
Bob Geldof pasó de todo
en 50 años. Su vida bien puede ser vista como una parábola
de amor, muerte, dinero, poder y locura que ahora encuentra una banda
de sonido adecuada, compuesta por él mismo. Sex, Age & Death,
su primer disco en ocho años editado esta semana en Argentina,
resume buena parte de estas cuestiones en 10 canciones viscerales, amargas,
ciertamente rencorosas que, sin embargo, también se permiten la
ironía. La rubia de la tapa, que mira desde arriba en inequívoca
posición sexual, dice mucho: no es una chica de tapa porque sí,
es la imagen misma de la decepción y la ¿traición?
relacionada a la pulsión sexual básica del ser humano. Más
allá del morbo alrededor del lanzamiento .-el disco aparece un
par de meses luego de la muerte de su ex esposa Paula Yates, la
simbología alrededor es clara: Geldof rompió el silencio
de todos estos años y eligió hacerlo desde las canciones.
No olvidar que se trata de un músico, aunque no siempre sea lo
primero que se recuerde de él.
Para la historia Geldof fue, primero, el protagonista de la versión
cinematográfica de The Wall: el rock star en el espiral descendente
de la paranoia y la alienación, con una infancia complicada y atiborrado
de drogas (¿una visión profética de Kurt Cobain?).
Más tarde, Geldof despertó la conciencia social de una época,
motorizando el mega-proyecto benéfico inglés Band Aid que
luego desembocó en los shows Live Aid .-dos recitales simultáneos
en Londres y Filadelfia, el 13 de julio de 1985 que le valieron
una candidatura al premio Nobel de la Paz y títulos honoríficos
en varios países del mundo. Todo aquello, la película y
el super show sin embargo, sepultaron su carrera. Nada fue igual: el mismo
año de las condecoraciones, su banda The Boomtown Rats se quedó
sin contrato discográfico y terminó disolviendos. Antes,
a principios de los ochenta, habían vivido un cuarto de hora de
fama en las islas británicas y una polémica social a partir
de una canción, I dont like mondays .recientemente
versionada por Tori Amos en Strange Little Girls, inspirada en el
acto de una jovencita de 17 años, Brenda Spencer, que disparó
a 11 pasajeros de un bus en San Diego sólo porque No me gustan
los lunes (tal su explicación).
Pasaron los años y Geldof, olvidado músico reconvertido
en próspero empresario televisivo, asumió un rol secundario
detrás de su esposa, la presentadora Paula Yates. El programa The
Big Breakfast, conducido por Yates desde una cama matrimonial, se convirtió
en un fenómeno de rating en Inglaterra. Más problemas. Sobre
esa misma cama, en vivo, la mujer conoció a Michael Hutchence,
líder del exitoso grupo australiano INXS, e inició un romance
que convirtió a Geldof, según los diarios, en el cornudo
más famoso de Gran Bretaña. La batalla legal por la
posesión de las tres hijas del matrimonio roto, volvió a
ponerlo en un centro no deseado de la escena. El triángulo Geldof-Yates-Hutchence
se convirtió en sinónimo de polémica mediática
y disputas judiciales. Con la muerte accidental del cantante de INXS (asfixiado
en un extraño ritual de estimulación sexual), las hostilidades
recomenzaron. La viuda culpó públicamente a su ex esposo
-.Geldof fue la última persona con la Hutchence habló, más
bien discutió.- y el acusado eligió callarse la boca. Luego,
ella murió de sobredosis.
Ahora es tiempo de hablar. Sex, Age & Death es un disco que inocultablemente
refiere al infierno público y privado de sus últimos diez
años. Aquí hay, pues, un rosario de amargas reflexiones
sobre el tiempo transcurrido, estallidos de ira para quien lo dejó,
pequeños estados de euforia pasajera, descripciones de una nueva
vida y una canción, Inside Your Head, dirigida al mismísimo
Hutchence. Es el momento más dramático del disco y Geldof
lo interpreta como tal. Tenés una vida, me dejaste muerto,
¿qué carajo está pasando dentro de tu cabeza? Entonces,
¿por qué pusiste una soga alrededor de tu cuello?,
aúlla el hombre-cara-de-Pink por sobre una banda de rock en estado
de combustión permanente. En verdad el disco siempre parece a punto
de estallar y en esa tensión alimenta su atractivo: la graciosa
6,000,000 loser no lo es tanto si se piensa en las más
recientes declaraciones del protagonista. Cuando el amor te deja,
no funcionás. Yo no podía hacer nada. No podía salir
con chicas porque... no tenía pija. Esta canción habla de
recuperar mi pija. El perdedor de los seis millones, anuncia entonces,
que ahora vuelve a cabalgar, nena. Sin embargo, esta es la
obra amarga y sentida de un hombre de medio siglo que pasó y vio
todo. Lo bueno, lo malo y lo feo. Un millonario con tristeza, una estrella
conflictuada, un músico de rock que se demuestra a sí mismo
que todavía tiene... música. A pesar de todo, de la muerte
inclusive.
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