Por Felipe Yapur
Con rostro adusto, de estadista,
el bonaerense Carlos Ruckauf aseguró que firmó el acuerdo
para ayudar al gobierno nacional, aunque advirtió: Espero
que esta vez la mano que les damos la usen bien. A su turno, el
cordobés José Manuel de la Sota justificó su rúbrica
debido al peligro en que se encuentra el país, pero
también por el pedido firme que le hicieran las cámaras
empresariales y comerciales de su provincia. Apenas un metro a la izquierda,
el santafesino Carlos Reutemann mostraba una faceta poco común,
sonreía. Había conseguido destrabar la deuda que la nación
mantiene con la provincia por el traspaso de la caja previsional. De esta
manera, el Gobierno firmaba el acuerdo federal con el segundo grupo de
gobernadores justicialistas. Ahora resta que firmen Santa Cruz, Salta,
San Luis, Santiago del Estero y Tierra del Fuego, las más belicosas.
Se podría decir que anoche concluyó el segundo acto de la
comedia de enredos que protagoniza el gobierno de Fernando de la Rúa
desde que comenzó hacer 40 días su intento por
modificar la coparticipación federal en el marco del plan déficit
cero. El martes firmaron los gobernadores de Tucumán, Jujuy, Formosa,
La Rioja y Misiones, los distritos más débiles dentro del
Bloque Federal.
Pero también se podría decir que concluyó la etapa
del apriete parlamentario que los gobernadores habían impulsado
cuando las negociaciones se habían empantanado. Tanto es así,
que fuentes del gobierno de Ruckauf ya anunciaban anoche el fin
de la ofensiva parlamentaria y la suspensión de la
marcha federal que promueven las provincias más belicosas.
Ayer les tocó el turno a las provincias grandes, Córdoba,
Santa Fe y Buenos Aires, más La Pampa. Esta última escindida
del Bloque Federal por cuestiones de interna partidaria, ya que Rubén
Marín no comparte la actitud del santacruceño Néstor
Kirchner y el puntano Adolfo Rodríguez Saá, quienes convalidaron
el congreso justicialista donde el duhaldismo desplazó al menemismo.
Colaboradores del bonaerense aseguraron que tanto Ruckauf como De la Sota
ya tenían todo cerrado desde el miércoles por
la noche. Pero todo se demoró porque el Lole no lograba cerrar
una acuerdo. Lo esperamos por solidaridad, confiaron a este
diario los hombres del mandatario bonaerense.
Pero la solidaridad con el santafesino casi vuelve loco a De la Sota al
ver que las horas transcurrían y Reutemann no llegaba a un acuerdo.
El nerviosismo del cordobés, trascendió, se debe fundamentalmente
a la crisis que se desató en la provincia mediterránea.
Esto lo obligaba al mandatario a regresar a su terruño con un acuerdo
bajo el brazo y así descomprimir la situación.
El gobernador cordobés recuperó su tranquilidad cuando llegó
la noticia de que Lole había conseguido cerrar trato. Lo
que pasó es que queríamos algo escrito, nada de palabras,
justificó la demora un reutemista, quien acompañó
a su referente durante la negociación con el asesor externo del
Ministerio de Economía, Horacio Tomás Liendo.
Poco después de las 20, en el Salón Sur de la Casa de Gobierno,
los mandatarios se encontraron con el jefe de Gabinete de Ministros, Chrystian
Colombo, los ministros Domingo Cavallo y Ramón Mestre, y el secretario
general de la Presidencia, Nicolás Gallo. La firma del acuerdo
fue cuestión de minutos. Inmediatamente, Colombo le comunicó
telefónicamente la novedad a De la Rúa, quien por estas
horas se encuentra de viaje por Alemania. Envíeles a los
gobernadores un fuerte abrazo de mi parte, respondió el Presidente
ante la buena noticia.
Lo que firmaron las provincias es un documento bilateral con
la Nación bastante similar al que adhirieron los mandatarios aliancistas
y los cincojusticialistas del martes. Eso sí, estos documentos
tienen un plus adicional.
Muy poco trascendió de estos detalles. En principio De la Sota
y Reutemann consiguieron el compromiso de pago de las deudas de previsionales
que mantiene la Nación. El santafesino estaría recibiendo
en unas horas más doce millones de pesos en títulos que,
según sostuvieron sus asesores, se canjearían por dinero
en efectivo con empresas privadas. El gobierno nacional sería el
encargado de convencer a estos empresarios.
Ruckauf, en tanto, había logrado que Nación le depositara
70 millones pero en Letras de Cancelación de Obligaciones Provinciales
(Lecop). El bonaerense quería ese monto en pesos. Pero decidió
aceptar los bonos luego de que obtuviera el okey de Repsol y de algunos
bancos para cambiar estos títulos por dinero constante y sonante.
Razón suficiente para que luego anunciara que a partir del martes
próximo comenzará a pagar los sueldos de los empleados policiales,
docentes, jubilados y administrativos de su provincia.
Cuando finalizó la ceremonia de la firma, el ministro Domingo Cavallo
dijo que este acuerdo servirá para lograr estabilizar la
situación financiera y que se recupere la economía.
Un derroche de optimismo que cada vez influye menos. Todos unidos
tenemos la responsabilidad frente a la gente, que debe ser la destinataria
de todos estos esfuerzos, concluyó.
Más allá de las sonrisas para la foto, subsiste la desconfianza
entre los gobernadores del PJ. El que menos la disimuló fue Reutemann,
quien antes de ingresar a la Casa Rosada dijo: Es el tercer pacto
que firmamos en un año y medio, hay muchas cláusulas de
los dos primeros que la Nación no ha cumplido. No honró
sus compromisos. Confiemos en que se cumpla.
Ahora sólo resta que firmen las cinco provincias restantes. La
negociación con éstas se anticipa complicado. Si bien son
administraciones pequeñas comparadas con las que firmaron hoy,
corren con la ventaja de tener sus cuentas en orden. Allí reside
buena parte de la firmeza de esos gobernadores.
lA
ASFIXIANTE SITUACION FINANCIERA DEL INTERIOR
Muchos con el agua al cuello
Cavallo los recibió
con un documento que ya todos conocían. Pero le sirvió para
ablandar a algunos ministros de Economía del interior que dudaban
de recomendar a sus gobernadores la firma del acuerdo con la Nación.
Pero los datos son contundentes, como asfixiantes para las provincias:
el stock de deuda provincial ronda los 22 mil millones de pesos, según
cifras del Ministerio de Economía. Las provincias de Buenos Aires,
Chaco, Córdoba, Mendoza, Formosa, Tucumán, Río Negro
y Misiones suman en conjunto una deuda superior a los 13.900 millones,
representando más del 60 por ciento del stock total de los 24 distritos
nacionales, incluida la Ciudad de Buenos Aires.
El ranking es encabezado por la provincia de Buenos Aires con un rojo
de 5497,4 millones de pesos; seguido por Chaco con 1403,4 millones y en
tercer lugar se ubica Córdoba con 1362,8 millones. Mendoza adeuda
1223,2 millones de pesos; Tucumán 1171,2 millones; Río Negro
1091,3 millones y Misiones 1018 millones de pesos.
Por el contrario, San Luis, La Pampa, Santa Cruz y Santiago del Estero
conforman el lote de los distritos menos endeudados. La provincia puntana
es la que registra el menor nivel de endeudamiento con 65 millones de
pesos.
En tanto, Corrientes (963,5 millones de pesos); Jujuy (916,3); Entre Ríos
(897,3); Santa Fe (733,8) y San Juan (730,7 millones de pesos de pesos)
figuran entre los distritos con mayor stock de deuda.
En una escala media, aparecen Neuquén (669,9 millones de pesos);
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (670,7); Catamarca (483,2);
La Rioja (472,1) y Chubut (401,3). La provincia de Salta, por su parte,
tiene un stock de deuda de 565,9 millones de pesos, que se eleva a casi
800 millones si se le suma una deuda indirecta por 234 millones
de pesos.
El detalle del stock de deuda provincial contempla los datos aportados
durante el primer semestre de 2001, de lo que se desprende que en la actualidad
el rojo de las provincias es aún mucho mayor.
La deuda de las provincias con bancos y entidades financieras suma en
total 7729 millones de pesos. El distrito bonaerense, en tanto, lidera
casi sin escoltas la financiación a través de título
públicos, al haber colocado valores por 3695 millones de pesos.
En lo que respecta al servicio de deuda (pagos de intereses y cargas administrativas),
las provincias deben abonar por año 1383,7 millones a las entidades
bancarias; 189,6 millones a los organismos internacionales de créditos
y 460,6 millones de pesos en concepto de títulos públicos
por intereses y amortización de capital.
Con los tapones de
punta
El bloque de diputados bonaerense del radicalismo salió
con las tapones de punta en contra de Carlos Ruckauf. El diputado
Roberto Costa, vicepresidente del bloque, calificó de mentiroso
al mandatario justicialista ya que, según el legislador,
hay reducciones en salarios y jubilaciones a los estatales
bonaerenses que llegan a superar el 40 por ciento. En el caso
de mayor gravedad, Costa señaló que a los sueldos
de entre 5000 y 6999 pesos se realiza un descuento del 40,7 por
ciento. Por otra parte, Costa denunció que Ruckauf exageró
en los gastos para propaganda oficial. Empecinado por su campaña
electoral, destinó más presupuesto a la publicidad
directa y pseudos reportajes televisivos que al ministerio de la
Producción, dijo Costa. El legislador calificó
de burla hecha por el gobernador a esa situación.
Además, el diputado de la UCR añadió que a
pesar de decir que la mitad de lo recaudado por la Lotería
se destina a trabajos sociales, la realidad es que más del
50 por ciento de la recaudación queda en manos privadas.
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OPINION
Por Martín Granovsky
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Apretaron sin ahorcar
El acuerdo del Gobierno con las provincias peronistas grandes
-inexplicablemente tardío funciona como un test de
lo que unos llaman gobernabilidad y otros aire
hasta el 2003.
El arreglo era importante. Sin él no podría completarse
el canje de deuda en su tramo interno ni tendría sentido
una conversación con el Fondo Monetario. Sin él, sobre
todo, quedaría reforzada la imagen de un Gobierno débil,
prematuramente gastado y sin fuerzas para llegar al final.
Pero el Gobierno cometió una torpeza cuando convirtió
el acuerdo con las provincias en el eje de la vida mundial.
No anunciaría las medidas económicas antes del acuerdo.
No empezaría el canje sin el acuerdo.
Y, sin el acuerdo, no sería lo mismo la visita de Fernando
de la Rúa a Nueva York y su entrevista con George W. Bush.
Las medidas aparecieron, también el canje, y el encuentro
entre De la Rúa y Bush fue un éxito. Pero, ¿por
qué el acuerdo no estuvo antes?
Una razón es, justamente, que al magnificar el arreglo el
Gobierno entregó un arma formidable a un peronismo que ya
había acumulado armas por su cuenta. Los diputados aprobaron
la semana pasada el proyecto de ley para que el impuesto a las transacciones
financieras sea coparticipable. Pero el Senado, con mayoría
peronista, no lo sancionó. El tema será tratado en
las comisiones, e incluso en el caso de que haya dictamen quedará
la decisión final de llevar el proyecto al recinto.
Otro motivo de la demora es estructural. El peronismo decidió
jugar de este modo de aquí al final de la Administración
De la Rúa. Quiere regular el aire. Medir el suministro de
oxígeno. Demorar hasta desesperar. El lema sería:
El PJ aprieta, pero no ahorca. Y debería tener
un subtítulo: Mientras no sea necesario.
El PJ ahorcará si la propia vida se ve en peligro. Por ejemplo,
si se aproxima un reventón en las provincias de los precandidatos
Carlos Ruckauf y Eduardo Duhalde, José Manuel de la Sota
y Carlos Reutemann. Si no, redoblará su presión cuanto
más débil observe al Gobierno y a medida que, con
la cercanía del 2003, tenga que ir dirimiendo su propio candidato
presidencial. Así, el círculo se cerrará alrededor
del Gobierno, que cada vez será menos productivo: igual que
en política económica y en finanzas, necesitará
aplicar más esfuerzo, más energía, más
política, para conseguir iguales resultados que antes. Con
el mismo esfuerzo, obtendrá resultados más pobres.
Y con menos esfuerzo vendrán el desastre final y las elecciones
anticipadas, dos cosas que el peronismo dice no querer. Mientras
no sea necesario.
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Lo
que hizo Cavallo para ablandar a las provincias
Ahora Daniel,
tenés que hacer el trabajo inverso al que venías haciendo
hasta ahora. Antes, debías mostrar a los bancos que éramos
solventes para que nos prestaran. Ahora tenés que mostrarles que
somos insolventes para que entren al canje. Así, Domingo
Cavallo bromeó a su segundo, Daniel Marx, cuando éste anunció
que se retiraba de la reunión que ambos mantuvieron ayer con los
ministros de Economía provinciales para continuar la negociación
por la reprogramación de la deuda. En dicho encuentro Cavallo develó
la nueva estrategia de Economía para forzar a los bancos a aceptar
el canje de deuda provincial a una tasa del 7 por ciento, muy inferior
a las tasas superiores al 25 por ciento que vienen cobrándoles
hasta hoy a las provincias. Impulsa una ley que fijaría un tope
del 7 por ciento a la tasa de interés de la deuda provincial garantizada
con coparticipación de impuestos. De esa forma, los bancos que
no ingresaran al canje no podrían cobrarse automáticamente
los intereses de dichas deudas, debitándolo de las cuentas de la
coparticipación de cada provincia, como sucede hasta ahora. El
ministro, además, otorgó un tratamiento especial a Buenos
Aires, Córdoba y Santa Fe, para lograr que acepten el acuerdo de
poda de transferencia de fondos, con el cual la Nación busca alcanzar
el déficit cero comprometido con el FMI.
Los bancos se beneficiaron con créditos a la provincias más
seguros que prestarle a la Nación, cobrándoles tasas superiores
al 25 por ciento. Ahora el negocio se les terminó. Esa era
la tónica con que ayer los funcionarios de Economía defendían
el proyecto de ley que busca fijar un techo a la garantía concedida
a los bancos por los préstamos otorgados a las provincias.
Justamente, el bajo riesgo crediticio de estas colocaciones residía
en la garantía: los recursos de la coparticipación la
parte de los impuestos nacionales que transfiere la nación a las
provincias, que los bancos debitan automáticamente de la
cuenta de cada provincia en el Banco Nación, antes de que esos
fondos lleguen a manos del gobernador en cuestión. Es decir, mucho
antes de que el déficit cero llegara a la Nación y el pago
de la deuda nacional fuera garantizado con la recaudación futura,
los bancos ya tenían una hipoteca de ejecución inmediata
sobre los recursos provinciales. Y, para colmo, les facturaban tasas como
si el riesgo de incobrabilidad fuera el de una PyME.
Con la nueva ley, Cavallo busca terminar de torcer el brazo de los bancos
locales, aún reacios a bajar al 7 por ciento la tasa de interés
de la deuda provincial y ceder una tajada de uno de los negocios más
rentables de los últimos tiempos. Por ejemplo, ayer un secretario
de Hacienda provincial se quejó ante el ministro de que un banco
le estaba debitando de la cuenta de coparticipación fondos equivalentes
a una tasa de interés del 41 por ciento.
Lo que hace valioso los contratos que tienen los bancos con las
provincias es la garantía. Perdida la garantía por arriba
del 7 por ciento les conviene entrar al acuerdo, porque sino pueden no
cobrar nada, especulaba un colaborador del ministro. Sin embargo,
algunos secretarios de Hacienda provinciales cuestionaron al ministro
por haber vendido hace semanas que tenía cerrado el acuerdo con
los bancos por la deuda provincial, cuando no sólo el trato todavía
estaba verde sino que encima ahora le pedía la colaboración
a los hombres del interior para votar una ley con la que negociar. Sea
como fuere, todo indica que el trámite legislativo será
rápido.
Para sumar a Carlos Ruckauf, José Manuel De la Sota y Carlos Reutemann
en el acuerdo, Cavallo apeló a concesiones a medida:
A Buenos Aires la beneficia
notablemente que el canje de deuda no se limite a los préstamos
bancarios (unos 10.000 millones de dólares) sino también
a los títulos públicos provinciales (otros 7500 millones)
colocados entre bancos, AFJP y acreedores del exterior. De los 5500 millones
de la deuda bonaerense, más del 65 por ciento son bonos. * Tanto
Ruckauf como De la Sota consiguieron que el 50 por ciento de las acreencias
acumuladas por Buenos Aires y Córdoba contra la Nación,
en concepto de coparticipación retinada durante este año,
sea abonada en pesos. Algo similar habría logrado Reutemann. Para
casi todo el resto de las provincias, dicha deuda será cancelada
en un 100 por ciento con Lecop (Letras de Cancelación de Obligaciones
Provinciales).
Santa Fe no acumula una deuda
significa en relación al producto provincial, y la mayor parte
de los créditos fue contraído con organismos internacionales,
cuyos préstamos no entrarán en el canje. Pero este año,
por la caída de la recaudación, la provincia tiene un déficit
operativo (antes del pago de intereses) creciente, debido al peso de la
caja de jubilación. Cavallo le habría prometido a Reutemann
que se encargaría de ayudarlo a tapar el bache provisional.
OPINION
Por Julio Nudler
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Kabul cayó
primero
Finalmente, Kabul, la capital afgana, cayó antes que la
convertibilidad argentina. Esto ha sucedido a pesar de que el coro
de expertos predecía que la guerra de aplastamiento contra
el talibán sería prolongada, mientras que, en cambio,
la economía argentina explotaría de modo inminente.
Pero sucedió al revés. El asalto por aire y por tierra
contra los ultrafundamentalistas resultó fulminante, en tanto
la crisis local es una larga agonía que aún se prolonga,
resistiendo tasas de riesgo país más letales que los
bombarderos estadounidenses. Ríos de tinta fluyeron sin mostrarse
capaces de anticipar los acontecimientos. Una vez más, los
que aparentemente más saben son los que a la postre menos
aciertan.
Cuando comienza una guerra, ¿qué puede haber más
impactante que afirmar que durará mucho y explayarse sobre
la esperable catástrofe humanitaria (debería
en realidad decirse humana, porque una misión de ayuda puede
ser humanitaria, ¿pero una catástrofe?). Si alguien
escribiese que, dada la abismal diferencia de potencial bélico
y tecnológico de los contendientes, la lucha se saldará
velozmente, ningún editor se sentiría feliz de publicarlo.
Pero con una crisis económica sucede al revés: lo
que más impresiona es presagiar que estallará de un
momento a otro, y no que se extenderá en el tiempo. ¿A
quién le importa que un país esté cociéndose
a fuego lento?
Esto puede suceder, además, porque a los acreedores no les
viene nada mal que se difiera el óbito del deudor, ya que
mientras tanto devengan y quizás hasta cobren
intereses consiguientemente exorbitantes. Cada vez que está
a punto de exhalar el último suspiro, surge alguna circunstancia
que le aplaza la sentencia: el blindaje, el megacanje, el rescate,
ahora la reprogramación y el acuerdo con las provincias.
La providencia no les ha dado tantas oportunidades a los santos
guerreros de Al Qaeda.
A pesar del desencanto con los entendidos y sus vaticinios, el lector,
que ha dilapidado horas leyendo pronósticos fallidos, no
escarmentará. Ninguna crónica sobre algo ya acontecido,
fáctico y fehaciente, tendrá nunca el prestigio, el
halo de un artículo que prediga con pretendida precisión
lo que sucederá, por ejemplo, con el mundo islámico
en los próximos años. Pero está demostrado
que Domingo Cavallo, quien se presenta asiduamente en la televisión
para anunciar algo que va a pasar y que después pasa pero
al revés, no es el único miope. Sólo uno más
en la pléyade de geoestrategas, académicos, demóscopos,
gurúes, pitonisas, y por supuesto periodistas, que llenan
las mejores páginas de la prensa.
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