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CAVALLO VIAJO ANOCHE A OTAWA PARA DESTRABAR LA AYUDA FINANCIERA
Tironeos en Washington por Argentina

Mientras el secretario del Tesoro
dijo que �la situación argentina es prometedora�. Las autoridades del Fondo dejaron en claro que no habrá desembolsos hasta que no vean los números fiscales.

Secretario del Tesoro, Paul O�Neill y director-gerente del FMI, Horst Koehler.

La asistencia financiera que el gobierno argentino reclama con urgencia a Washington parece haber desatado una puja entre el Tesoro norteamericano y la cúpula del Fondo Monetario Internacional. El secretario del Tesoro, Paul O’Neill, afirmó que “la situación (argentina) es bastante prometedora porque el presidente De la Rúa está personalmente tomando la iniciativa”. Pero, desde el Fondo, todavía quieren ver para creer y se resisten a adelantar un desembolso de 1260 millones de dólares para noviembre, sin contar con la auditoría que una misión técnica debe efectuar sobre las cuentas fiscales. Más aún, ayer la número dos del organismo, la economista norteamericana Anne Kruegger, aseguró que dicha revisión se demorará porque todavía el gobierno no mostró información suficiente: “no tiene sentido enviar una misión (a Buenos Aires) mientras no podamos cumplir la misión y para eso necesitamos más información sobre varias cosas”, dijo, tajante. Por su parte, el director gerente del FMI, Horst Koehler, fue muy cauto al referirse a Argentina: “es importante que (el gobierno) fortalezca el marco político para que las finanzas públicas argentinas vuelvan a una base sustentable”, afirmó. Del desembolso no habló ni una palabra.
Domingo Cavallo viajó anoche hacia Otawa, Canadá, junto al secretario de Finanzas, Daniel Marx, y al secretario de Hacienda, Jorge Baldrich. Y hoy piensa entrevistarse en esa ciudad con O’Neill, en un aparte de la Asamblea conjunta del Fondo Monetario y el Banco Mundial, y de las reuniones del Grupo de los 20, integrado por ministros de Economía de los países más desarrollados y los de los llamados “mercados emergentes”.
Para Cavallo el objetivo primordial de la reunión es conseguir el respaldo del Tesoro norteamericano para lograr que el Fondo Monetario
apure los desembolsos del programa firmado en agosto y ponga a disposición del gobierno los 3000 millones de dólares que estaba programado utilizar en marzo para el plan de reestructuración de la deuda.
Así, el ministro quiere, entre otras cosas, romper la racha de los dos viajes anteriores, en menos de tres semanas, a Estados Unidos, de los cuales volvió con las manos vacías, desatando toda clase de rumores sobre su continuidad en el cargo.
Esta vez, Cavallo tiene dos cartas valiosas para largar sobre la mesa. Por un lado, la operación de reprogramación de la deuda está en marcha, al haberse acordado en buena medida con los bancos y AFJP locales. Por otro lado, el acuerdo fiscal firmado con casi todas las provincias –incluyendo las tres grandes. Este pacto, al recortar las transferencias de la coparticipación en un 13 por ciento, le permitirá mostrar los números del proyecto de Presupuesto 2002 algo más alineados con el déficit cero.
Sin embargo, aún con esas cartas en la mano, la negociación con Washington no será fácil, o, más bien, con un sector del poder en Washington, los organismos internacionales. Las autoridades del FMI siguen firmes en su postura de no otorgar un cheque en blanco a las autoridades argentinas y no anticipar el giro de ninguno de los préstamos comprometidos sin antes comprobar que se está cumpliendo con la meta de Déficit Cero.
En este sentido, las declaraciones de Anne Kruegger, apuntaron a disipar cualquier expectativa que pudiera haberse creado en la delegación argentina. La vicedirectora del FMI explicó que los técnicos del organismo estaban analizando el acuerdo entre los gobernadores y la Nación. Y que todavía no tenían los datos suficientes para viajar a Buenos Aires para elaborar un informe in situ, para luego elevarlo al directorio del Fondo, el que recién después deberá decidir si aprueba el desembolso previsto para diciembre. “No tiene sentido enviar una misión hasta que llegue el momento en que podamos completar la revisación, lo cual significa que necesitamos más información sobre varias cosas”, sostuvo.
Kruegger representa al staff de técnicos del Fondo y es evidente que con sus declaraciones quiso dejar en claro que el organismo no pasará por encima de su opinión. A su vez, es norteamericana, pero a diferencia de suantecesor, Stanley Fisher, parece ahora estar tomando distancia del Tesoro, pese a que Estados Unidos, con el 18 por ciento de las acciones, es el principal accionista del Fondo.
Otro que defendió la independencia del Fondo, despegándose de su gobierno, fue el propio titular del organismo. Pese a que Berlín dio en las últimas horas señales inequívocas de apoyo a la administración de De la Rúa, durante su paso por Alemania, Koheler prefirió destacar los “desafíos” por delante. “Es importante que (el gobierno) fortalezca el marco político para que las finanzas públicas argentinas vuelvan a una base sustentable, lo cual junto a un cuidadoso diseño de la reestructuración de la deuda ayudaría a restaurar la confianza y crear condiciones para una recuperación económica duradera”, explicó. “Además, urgimos a las autoridades y a sus acreedores a trabajar en un diálogo de estilo colaborador y a cooperar para alcanzar un acuerdo de (reestructuración de la) deuda completo, que sea consistente con las necesidades financieras inmediatas de Argentina, así como la restauración de la sustentabilidad en el mediano plazo”, exhortó.
La cautela con que la cúpula del Fondo está manejando el caso argentino, parece responder a la magnitud de la ayuda comprometida hasta ahora por el organismo, que dejó a Argentina cómodamente al tope de los pedidos de asistencia financiera en menos de un año. En diciembre, el directorio aprobó un préstamo de 14.000 millones como parte del “blindaje” negociado por José Luis Machinea y en agosto último volvió a autorizar otros 8000 millones como parte del “salvataje” del sistema financiero. Pero todavía quedan pendientes de desembolso varios tramos del primer crédito y 3000 millones del segundo, que estaba previsto utilizar para garantizar el canje de deuda.
Hasta ahora, el Tesoro norteamericano desvió todos los pedidos de asistencia a la ventanilla del Fondo y no había ejercido presión sobre el organismo para acelerar la ayuda. Sin embargo, ayer, por primera vez, O’Neill pareció cambiar de estrategia, al elogiar abiertamente a la Argentina. Aunque también dijo que una de las virtudes del gobierno argentino era que “no está llorando por enormes volúmenes de dinero adicional”.

 

Una apuesta contra el FMI

Paul O’Neill disparó ayer contra los pronósticos económicos difundidos por el Fondo Monetario, que prevén un crecimiento de la economía norteamericana de sólo el 0,7 por ciento para el año próximo. En septiembre último, el pronóstico era de 2,2 por ciento. O’Neill dijo que hacía una apuesta al director gerente del FMI, Horst Koehler, a que “está muy equivocado”. Según el funcionario, Estados Unidos ya está tendiendo las bases para un crecimiento sólido. Y defendió el paquete de estímulos fiscales anunciado: “no sólo es útil sino necesario, y acelerará el ritmo de crecimiento”, afirmó. El Fondo también rebajó el pronóstico de crecimiento para este año de la economía mundial al 2,4 por ciento y a apenas 1,1 por ciento para América latina. Sin embargo, Koehler se atajó frente a cualquier apuesta en contra: la situación creada por los atentados “no tiene precedentes y hace que las predicciones sean como adivinar el futuro leyendo las hojas de té”, aseguró.

 

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