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DOS OPINIONES ARGENTINAS SOBRE LO QUE VIENE DESPUES DE KABUL

La caída de Kabul a manos de la Alianza del Norte con apoyo aéreo norteamericano abrió un panorama donde, por ahora, lo único seguro es la incertidumbre. El sociólogo Ricardo Sidicaro y el politólogo Rosendo Fraga dan sus respectivos diagnósticos en estos reportajes de Página/12.

�Esto va a durar 50 años o más�

Para el sociólogo Ricardo Sidicaro no se puede pensar el escenario actual en Afganistán con los términos de la guerra clásica. Los viejos conceptos con los que se solía analizar el enfrentamiento parecen estrechos o caducos a la hora de poner en palabras la complejidad de una guerra que se autopromueve como de nuevo tipo. En diálogo con Página/12, Sidicaro analiza la caída del régimen talibán.
–¿Qué significa en el escenario actual la captura de Kabul?
–Entiendo que Estados Unidos decidió librar una guerra sobre un determinado territorio pero, en realidad, sus verdaderos rivales no están allí; su enemigo no tiene territorio. Esto se debe a que no es una guerra como las precedentes, donde un país peleaba contra otro. La situación actual es que los grupos a los cuales Estados Unidos trata de castigar, perseguir o eliminar ya no tienen una pertenencia territorial determinada. Creo que la captura de la capital afgana no tiene significación más que sobre la cuestión simbólica de haber hecho creer que se trata de una guerra clásica y, sólo sobre esa creencia, poder decir que se consiguió una victoria.
–¿Cómo repercute esta ofensiva territorial de la Alianza del Norte en la coalición que lidera Estados Unidos?
–Es una coalición ya muy debilitada y la manera en que se libró esta guerra la debilita aún más. Por lo tanto, creo que va a tender a ser cuestionada crecientemente por los países europeos.
–¿Cuáles podrían ser los próximos pasos de la guerra?
–Esa es una verdadera incógnita si uno parte del hecho de que los adversarios de Estados Unidos son pequeños grupos organizados de una manera secreta, distribuidos en los países árabes y occidentales. Por estas características singulares del enemigo, cabe suponer que no ha sido perjudicada su capacidad militar; por lo pronto, no están extinguidos ni aniquilados.
–¿Cómo se conciliará, en la coyuntura interna e internacional, un gobierno para el período postalibán?
–Esa situación se ha oscurecido: no está claro quiénes son los que han triunfado, no se sabe exactamente quiénes son los que integran la Alianza del Norte. Ante una existencia tan etérea, es muy difícil decir cómo se delineará la conformación política futura. Ellos han librado una guerra -relativamente fácil con el apoyo de Estados Unidos– en un territorio donde los imperios fracasaron. Por lo tanto, es muy probable que continúen las guerrillas talibanes poniéndolos en jaque. Digo, el imperio soviético ya fracasó. En cambio, creo que la capacidad que tuvo Estados Unidos fue convencer al mundo que allí podía librarse una lucha clásica y, por lo tanto, festejarse una victoria. Pero creo que esta verdadera guerra del siglo XXI se librará, como dijeron los mismos norteamericanos desde un principio, por 50 años o más.

Entrevista: Verónica Gago.

 


 

�Más político que militar�

“El objetivo alcanzado tiene más que ver con la necesidad de dar una satisfacción pública que con la acción concreta para terminar con las redes terroristas”, dijo a Página/12 Rosendo Fraga, a propósito del cambio de mando político en Afganistán en el contexto bélico.
–¿Qué significa la toma de Kabul por la Alianza del Norte?
–”O los talibanes entregan a Bin Laden o pierden el poder”: ya lo había anticipado el premier británico Tony Blair hace 45 días. A partir de este momento el objetivo militar de la alianza anglonorteamericana en el plano táctico inmediato fue inducir la caída de Kabul en manos de fuerzas antitalibanes. Presumo que la guerra civil continuará en las montañas, y que difícilmente el nuevo gobierno afgano pueda mantener el orden. El objetivo tiene un sentido más político que militar.
–¿Es una victoria para Bush?
–Es mostrar a la opinión pública occidental que a dos meses del atentado terrorista a Estados Unidos ha habido capacidad de producir una represalia concreta, mensurable y que puede ser vista en los medios de comunicación. En mi opinión, el objetivo alcanzado tiene más que ver con la necesidad de dar una satisfacción pública que con una acción concreta destinada a terminar con las redes terroristas que responden a bin Laden.
–¿Cómo influye esto en la coalición que lidera Estados Unidos?
–Este episodio refuerza políticamente la coalición porque muestra que es posible obtener éxitos tácticos. Hay que ver que en las últimas semanas se fueron sumando a la coalición, en términos militares, Francia, Australia, Canadá, Alemania, Japón, Holanda, Italia y Turquía.
–¿Cómo sigue la guerra?
–Es incierto en la medida que Estados Unidos y sus aliados se comprometan en la guerra civil afgana para evitar que se transforme en un nuevo Vietnam. Los próximos pasos seguramente estarán centrados en la acción de inteligencia tendiente a detectar y desarticular la red terrorista de Bin Laden, más que en acciones militares formales como las que tuvieron lugar en Afganistán y que produjeron la caída de Kabul en manos de los antitalibanes.
–¿Cómo es el futuro postalibán?
–El escenario probable es que la guerra civil continúe en las zonas montañosas –como viene sucediendo hace 22 años– y que el gobierno de coalición antitalibán se enfrente con conflictos para mantenerse y concretar una coalición, aunque inestable.
–¿Avanzó la campaña antiterror?
–Avanzó políticamente por haber logrado la caída del régimen talibán y haber ampliado la coalición en términos militares a una decena de países. Pero si efectivamente con esta acción se ha logrado debilitar, desarticular o limitar las redes terroristas de bin Laden, esto está por verse.

Entrevista: Mercedes López San Miguel

 

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