Por Ariel Greco
A lo largo de la historia,
hay varios antecedentes de encuentros de trámites similares al
de Uruguay-Argentina del pasado miércoles. Uno de los casos más
recordados se dio en el Mundial 82 entre Alemania y Austria. Luego
de la sorpresiva caída 2-1 ante Argelia, los alemanes quedaron
muy complicados a pesar del triunfo 3-0 ante Chile y necesitaban una victoria
para avanzar. En cambio, Austria llegaba al último compromiso ya
clasificado, luego de sus victorias ante Chile y Argelia. El encuentro
disputado en Vigo fue un fiasco. Con un gol de cabeza de Hrubesch en el
arranque del partido, Alemania se puso en ventaja y a partir de allí
ya no hubo juego. Indignados por el espectáculo bochornoso, los
aficionados españoles comenzaron a gritar que se besen, que
se besen. Con el 1-0 consumado, ambos equipos avanzaron a la segunda
ronda, postergando las ilusiones de Argelia.
Por la Copa Libertadores de 1991, en la última jornada del grupo
entre argentinos y bolivianos tenían que medirse Boca y Oriente
Petrolero en la Bombonera. A los dos les alcanzaba con un empate para
clasificarse, mientras que una victoria de cualquiera postergaba al perdedor
y le daba el pase a River, que ya había finalizado su participación
en la zona. El desarrollo fue increíble. El conjunto boliviano
no cruzó la mitad de la cancha, en tanto que las pocas veces que
Boca atacó, sus delanteros definieron de manera grotesca, ante
el aplauso de los hinchas. Los dos hits que más se escucharon aquella
noche fueron Hay que empatar/hay que empatar/porque si no van a
cobrar y Esta noche/cueste lo que cueste/esta noche tenemos
que empatar. El resultado fue 0-0, los dos se clasificaron y River
quedó eliminado.
Al año siguiente se produjo una definición similar. En Rosario,
Newells y Olimpia buscaban su pasaje a la segunda fase, mientras
que River necesitaba que hubiera un ganador para avanzar. Casi en el comienzo,
ante un centro aparentemente intrascendente, Mauricio Pochettino zaguero
de la Selección Argentina, que estuvo en el Centenario intentó
devolver la pelota pero su rechazo terminó dentro del arco de Norberto
Scoponi. Unos minutos más tarde, Pochettino tuvo su revancha y
convirtió de cabeza el gol del empate. A partir de allí,
los dos equipos se prestaron el balón y ya casi no hubo situaciones
de riesgo. Consecuencia: los dos adentro y River otra vez afuera.
En torneos locales también hay varios antecedentes. En el Apertura
92, Boca necesitaba al menos un punto ante San Martín de
Tucumán para ganar el campeonato sobre River. Sin embargo, Ricardo
Solbes puso en ventaja a los tucumanos, convirtiendo el gol menos celebrado
de la historia. Luego Boca igualó a través de Benetti y
ya casi no se produjeron situaciones de gol. El mito señala que
Alberto Márcico y Oscar Acosta, que habían jugado juntos
en Francia, hablaban en francés durante el encuentro.
Muy controvertidas también fueron las definiciones River-Argentinos
en la última fecha en varios campeonatos en la década del
90. El primero fue un 1-1 en el Monumental en el Apertura 93,
famoso por la participación de Gabriel Cedrés en Argentinos,
cuando ya se había concretado su pase a River. El empate 1-1 le
dio el título a River. Otra definición polémica ocurrió
en el Apertura 97. A River le alcanzaba con un punto ante Argentinos
para ganar el título sobre Boca, y en la semana los rumores indicaban
que el partido iba a finalizar 1-1, como luego ocurrió. Tras el
partido, Jorge Quinteros, el mejor jugador de la cancha y llamativamente
reemplazado en la segunda parte, aseguró que le dio vergüenza
lo que había ocurrido en el campo.
Un caso inverso se dio en la Copa Libertadores de 1988. San Lorenzo jugaba
por el honor ante Peñarol, que necesitaba un empate para avanzar
a la siguiente ronda. En cambio, una victoria de los de Boedo le daba
el pase a Newells. El partido finalizó con el triunfo de
San Lorenzo y la clasificación para los rosarinos. El agradecimiento
fue fatal. El fixturelos cruzó más adelante y Newells
pagó el favor eliminándolo con un 2-1 en cancha de Vélez.
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