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LOS ECOS DEL FINAL DE URUGUAY-ARGENTINA EN EL CENTENARIO
En la Selección no ha pasado nada

En la AFA aseguran que �los últimos 20 minutos fueron de joda� pero el tema terminó allí. Los uruguayos agradecieron y los colombianos no lo reprocharon. Todo habría nacido en el arranque del segundo tiempo para regular los esfuerzos.

Por Pablo Vignone

La resignación colombiana calmó la agitación, y los sospechados últimos minutos del partido entre Uruguay y la Argentina, el miércoles, en el Centenario, pasarán a la historia como un ejemplo más del folklore futbolístico, así como lo han hecho tantos otros partidos. Los uruguayos agradecieron, los jugadores argentinos insistieron en la teoría del cansancio y la responsabilidad individual, y en la AFA ni siquiera se preocupan, habida cuenta de que la dirigencia del fútbol colombiano tiene otras cosas de las que ocuparse. “Los últimos 20 minutos del partido fueron una joda” admitió a Página/12 una alta fuente de la entidad madre del fútbol local, pero para ella, la polémica murió con el pitazo final del árbitro alemán Markus Merk.
A su regreso de Montevideo, ayer por la mañana, los jugadores de la Selección ni siquiera insinuaron la posibilidad de haber aceptado un pacto con los uruguayos, que les permitiera a la selección del país vecino concurrir al repechaje con Australia para dirimir la última plaza del Mundial. “Salir aplaudidos del estadio Centenario fue un orgullo. Eso demuestra que los uruguayos nos respetan”, consideró Javier Zanetti, y su compañero Walter Samuel dijo “no entender porqué aplaudían. ¿Agradecimientos? Son cosas de ellos...”. Roberto Ayala, que fue el capitán del equipo argentino, insistió con el cansancio. “Nosotros no le regalamos nada a nadie –dijo el zaguero–. El cansancio se apoderó de nosotros, yo lo sentí, y fue por el cansancio que en los últimos minutos del segundo tiempo jugamos la pelota para los costados”.
Más directo resultó el autor del gol argentino, Claudio López: “¿Nosotros qué tenemos que ver –se preguntó– si hace cuatro fechas que estamos clasificados para el Mundial?”. El puntero tuvo tiempo de mandar un mensaje a Colombia: “Se hubieran preocupado por ganar los puntos que tenían que ganar cuando les hacía falta. Cada uno tiene que cuidar su quinta y creo que Argentina la cuidó muy bien. No tienen porqué reprocharle nada”.
¿Qué sucedió en el campo del Centenario? Varias versiones circularon ayer pero ninguna fue fehacientemente comprobada. Los que vieron el partido al borde del campo, aseguran que el técnico Marcelo Bielsa se enojó con lo producido por sus jugadores en el tramo final del partido, pero en todo caso sus declaraciones posteriores justificaron la actitud del equipo. “No hubo nada reprochable” dijo. “En esos últimos minutos del partido, Bielsa se debe haber vuelto loco” dijo la fuente de AFA a este diario.
Otras versiones señalaban que los contactos entre argentinos y uruguayos comenzaron en el homenaje a Diego Maradona, el sábado, al que concurrieron Alvaro Recoba y Fabián Carini, pero los indicios muestran que el acuerdo fue tácito y se habría producido en el arranque del segundo tiempo en el Centenario, cuando Uruguay volvió al campo sabiendo que Colombia ya ganaba 2-0 en Asunción. Eso explica que se pasara de un juego áspero en el primer tiempo –Burgos lesionó a Silva, que estará un mes sin jugar– a uno delicado en el complemento.
“Colombia no nos puede reprochar nada –dijo el dirigente a este diario- Argentina no se dejó ganar, y si ellos hubieran hecho un gol más, dejaban afuera a Uruguay y se clasificaban.” Los diarios colombianos hicieron hincapié en la falta de planificación de su Selección como la causa excluyente de la eliminación, y no hubo reproches para el partido en el Centenario. Alex Viveros, uno de los colombianos de Racing, dijo que no creía en un acuerdo. Mauricio Serna asumió, en el entrenamiento de Boca, que la eliminación de Colombia se produjo al perder muchos puntos como local. “Con lo que rindió Argentina en las Eliminatorias, un acuerdo es impensable.”
Pero el diario Ultimas Noticias de Montevideo publicó ayer que tanto Burgos como Sorín reconocieron que si Colombia hubiera conquistado el quinto gol, “nos habríamos dejado hacer el segundo” ya que, según eldiario, ambos reconocieron darse cuenta que en Asunción “había cosas extrañas”.
El uruguayo Recoba apoyó esta presunción, al acusar al técnico de la selección de Paraguay, su compatriota Sergio Markarian. “Se ve que hay uruguayos que no quieren que clasifiquemos al Mundial –dijo Recoba– y lo digo por Markarian porque no puedo creer que Colombia le haya hecho cuatro goles a Paraguay en un partido normal”. Sorpresivamente, Markarian fue despedido anoche por la Asociación Paraguaya...
En su columna de ayer en este diario, Raúl Kollmann sugirió que el final del partido pudo haber sido una venganza por el 0-5 colombiano de hace ocho años. Nada más alejado de la realidad. Diego Simeone, el único sobreviviente de aquel plantel en esta Selección, está lesionado y no vino a estos partidos. La actitud afista navegó entre el apoyo a Colombia –por no haber asistido a la Copa América en julio– y la prescindencia en la cuestión. Algunos jugadores pudieron haberse cansado: jugaron el jueves ante Perú, el sábado participaron del homenaje a Maradona, ayer enfrentaron a Uruguay y pasado mañana jugarán con sus clubes en Europa: acaso quisieron regular en un partido en el que no se jugaban absolutamente nada. Por eso, los indicios señalan un tácito guiño entre colegas que comparten la actualidad de los clubes europeos. Aunque eso no le quite ni pizca de reprochable a lo acontecido.

 

Un festejo que vale por todo un Mundial

Steve Staunton, el capitán de la Selección de Irlanda, celebra en el estadio Azadi de Teherán la clasificación de su equipo para el Mundial 2002. Pese a la derrota 1-0 ante Irán como visitantes, con gol de Golmohammadi en el último minuto, el conjunto irlandés, dirigido por Mick McCarthy hizo valer el 2-0 conseguido en Dublín el sábado para transformarse en el 31º seleccionado clasificado para la fase final de la Copa del Mundo. Australia y Uruguay disputarán la última plaza.

 

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