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LA INUNDACION ENTRO EN AMERICA, LA CABECERA DE RIVADAVIA
Un combate al agua casa por casa

Es un pueblo de 10.000 personas. Unas 700 están evacuadas. El agua entró al casco urbano y la gente pone bolsas y piedras para que no se inunden las casas. En Carhué, el agua también amenaza con anegar todo. Allí los vecinos se rebelaron contra el censo.

La muralla que habían levantado
los vecinos de América no aguantó
la fuerza del agua.

Por Pedro Lipcovich

No esperarán en sus casas al censista los casi 2400 evacuados por las inundaciones en la provincia de Buenos Aires, ni llegará el censo a las 11.500 personas aisladas por el fenómeno. Las aguas entraron ayer en América, cabecera del partido de Rivadavia, donde anoche había 700 evacuados mientras hombres, mujeres y niños desesperadamente llenaban bolsas con tierra y piedras para defender sus casas. La inundación también amenazaba a las localidades de Chascomús, Monte, General Paz, Pehuajó, General Viamonte, Puán, y llegó a un barrio de Junín por una brecha abierta intencionalmente. El vicegobernador Felipe Solá anunció un subsidio en patacones y prometió obras para San Miguel del Monte y Chascomús.
“Desde la mañana que estamos rompiendo todo”, temblaba anoche la voz de Sergio Buil, intendente del partido de Rivadavia, de 15.000 habitantes, a 600 kilómetros de la Capital Federal en el oeste de la provincia de Buenos Aires. “Tuvimos que romper uno de los accesos a la ciudad de América –cabecera del partido– para dejar pasar el agua, y estamos sacando todas las alcantarillas para facilitar el desagote.”
El agua había entrado por los barrios Barracas y San José Obrero, de casas muy precarias, donde la situación se agravaba porque la presión de las napas subterráneas empezaba a hacer desbordar los pozos ciegos. Los hombres, las mujeres y los chicos de América, población de 10.000 habitantes, se distribuían para llenar bolsas de tierra y piedras, atarlas, cargarlas en tractores y descargarlas en los terraplenes de protección. A mediodía, el intendente había pedido a la provincia, aunque fuese, piedras, porque el terraplén “está temblando, por favor, con bolsas de tierra no va a alcanzar”. También faltaban bombas de achique: a la tarde llegaron algunas, provistas por particulares. Anoche el ministro de Obras y Servicios Públicos, Julián Domínguez, anunció el envío de “camiones con piedras”.
En cuanto al censo, América solicitó al Indec su suspensión. La gente había salido con carteles: “No al censo”; “Si no existimos para las autoridades, no existimos para el censo”. Buil admitió que “aunque el censo es importante, no es el mejor momento para hacerlo”. Anoche había en el partido de Rivadavia 200 evacuados, entre ellos los 70 habitantes del histórico pueblito de San Mauricio, y unos 500 autoevacuados que se habían mudado a casas de familiares o amigos.
Anoche, en toda la provincia de Buenos Aires, estaban aisladas por las aguas 11.688 personas de 38 distritos, según la Dirección de Defensa Civil provincial. Había 760 evacuados y 1600 autoevacuados. Según ese organismo, ayer “las tareas se focalizaron en defender los cascos urbanos de Chascomús, Monte, General Paz, Pehuajó, General Viamonte, Puán y Rivadavia, por el avance de masas hídricas o por la crecida del Salado”.
Nuevamente, algunos desesperados trataran de echar el agua hacia la población vecina: desconocidos abrieron una brecha en el terraplén de la laguna de Gómez, junto a la ciudad de Junín. “La brecha la hicieron a pala –dijo el intendente Abel Miguel–; al principio era chica pero por la fuerza del agua llegó a 25 metros de largo por 3 y medio de profundidad, y la laguna inundó el barrio La Rufinita. Es el sálvese quien pueda: los de aguas arriba quieren sacarse el agua de encima, no importa a quién se perjudica aguas abajo.”
En Pehuajó, una lengua de agua de la laguna La Salada, que bordea esa ciudad, penetró en el barrio Talleres: “Varios barrios que están por debajo de la altura de la laguna y ya tienen problemas con las napas altas”, advirtió Oscar Trapes, secretario de Obras y Servicios Públicos de esa ciudad, y solicitó “cuatro bombas más para sacar el agua” a la provincia.
El vicegobernador bonaerense, Felipe Solá, anunció un subsidio de 300.000 patacones para los inundados y admitió que “Carhué (ver notaaparte) y América son los lugares donde la gente está más angustiada”. Sin embargo, pidió al intendente Buil “que tenga más diálogo con nosotros y apacigüe a la gente, porque aquí no hay nadie que esté haciendo algo para que se inunde América”. Solá también anunció la futura construcción de un canal entre la laguna Maipú y el Salado, que aliviaría a San Miguel del Monte, y el dragado del Canal 18 para restar agua a la laguna de Chascomús.

 

Derrame de ácido

Un camión con acoplado derramó ayer una sustancia tóxica en Dock Sud, el puente Avellaneda y la Boca, que parece ser ácido acético. Algunos vecinos sintieron picazón y sequedad en la garganta y ardor en los ojos, pero ninguno debió ser hospitalizado. El director de Control de Calidad Ambiental Porteño, Diego Martínez, explicó que “lo que estaba dispersado se barrió y embolsó para hacer las pruebas correspondientes”. Por su parte, el secretario de Política Ambiental de Avellaneda, Máximo Lanzetta, informó que el ácido acético “no es muy peligroso, aunque sí irritante si se toma contacto con él”. Además, informó que se usa como base para la elaboración de vinagre o en la industria plástica. El camión Fiat Iveco naranja habría salido del puerto de Dock Sud rumbo a la Capital y derramó esta sustancia en la avenida Sargento Ponce de esa localidad bonaerense, en el puente Avellaneda y en las calles Necochea y Pinzón de la Boca.

 

CARHUE SE NIEGA AL RELEVAMIENTO
Un censo del drama

Por P.L.

Un censo puede arrojar interesante información sobre una comunidad aun antes de hacerse, o incluso en su manera de no hacerse. Los variados destinos del relevamiento de estos días en localidades bonaerenses inundadas sugieren, desde un tejido social aún preservado –en Trenque Lauquen, donde el censo se inició hace dos días con ayuda de la población– hasta una comunidad llena de exasperación y angustia –en Carhué, donde la gente autoconvocada se niega al censo, en conflicto con la intendencia–, pasando por un pueblo –en América– simplemente ocupado en sobrevivir.
“Los vecinos nos autoconvocamos porque Carhué está en riesgo de desaparecer bajo la laguna Epecuén, como ya pasó hace 16 años con Villa Epecuén –dijo a este diario Rubén Benito–. Cada año y, ahora, cada día aumenta la cota de la laguna; nos ha inundado los campos. La Nación y la provincia no entienden que somos el eslabón más bajo de una cuenca sin salida al mar; hace años venimos pidiendo trabajos de hidráulica.” Unos 5000 de los 13.000 habitantes de Carhué se reunieron en asambleas durante los últimos días, y presentaron en la Intendencia un petitorio cuya respuesta “incluía meras promesas, otra vez”, resumió el vecino Benito. Los autoconvocados acordaron negarse a responder al censo. En cuanto a los censistas, de los 120 destinados a la ciudad ayer habían desertado 110. El intendente, Alberto Gutt, afirmó que “el censo se va a llevar a cabo con un nuevo equipo”, reconoció “la ayuda del gobierno provincial” y criticó “la falta de apoyo de la Nación”.
En Trenque Lauquen, en cambio, “el censo se empezó a hacer el jueves, con la colaboración de los productores, que pusieron sus vehículos a disposición de los censistas para entrar en las zonas inundadas –contó Juan Carlos Font, intendente interino–. Necesitamos un buen censo: estimamos que la población subió de 33.000 a 48.000 en los últimos años, lo cual debe considerarse para la coparticipación de fondos, pero hace falta que se demuestre”.
En América, al intendente Sergio Buil no le hace falta censo para saber que “ya no podemos pelear más por los campos, y solamente estamos tratando de proteger los pueblos. La situación de los campos es terrible, y yo no sé de qué vamos a vivir”.

 

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