Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira
KIOSCO12


KANDAHAR SE HABRIA RENDIDO Y PUEDE HABER MUERTO UN ALTO JEFE
Doble golpe al castillo talibán

Mientras fuerzas especiales británicas desembarcaban en Afganistán, ayer se informó que Mohammed Atef, quien como líder militar de Al-Qaeda habría sido el autor intelectual de los ataques
del 11 de setiembre, murió en un bombardeo hace tres días, y el líder de los talibanes habría entregado la ciudad de Kandahar.

Por Steven Norris y Ewen MacAskill *

La coalición liderada por Estados Unidos logró ayer dos éxitos resonantes en su misión en Afganistán cuando se informó que el líder talibán, el mullah Mohammad Omar, había rendido el control de Kandahar y se supo que el mejor amigo y planificador militar de Osama bin Laden había muerto en un bombardeo. La aparente pérdida de Kandahar, el bastión sureño y corazón espiritual de los talibanes, marca el colapso final de su régimen formal en Afganistán. El mullah Omar dijo que había acordado dejar la ciudad por la noche y volver a las montañas después de discusiones con líderes tribales que montaron una insurrección esta semana para desafiar el control talibán de la ciudad.
Justamente tan dañino para la moral talibana y de la organización Al-Qaeda, se informó que Mohammed Atef, quien como líder militar de Al-Qaeda es sospechado de ser el autor intelectual de los ataques del 11 de setiembre, había muerto durante un bombardeo de Kabul hace tres días. La muerte de Atef, cuya hija está casada con un hijo de Bin Laden, será tomada por la coalición como vindicación de su estrategia. En el curso de ocho días, los talibanes han pasado de controlar el 90 por ciento de Afganistán, incluyendo casi todas sus aldeas y ciudades, a controlar casi ninguna. Kunduz en el norte, donde unos 3000 combatientes árabes y paquistaníes están sitiados por fuerzas antitalibanes, es la única ciudad que queda en manos de los talibanes y de Al-Qaeda, y anoche se informó que se estaban negociando los términos de capitulación.
La Agencia de Prensa Islámica, con base en Pakistán, informó que Omar acordó abandonar Kandahar –casi siete años después del día que la tomó– y dirigirse a las montañas después de discusiones “en profundidad” con “amigos muy próximos y comandantes del Ejército. Bajo el acuerdo, el control de la ciudad va a pasar a manos del mullah Naqibullah y Haji Basher, dos ex comandantes de las fuerzas de resistencia a la ocupación soviética que no pertenecen a los talibanes.
El Pentágono expresó dudas sobre los informes de una caída inminente de Kandahar. “No lo creo”, dijo el contraalmirante John Stufflebeem. “Creo que nuestras fuerzas que están allí todavía están operando bajo la asunción de que se trata de un ambiente hostil. Creo que los grupos de oposición están operando de la misma manera.”
Hamid Karzai, un líder pashtún que ha estado intentando organizar un levantamiento pashtún en el sur, dijo que los líderes talibanes no tenían ningún lugar adonde ir si abandonaban Kandahar. “Va a ser muy difícil para ellos encontrar una ruta de escape”, dijo Karzai, agregando que se ofrecería a los talibanes una amnistía si se rindieran y depusieran sus armas. Karzai dijo que tenía un informe de uno de sus soldados afirmando que había “serios desórdenes” en la ciudad y de que algunas tropas talibanas habían tratado de huir y se toparon con residentes que los detuvieron. La caída de la ciudad y el éxito aparente de Estados Unidos al matar a uno de los más importantes líderes de Al-Qaeda serán vistos como evidencia de que es posible llegar a bin Laden y destruir su red, lo que es el objetivo fundamental de la guerra.
Ayer hubo informes de que Bin Laden había huido a Pakistán, pero luego fueron desmentidos. El secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld, dijo que “no hay razón alguna para creer que está en Pakistán. Y existen todas las razones para creer que está en Afganistán”. Rumsfeld describió el modo en que las fuerzas especiales norteamericanas están cazando a Bin Laden y Al-Qaeda: “Están matando a los talibanes que no se rinden y milicianos de Al-Qaeda que están intentando desplazarse de un lugar a otro. Se han metido en sus lugares, han encontrado resistencia y le han hecho frente”.
Los bombardeos norteamericanos siguieron ayer, pese al inicio del Ramadán. Pero el énfasis militar se está desplazando claramente de los ataques aéreos a las fuerzas terrestres de operaciones especiales. Los talibanes y Al-Qaeda están siendo arrancados en el todo el sur del país. Un informe dijo que las fuerzas especiales norteamericanas están cazando y matando a caballo a todos aquellos que se niegan a rendirse.
La muerte de Atef hará más difícil para Al-Qaeda el lanzamiento de más ataques terroristas. Peter Bergen, que escribió un libro sobre Bin Laden, dijo que su muerte sería “un problema considerable” para Al-Qaeda. “El es el comandante militar de la organización”, afirmó. Atef, quien se supone que tiene cerca de 60 años, es un ex miembro de la organización egipcia Jihad Islámica, el grupo que mató al presidente Anwar Sadat en 1981 y que se transformó en un aliado cercano de Bin Laden por más de 10 años. Atef ayudó a reclutar combatientes para la guerra contra la Unión Soviética en Afganistán a principios de los 80 y se convirtió en el líder militar de Al-Qaeda hace cinco años. Fue acusado de ayudar a los ataques contra las fuerzas norteamericanas en Somalía en 1993 (donde murieron 18 rangers) y se lo vinculó directamente a quienes perpetraron los atentados contra las embajadas norteamericanas en Kenia y Tanzania hace tres años, en los que murieron 224 personas y miles fueron heridas.
Los vínculos entre Atef y Bin Laden se hicieron más fuertes cuando el hijo de 19 años del multimillonario saudita se casó con la hija de su estratega militar hace nueve meses. Está visto como uno de los más importantes socios de Bin Laden y el principal candidato a sucederlo al frente de la organización. Rumsfeld dijo que los informes sobre la muerte de Atef “parecen serios”. Un funcionario norteamericano que pidió no ser identificado señaló: “Creemos que es verdad que murió en un bombardeo norteamericano cerca de Kabul”. De todos modos, otro funcionario aclaró que el cuerpo aún no fue localizado.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: C.U. y P.R.

 

OPINION
Por Claudio Uriarte

Ha empezado una invasión

La quinta invasión de Afganistán ha comenzado. Después de Alejandro Magno, Gengis Khan, el Imperio Británico y la Unión Soviética, una irregular formación de países está tomando posiciones ahora mismo en el famoso cementerio de intrusos, y sus fuerzas de infantería están esperando órdenes para desplegarse sobre el territorio. Ese y no otro es el sentido de la entrada de unidades de las fuerzas especiales británicas SAS y SDS en Afganistán ayer, del estado de alerta de 6000 tropas británicas, el envío de una vanguardia de 300 soldados franceses y del aprontamiento de 2000 marines estadounidenses, entre las movidas militares que han trascendido (ver nota en la página opuesta). Desde luego, ninguna de estas operaciones tiene el sentido de “ayuda humanitaria” que confundidos portavoces le atribuyen, y sí el objetivo inequívoco de poner orden en el patchwork anárquico de tribus enfrentadas que tomó el vacío de poder en Kabul, y también en las que otras tribus –enfrentadas a las primeras– que luchan en el sur para desembarazarse de los talibanes. Ya la indicación de que las fuerzas francesas tienen como destino la ciudad de Mazar-i-Sharif es un indicativo de la forma que tomará la operación. Porque éstas no son las fuerzas para capturar al mullah Mohammad Omar, Osama bin Laden, las fuerzas talibanas y la red al-Qaida –de eso ya se están ocupando las fuerzas especiales norteamericanas, posiblemente con ayuda de las británicas–, sino estabilizar el país en zonas de influencia repartida, como se hizo en Kosovo y como se hizo hace más de medio siglo en los arreglos de cogobierno cuatripartito de Berlín y Viena tras la Segunda Guerra Mundial.
Un enigma es si Rusia será invitada y todo parecería indicar que ése es el curso lógico, ya que sus semicoloniales ex repúblicas soviéticas de Uzbekistán y Tajikistán son la cuna étnica y cultural de dos de las tribus que tomaron el vacío de poder –precisamente, los uzbekos y los tajikos– luego de que los bombardeos norteamericanos destruyeran la línea del frente donde los talibanes habían decidido poner todas sus fichas defensivas. Otro enigma es qué hará Irán, que guarda una relación similar con los hazaras, la tercera de las tribus que ocupó el vacío de poder. Y el enigma final es quién se hará cargo de las zonas pashtunes del sur, de donde son originarios los talibanes. Por lo pronto, dos cosas son seguras: están siendo expulsadas dos fuerzas extranjeras –los árabes y paquistaníes que siguen a Osama bin Laden– y están entrando otras nuevas.

 

A REGAÑADIENTES, FEDERALIZARON LA VIGILANCIA
Aeropuertos casi seguros

Por Gabriel A. Uriarte
Desde Washington D.C.

El aeropuerto Internacional Hartsfield en Atlanta es el más utilizado en Estados Unidos. Cualquier falla se transmite instantáneamente al transporte aéreo en el resto del país. Así, podría esperarse que el grado de seguridad allí sería casi asfixiante después del 11 de setiembre. En cierto sentido lo era, pero ayer se probó los límites de lo que pasa por “alta seguridad” en EE.UU. Hartsfield fue evacuado ayer por más de cuatro horas luego de que un hombre –aparentemente blanco, vestido con para jogging y desarmado–, lograra penetrar un cordón de seguridad que ya había sido reforzado por la Guardia Nacional. Ayer a la noche seguía prófugo, y el aeropuerto todavía no había restaurado los vuelos.
Esa pequeña comedia de enredos es útil para analizar la ley de seguridad aeroportuaria aprobada ayer por el Congreso norteamericano. Era muy similar a la propuesta “dura” que se impulsaba desde el Senado. Prevé una federalización de todos los 28.000 empleados de seguridad en los aeropuertos, lo que requeriría unos 2.600 millones de dólares. El costo, junto con la amenaza de miles de refuerzos para los sindicatos demócratas, gatilló una feroz resistencia entre los republicanos de la Cámara baja, que buscaban mantener el control privado de la seguridad. Estaban apoyados por una muy bien financiada campaña de lobby y por George W. Bush, pero la reciente y todavía misteriosa destrucción del vuelo 587 de American Airlines en Nueva York hizo que su posición se tornara insostenible. Ayer la Cámara de Representantes aprobó la ley con solo nueve votos en contra. La única “concesión” que lograron extraer es que en tres años los aeropuertos podrían optar salirse del esquema federal si pueden demostrar que sus planes privados de seguridad son de calidad comparable.
Además de la federalización propiamente dicha, la ley también quita la seguridad de las manos de la Agencia Federal de Aviación (FAA), cuyo mandato era ambiguo ya que parte de su estatuto lo obligaba a “alentar el viaje aéreo”, transformándolo en una especie de agencia de lobby federalizado para las aerolíneas. Sin embargo, la nueva agencia todavía no fue creada, un proceso difícil como lo prueba la accidentada historia de la Dirección de Seguridad Interior del ex gobernador de Pennsylvania Tom Ridge.
Sin embargo, lo sucedido ayer en el aeropuerto de Hartsfield no constituía del todo un fallo de seguridad ya que el hombre en cuestión fue detectado. La parálisis de ayer resultó de la decisión de evacuar el aeropuerto y la incapacidad de los obesos reservistas de la Guardia Nacional de Georgia de atrapar al intruso, quien pudo haberse escapado junto con los evacuados o bien estar escondido en alguna parte del enorme complejo. Hasta ayer nadie tenía idea de donde podría estar. La ley de ayer es un comienzo, pero nadie puede culpar a los miles de norteamericanos que (según varias encuestas) cancelaron sus planes de viaje para las próximas fiestas.

 


 

Franceses y británicos van hacia
Afganistán. ¿Para qué? Nadie sabe

Por Richard Norton- Taylor y Lucy Ward *
Desde Londres

Todavía no queda claro cuál será el rol de las fuerzas británicas en Afganistán. El gobierno envía señales tan confusas como la situación en el terreno. Pequeños grupos de las fuerzas especiales SAS están en el sur del país tratando de capturar a los líderes del régimen talibán y de Al-Qaeda. En el norte, en la base aérea de Bagram, cerca de Kabul, 100 miembros de las tropas especiales del Special Boat Service (SBS) comenzaron a evaluar cuál será la contribución británica en la guerra en el terreno. Sin embargo, en lo que parece una decisión extremadamente súbita por desplegar los SBS, la antitalibana Alianza del Norte que controla el área señaló que no fue informada del arribo del avión de transporte de tropas Hércules que había aterrizado el jueves al mediodía en Bagram.
“Las tropas británicas llegaron para proveer seguridad a la asistencia humanitaria en Afganistán”, declaró el vocero antitalibán Mohammad Habeel. “Pero su llegada no fue coordinada con nosotros. Fue una decisión británica y en ningún momento nos informaron sobre el asunto. Quizá se vuelvan”, declaró sin pensar. Pero los funcionarios de defensa británicos dijeron que los SBS establecieron una “relación de trabajo” con la Alianza del Norte. El canciller Jack Straw indicó que las tropas británicas no intervendrán en “una guerra civil a gran escala” ni cumplirán “una función policial”. Tampoco se decidió cuál será el rol de los más de 6000 soldados británicos, incluyendo paracaidistas y comandos de la Marina, que están hace 48 horas esperando por una decisión final sobre su destino, de acuerdo con fuentes de defensa. “Obviamente que no irán a Afganistán sin ningún motivo”, razonó un funcionario de Defensa, agregando que la situación humanitaria en Afganistán no es tan terrible como se creyó en un primer momento. Si los SBS permanecen en territorio afgano, serían reemplazados en Bagram por estos paracaidistas y comandos, para reunirse con la SAS en misiones secretas en el sur del país, según estas fuentes.
Desde el gobierno británico, los mensajes esta semana fueron muy diferentes. El premier Tony Blair se pronunció en forma entusiasta sobre el rol potencial de las tropas británicas. Pero el Ministerio de Defensa ha sido más cauto: dijo que cualquier soldado británico deberá tener una misión específica y una estrategia clara de salida. El vocero de Blair agregó más incertidumbre a las tareas británicas en la próxima fase de operaciones militares: “Si las cosas se ponen difíciles, creo que todo puede esperarse”. Las potenciales dificultades incluyen bolsones de resistencia talibán, la situación humanitaria y “un proceso político que aún está en su infancia”. El gobierno británico también pidió “un poco más de cautela” sobre los informes respecto de las atrocidades cometidas luego de la retirada de las fuerzas talibanas.
También existe confusión acerca del rol de las tropas francesas. Los primeros 300 soldados franceses salieron ayer hacia Uzbekistán. De todos modos, el presidente uzbeko, Islam Karimov, dijo en una conferencia de prensa en la vecina Kazajistán: “Ni yo, ni mi gobierno ni todos aquellos que tienen que ver con este tema sabemos nada sobre este asunto”. El objetivo de los franceses es instalarse en la ciudad del norte afgano Mazar-i-Sharif, que fue capturada por la Alianza del Norte hace una semana. Mientras tanto, según un grupo de combate del portaaviones norteamericano “USS Theodore Roosevelt”, los bombardeos sobre Afganistán disminuyeron porque no hay suficiente información de inteligencia sobre los blancos talibanes y de Al-Qaeda. “Estamos haciendo más reconocimiento que bombardeos. Estamos haciendo menos salidas”, dijo el contraalmirante Mark Fitzgerald. “Es muy difícil decirle lo que está pasando en el terreno. Hay mucho tráfico de vehículos en Afganistán, así que no sabemos con seguridad qué está pasando en el sur del país y cómo se están alterando las relaciones entre las tribus”, declaró. Más de 2000 marines norteamericanos, pertenecientes a un grupo anfibio y basados en el USSBataan, están yendo hacia el Mar Arábigo para reunirse allí con un grupo similar.

* De The Guardian de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

 

La KGB entra a la OTAN

El premier británico Tony Blair se dispone a aprovechar el cambio de clima internacional con Rusia –que desde los atentados mostró adhesión a la lucha antiterrorista– proponiéndole ser parte plena de un nuevo consejo atlántico cuyo efecto práctico sería hacer entrar a Rusia a la OTAN. Este plan, que antes hubiera sido utópico, es ahora más verosímil, y está contenido en una carta que envió Blair al secretario general de la OTAN, George Robertson, al presidente ruso Vladimir Putin (foto, ex jefe de la KGB), como a los líderes de la Alianza Atlántica. Es un reconocimiento a Rusia por su compromiso con la campaña actual.

 

PRINCIPAL