Por Oscar Ranzani
La escena simulaba un día
de semana a las 8 de la mañana en alguna línea del subterráneo,
o las largas colas que habitualmente realizan los vecinos de Buenos Aires
ante cualquier trámite administrativo. Pero el motivo era bien
diferente y, antes que una molestia, fue un placer para cinéfilos
y no tanto. La escena se repitió en todas las salas del país
durante el jueves y ayer, en la campaña Vamos al cine,
cuya consigna era cine en todas las salas a $2 para ver cualquier
película. Organizada por la Secretría de Cultura y
Medios de Comunicación y el Instituto Nacional de Cine y Artes
Audiovisuales, la campaña, que contó con el auspicio de
Página/12, resultó un rotundo éxito a nivel nacional
si se tiene en cuenta que, según fuentes del Incaa, alrededor de
230 mil personas se acercaron a las distintas salas de todo el país
el jueves pasado, una cifra que contrasta fuertemente con los 18 mil asistentes
del jueves 8. Esto significó un aumento de más de un 1200%.
El resultado toma aún más impacto al considerar que en un
solo día ingresó más gente a los cines argentinos
que durante la semana del 8 al 12 de este mes, en la que el total fue
de casi 197 mil asistentes. Este éxito demuestra que hay
un público de cine muy superior al que tiene la costumbre de ir.
Intentamos desde el Instituto y desde la Secretaría convocar a
la gente que perdió el hábito de ir al cine, señaló
en diálogo con Página/12 el director del Incaa José
Miguel Onaindia.
A raíz de la campaña se repusieron diversos films que habían
bajado de cartel, como Nueve Reinas, Felicidades, Nueces para el Amor
y Rosarigasinos. También diversos artistas participaron del evento
y vendieron entradas en algunas de las boleterías. Entre ellos,
Víctor Laplace, que estuvo presente en el Complejo Tita Merello,
manifestó que fue extraordinaria la afluencia del público.
Uno como actor recibe el agradecimiento y el reconocimiento de la
gente. Esta campaña es altamente positiva porque los artistas acompañamos
la iniciativa del Incaa. Esto hace pensar que, cuando hay un gesto, la
gente está atenta a recibir algo. Me parece que hace mucho que
a la gente no se le daba nada. Pero cuando sucede, la gente responde.
Por otro lado, hay algo indisoluble que se produce entre el artista y
el público. Es una muestra que permite ver que la gente sigue queriendo
a los artistas.
Buenos Aires no fue la excepción del fenómeno, y a más
de un espectador el acontecimiento le hizo recordar los gloriosos tiempos
del cine cuando, por los años 40, las boleterías se
colmaban en salas inmensas. El centro y los complejos multicine se tiñeron
de una diversidad de público de distintas edades que coincidían
en un comentario unánime: Es una experiencia bárbara,
que la repitan. En este sentido, el titular del Incaa afirmó
que desde el punto de vista del Instituto y de la Secretaría
nuestro objetivo es ampliar y duplicar la cantidad de espectadores que
tiene el cine en Argentina. Este es el primer paso de esta campaña
que queremos instalar desde ahora y que con esta experiencia vamos a ver
cómo la seguimos adelante. Queremos que crezca porque esto no se
planteó como un hecho aislado. A la vez, de esta forma cumplimos
con un objetivo político de darle oportunidades a la gente.
La actiz Ana María Picchio estuvo presente en el cine América,
y pudo captar los reclamos de la gente: La gente decía cosas
como `bajen los precios. Eso sería fantástico, pero
para eso calculo que se tomarán su tiempo. Entonces, lo adecuado
sería hacer esta propuesta aunque sea cada quince días,
concluyó Picchio, quien también sostuvo que, de alguna manera
se cumplió el sueño de todo artista. Es el sueño
de todos los que trabajamos en cine y teatro: tener las salas llenas.
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