Por Horacio Bernades
Es el primer largometraje animado
de la historia y se supone que también el más visto. Es
una de las películas más veces repuestas en el curso del
tiempo, junto con Lo que el viento se llevó y Casablanca. En el
momento de su estreno 1937 representó un gigantesco
paso adelante para la animación, tanto en términos técnicos
como narrativos, estableciendo el paradigma definitivo del género.
Está considerada una obra maestra, y hay quienes creen que es lo
más alto que jamás haya producido el estudio Disney.
Confirmando su carácter de dueña y señora, Blancanieves
y los siete enanitos acaba de sumar una nueva perla para su corona. Su
lanzamiento en DVD, el mes pasado en Estados Unidos, desbancó nada
menos que al Episodio 1 de La guerra de las galaxias y a La momia regresa,
colocándose como el disquito más vendido de la historia,
en su semana de lanzamiento. Desde la semana próxima, la edición
nacional de Blancanieves en DVD estará disponible a la venta en
todas las casas del ramo. Al mismo tiempo llegará a quioscos de
diarios y revistas la versión remasterizada que se edita en VHS,
acompañada de un librito y al mismo precio de $ 14,90 que tienen
todas las ediciones de la Colección Mágica de
Disney.
En Estados Unidos, el DVD de Blancanieves inaugura una colección
de lujo llamada Platinum Collection. Viene en cajita, con
un cuadernillo adjunto y consta de dos discos, llenos de toda clase de
bonus, entre ellos croquis y diseños originales y varias escenas
no incluidas en el largometraje. Algo más modesta, la edición
argentina contiene la película, una historia de la realización,
un corto que le sirvió a Disney de plataforma de pruebas (The Goddess
of Spring), un juego multimedia y un video musical en el que Barbra Streisand
canta una nueva versión de la inoxidable balada Algún
día mi príncipe vendrá. La versión Streisand
está incluida también en el VHS que Disney Argentina hará
llegar a quioscos el miércoles próximo, junto con una versión
subtitulada de Heigh Ho, para que los niños canten
frente al televisor.
En verdad, Blancanieves no es el primer largometraje animado de la historia,
algo que los estadounidenses ignoran o prefieren pasar por alto. Aunque
suene a patrioterismo, no es ningún invento que la precedió,
nada menos que en 20 años, una película argentina. Se trata
de El apóstol, largometraje mudo de 1917 en el que se satirizaba
la figura de Hipólito Yrigoyen, presidente de la Nación
en ese momento, y que realizó el pionero Federico Valle, junto
con los animadores Quirino Cristiani y Diógenes Taborda. En tren
de desmitificaciones, cabe señalar también que la película
de Disney nunca se llamó, en su versión local, Blancanieves
y los siete enanitos (como se la conoce desde siempre), sino Blancanieves
y los siete enanos, tal como figura en los títulos de crédito
de las ediciones en video que ahora se lanzan.
Considerada en su momento una locura de Walt Disney, que empezó
la preproducción en 1934 y decuplicó su presupuesto a lo
largo de esos cuatro años, Blancanieves representó la primera
ocasión en que el padre de Mickey y su equipo se animaron con
The Godess of Spring por único antecedente con la reproducción
animada de figuras humanas. No hay más que reverla para confirmar
su excelencia en este punto: aún hoy, los movimientos de los personajes
son de una sofisticación absoluta, alcanzando, en el caso de la
figura protagónica, una delicadeza y un detalle inigualados. Por
otra parte, el uso de la cámara de multiplanos (invención
de Disney) permite una riqueza de movimiento hasta ese momento inédita,
tanto en los fondos como en las figuras, que se multiplican en el plano
hasta llenarlo, como ocurre en todas las escenas en que Blancanieves aparece
rodeada de los animalitos del bosque.
Blancanieves establece el modelo que, de allí en más, el
hombre criogenizado y sus sucesores impondrían a sus productos
hasta el día dehoy. Empezando por la oposición dramática
entre pureza y maldad y siguiendo por el carácter de film
musical, dado por la abundancia de canciones, así como el
peso cómico que descansa sobre ciertos personajes secundarios,
en este caso los enanitos. Blancanieves funda también, a toda orquesta,
lo mejor y lo peor de Disney. Mientras que la protagonista y todo lo que
la rodea (animalitos cantores, príncipe azul, vocecita agudísima)
chorrean melaza, los enanitos y algunos animales (una tortuga, sobre todo)
son sumamente graciosos y la madrastra es de una perversidad francamente
estimulante. Disney puro, con todo lo que eso significa.
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