Por Verónica
Abdala
Impulsar el hábito de
la lectura y el contacto con los libros de manera no convencional.
Promover el acercamiento de los más chicos a las librerías
y las bibliotecas. Recuperar la figura del librero como orientador en
la búsqueda de placer y conocimiento. Estos son algunos de los
objetivos que dan sentido a la Semana del Libro, que en su quinta edición
la segunda a nivel nacional se llevará a cabo hasta
el 25 de este mes, bajo el lema Leer es una fiesta. El interés
que despierta la propuesta organizada por la Cámara del Libro,
la agrupación de Libreros del interior de la República Argentina
y la Cámara Argentina de Papelerías, Librerías y
Afines reside, básicamente, en las actividades gratuitas
y abiertas (presentaciones de libros, mesas redondas y lecturas) que se
concretarán en librerías y bibliotecas de las distintas
localidades del país. Y, en otro plano, en la venta callejera:
una idea que apunta a facilitar el acceso del público al material
y a favorecer el aumento de las ventas.
Nosotros nos plantamos desde el jueves acá afuera explica
entusiasmado un vendedor del local céntrico de Librería
Cúspide, desde su puesto en la vereda. Juan Manuel Luco, a cargo
de uno de los stands callejeros de Librería Santa Fe (Santa Fe
2372), por su parte, opina: Nos parece que, más allá
de que vendamos más o menos, lo más importante es que los
libreros salgamos a la calle al encuentro con la gente. Aunque nosotros
también notamos una mayor salida y, claro, celebramos este hecho.
A pocos metros del cruce de Santa Fe y Pueyrredón, Libro Shop montó
su stand al aire libre privilegiando los best sellers de autores como
Sidney Sheldon, Wilbur Smith, Stephen King y Robin Cook (todos a 5 pesos).
Como en buena parte de los puestos de las librerías porteñas,
los vendedores anteponen, a la hora de elegir qué mostrar, el precio
a la calidad. A pesar de que una de las recomendaciones de los organizadores
de la Semana del Libro aconseja expresamente a los encargados y dueños
de los locales exponer lo mejor de sus fondos en las mesas instaladas
en la vereda, ya que el objetivo de esta semana no es liquidar saldos
sino ofrecer al público lo mejor de los catálogos.
El problema es que nadie tiene dinero, y la gente elige en relación
al precio, se defiende Daniel Buda, encargado del local emplazado
en Santa Fe 2532. Buda también reconoce que la iniciativa redundó
en un módico aunque comprobable aumento de las ventas. En
este local también notamos que el hecho de exponer los libros en
la vereda favorece la venta. La gente, que muchas veces no se atreve a
entrar al local porque no está decidida a comprar, se anima a hojear
lo que está más a su alcance. Y en ese sentido esta idea
ayuda, reflexionan los encargados de Librería Hernández
(Corrientes 1436).
En el marco de la convocatoria, también los colegios fueron invitados
a participar de una serie de actividades educativas. Una de ellas es el
juego Itinerario por los libros de Argentina, del que podrán
participar los alumnos de EGB 3 y Polimodal interesados en investigar
temas relacionados con la literatura nacional. Respondiendo los cuestionarios
que fueron enviados a las escuelas (y que se publican en www.editores.com
y www.edu.ar), participarán de un sorteo del que resultarán
ganadoras diez escuelas. Cada una de ellas recibirá como premio
una biblioteca compuesta por trescientos libros.
Algunas ofertas tentadoras
Los organizadores de la Semana del Libro pensaron que nada acercaría
más a los lectores que la venta callejera, y la exposición
de lo mejor del catálogo. Las librerías
porteñas pensaron, en cambio, que nada resultaría
tan tentador como los bajos precios. De ahí que hayan aprovechado
para exponer sus mejores ofertas. Librerías Santa Fe ofrece
Obras Inmortales de la Literatura Universal, a 5 pesos cada uno,
y los cuatro tomos de los Relatos Completos de Arthur Conan Doyle,
por un total de 35 pesos. Libro Shop (Santa Fe 2532) ofrece El Evangelio
según el hijo, de Norman Mailer, que se consigue a 5 pesos,
la biografía del Che Guevara de John Lee Anderson a 12, el
Réquiem para una mujer de William Faulkner, y los Cuentos
crueles de Abelardo Castillo, también a 5.
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